Cambio de ciclo

Despu¨¦s de unos a?os de nacionalismo espa?ol patriotero, que se han hecho insoportables y largu¨ªsimos, parece que nos encontramos ante la oportunidad de cambiar el ciclo nacionalista por una pol¨ªtica federal y pluralista, basada en el reconocimiento del otro, el di¨¢logo, la negociaci¨®n y el consenso democr¨¢ticos. El PSOE, y en particular el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, tiene una nueva oportunidad de avanzar en el desarrollo del Estado auton¨®mico y en el reconocimiento de la singularidad de las nacionalidades, especialmente en lo que se refiere a la resoluci¨®n del conflicto vasco y del contencioso pol¨ªtico catal¨¢n.

La v¨ªa vasca y la v¨ªa catalana s¨®lo se parecen en una cosa: son naciones que demandan su derecho a decidir en libertad su propio destino pol¨ªtico en un contexto estatal y europeo plurinacional e interdependiente. A partir de aqu¨ª todo, o casi todo, es distinto. En Euskadi se est¨¢ todav¨ªa en una fase de pacificaci¨®n, de renuncia a la violencia como arma pol¨ªtica, de reconciliaci¨®n de la sociedad vasca, de normalizaci¨®n democr¨¢tica del pluralismo pol¨ªtico sin que nadie tenga que protegerse por tener una filiaci¨®n o simpat¨ªa pol¨ªtica determinadas. Se vive un proceso complejo de iniciativas positivas hacia la erradicaci¨®n de la violencia etarra sin que por ello haya que considerarse cercano el final de las acciones terroristas de ETA. Ahora bien, el plan Ibarretxe no va m¨¢s all¨¢ de la posici¨®n pol¨ªtica del nacionalismo democr¨¢tico vasco, que gracias a la treta Batasuna ha conseguido ser la propuesta del Parlamento vasco para la reforma del Estatuto. No representa la pluralidad pol¨ªtica del pueblo vasco ni es resultado del consenso entre las principales fuerzas pol¨ªticas vascas. Su previsible rechazo por parte del Congreso de los Diputados lo devolver¨¢ a su verdadera condici¨®n de origen: una leg¨ªtima propuesta electoral del nacionalismo democr¨¢tico vasco que pretende conseguir el apoyo mayoritario de la sociedad vasca en las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas.

En Catalu?a la situaci¨®n es completamente distinta. Aqu¨ª no hay conflicto pero s¨ª un contencioso pol¨ªtico no resuelto todav¨ªa, que implica el reconocimiento pleno de la singularidad nacional catalana y el ejercicio efectivo y pleno de la autonom¨ªa pol¨ªtica mediante el respeto al dualismo competencial, las competencias exclusivas, la autonom¨ªa financiera y la responsabilidad fiscal. No se plantea una reforma del Estatuto fuera de los l¨ªmites constitucionales, pero s¨ª una reforma que asegure sin cortapisas el mandato constitucional que reconoce y garantiza el derecho a la autonom¨ªa pol¨ªtica. Cuatro son las condiciones indispensables para que se pueda hablar de una real y efectiva autonom¨ªa pol¨ªtica: 1) el reconocimiento de un espacio pol¨ªtico propio con las propias instituciones de autogobierno; 2) la garant¨ªa del dualismo competencial entre el Estado y las instituciones de gobierno de la autonom¨ªa; 3) la real, suficiente y efectiva autonom¨ªa financiera; 4) la existencia de una instituci¨®n verdaderamente neutral para dirimir y resolver los conflictos de competencias entre las instituciones generales y auton¨®micas del Estado.

La Constituci¨®n espa?ola de 1978 permite un desarrollo del Estado auton¨®mico que va mucho m¨¢s all¨¢ de lo que realmente ha sucedido. Tambi¨¦n permite una regulaci¨®n asim¨¦trica de la autonom¨ªa pol¨ªtica, de forma que no se pueda tratar igual lo que es diferente. Y, especialmente, reconoce la capacidad pol¨ªtica de las instituciones auton¨®micas para reformar el Estatuto con la necesaria consulta o refer¨¦ndum al cuerpo electoral y la aprobaci¨®n por las Cortes Generales mediante ley org¨¢nica. En este sentido, el Parlament de Catalu?a ha tomado la decisi¨®n hist¨®rica de proceder a la reforma del Estatuto de 1979, siguiendo las normas y procedimientos que la Constituci¨®n y el vigente Estatuto establecen. Dentro de unos meses habr¨¢ una propuesta para la reforma, aprobada como m¨ªnimo por una mayor¨ªa de dos tercios, lo que equivale a un amplio consenso entre las fuerzas pol¨ªticas catalanas.

Una propuesta de reforma del Estatuto en el marco de la Constituci¨®n espa?ola y con un apoyo parlamentario tan amplio debe tener en las Cortes Generales una recepci¨®n claramente positiva y favorable. Porque es de l¨®gica democr¨¢tica y pluralista que se respete la decisi¨®n del Parlamento auton¨®mico catal¨¢n si se atiene a la Constituci¨®n y es fruto de un amplio consenso entre las fuerzas parlamentarias catalanas. Otra actitud equivaldr¨ªa a poner en cuesti¨®n el propio ejercicio de la autonom¨ªa pol¨ªtica en un punto tan trascendente como la elaboraci¨®n de la ley institucional b¨¢sica de la autonom¨ªa catalana. Estoy convencido de que en la entrevista entre Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Mariano Rajoy, el pasado viernes, no les pas¨® ni un momento por la cabeza que el PSOE y el PP puedan decidir desde la Moncloa y mediante "pacto de Estado" el dise?o de la reforma de la Constituci¨®n y de los Estatutos de autonom¨ªa. Esto ser¨ªa como volver al aznarato. La negociaci¨®n de la propuesta de reforma del Estatuto catal¨¢n en el Congreso de los Diputados debe pretender conseguir el m¨¢ximo acuerdo posible pero no a costa de recortar o desdibujar normas perfectamente constitucionales, ni relegar la leg¨ªtima y amplia mayor¨ªa pol¨ªtica de la c¨¢mara catalana.

Miquel Caminal es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Barcelona.