Peque?os empresarios
Los latinoamericanos encuentran dificultades de financiaci¨®n para poner en marcha sus negocios
![Oriol G¨¹ell](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F5fd92cde-f0a6-47b2-a7d1-3c8ef569e56f.jpg?auth=7c3e8499d1eff663cbcc4be81567076e47cb5470183ce68b5e216e20c91c466c&width=100&height=100&smart=true)
Empezar un negocio siempre requiere una buena dosis de audacia, pero puede convertirse en una tarea ingente si se pretende hacerlo desde una situaci¨®n econ¨®mica y laboral precaria, sin apenas acceso al cr¨¦dito de los bancos y en un pa¨ªs del que se desconocen muchos usos, costumbres e infinidad de peque?as leyes no escritas.
Gustavo Mart¨ªnez y Maida Rivero, una pareja de panaderos bolivianos de San Blas, han ahorrado para abrir un negocio desde que llegaron a Espa?a, ella en 1996 y ¨¦l dos a?os m¨¢s tarde. Ella trabajaba en el servicio dom¨¦stico y ¨¦l de jardinero, alba?il o de lo que pudiera. "La vida que es muy cara aqu¨ª y lo peque?o de nuestros sueldos nos permitieron ahorrar muy poco", explica ella desde el mostrador del establecimiento que regenta desde octubre en la calle de Zayas, 4.
Decididos a abrir el negocio, sus escasos ahorros no les "daban para nada". "El banco nos ped¨ªa un plan de negocio y yo hice un curso del municipio, pero entre el trabajo, los ni?os [cuatro] y todas las dificultades que surg¨ªan, lo dejamos correr", cuenta la pareja. Encontraron otra v¨ªa para financiar los 5.200 euros necesarios. "Lo cargamos al cr¨¦dito de la tarjeta Visa y pago algo cada mes, pero el inter¨¦s es muy alto, del 23%, y vamos muy ahogados", explica Gustavo.
La panader¨ªa les funciona "bien", pero se turnan en el local para trabajar fuera. ?l en la construcci¨®n, ella limpiando escaleras y pisos de espa?oles. "Es que nos falta preparaci¨®n y formaci¨®n. Ac¨¢ las cosas son muy distintas que en Bolivia", dice Gustavo.
Una de las especialidades del negocio son las salte?as, empanadas bolivianas rellenas de carne, cebolla, guisantes, huevo, patatas, aceitunas y "picante, aunque a los espa?oles les gusta m¨¢s suave". Todos los s¨¢bados y domingos las ofrecen. El resto de la semana venden pan y boller¨ªa -"la compramos precocinada y la horneamos porque a¨²n no tenemos la maquinaria"-, leche y otros alimentos.
Maida estaba contenta a primera hora de la tarde del pasado viernes. Ten¨ªa por delante toda una noche de trabajo porque la embajada de su pa¨ªs le hab¨ªa encargado 200 salte?as para un acto de Fitur, la feria de turismo que estos d¨ªas tiene lugar en Ifema. Pero le satisfac¨ªa "los euros que esto nos va a reportar, que un negocio y cuatro ni?os son muchos gastos".
Di¨®medes Salazar, un ecuatoriano de 47 a?os que tiene un locutorio en el mercadillo de la calle de Mieres, s¨ª logr¨® un cr¨¦dito del banco por 14.000 euros, pero necesit¨® el aval del notario para el que trabaja su compa?era y madre de sus dos hijos. "No hab¨ªa forma. Los bancos me ped¨ªan tantas cosas que era imposible. Suerte tuvimos del empleador de mi compa?era, que se ha portado muy bien con nosotros", coment¨® en su locutorio. A su espalda, banderillas de la selecci¨®n nacional ecuatoriana y de algunos equipos de la Liga de aquel pa¨ªs daban algo de color al austero local de paredes blancas y mamparas de aluminio y cristal.
No abundan los negocios regentados por inmigrantes en el barrio de Simancas. En el mercadillo de la calle de Mieres, hay 30 locales y el de Di¨®medes es el ¨²nico propiedad de un extranjero. ?l es de Loja, ciudad de los Andes situada al sur de Ecuador, ya cerca de la frontera con Per¨².
"Sal¨ª de Loja muy joven y fui a estudiar Econom¨ªa a Quito. Abr¨ª tres negocios, micromercados que les llamamos all¨¢, que son tiendas de alimentaci¨®n. Pero no acababan de arrancar. Mi mujer se vino en 1998 y yo me qued¨¦ con los ni?os. Nos juntamos todos en el 2000", relata.
El de San Blas, admite, es el negocio m¨¢s rentable que ha montado en su vida. "S¨ª, nos da para vivir, ayudar a la familia y ahorrar un poco", explica.
Andr¨¦s Tarruella, de 34 a?os, nacido en Colombia y con la doble nacionalidad porque su abuelo era catal¨¢n, no pidi¨® un cr¨¦dito, pero tuvo que trabajar duro cuatro a?os para ahorrar y crear la peque?a empresa con la que provee de productos inform¨¢ticos a otras compa?¨ªas del este de la capital.
"Llegu¨¦ en 1999 con 37 euros en el bolsillo. Al principio me cost¨® encontrar trabajo. Creo que mi acento me perjudicaba, pero luego encontr¨¦ una ETT que me trat¨® muy bien. En dos a?os pude volver al empleo que ten¨ªa en Colombia, la compraventa de coches. Dos a?os m¨¢s tarde, ya ten¨ªa para crear la empresa", cuenta junto a su esposa M¨®nica.
El caso de Andr¨¦s es un buen ejemplo de la historia pol¨ªtica, social y econ¨®mica de Espa?a en el ¨²ltimo siglo. Su abuelo emigr¨® a Colombia, escaso de dinero y v¨ªctima de las tropas franquistas, que mataran a su hermana. All¨ª prosper¨® y tuvo descendencia. Toda la familia, en una buena posici¨®n econ¨®mica, se traslad¨® a Espa?a a principios de los ochenta. "Ten¨ªamos negocios all¨¢ y nos rentaban bien por el cambio del peso con la peseta", cuenta.
Pero siete a?os m¨¢s tarde, todos tuvieron que hacer el viaje de vuelta a Colombia, porque la "cosa empeor¨® y el peso se hundi¨®". Frustradas sus expectativas profesionales en aquel pa¨ªs, Andr¨¦s decidi¨® volver a Espa?a en 1999. Hoy, ya con un hijo, tiene decidido "quedarse a vivir en Espa?a".
Gustavo y Maida no lo tienen tan claro. Antes de contestar, dudan, se miran, sonr¨ªen y admiten que extra?an "mucho Bolivia". "Espa?a es un pa¨ªs bueno para prosperar. Pero siempre me siento como fuera de mi lugar", explica Maida. "Al final decidiremos por los ni?os", a?ade ¨¦l.
Di¨®medes, en cambio, tiene la decisi¨®n ya tomada. "Yo regreso a Ecuador a final de este a?o. Con los ahorros y lo que gane ahora, all¨¢ puedo abrir un negocio. Mis hijas son a¨²n peque?as y si crecen aqu¨ª, ya no querr¨¢n volver. Yo extra?o a mi familia y, para mis ni?as, no creo que la sociedad de aqu¨ª sea mala, pero los ecuatorianos estamos un poco chapados a la antigua", termina.
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