Cantos divinos

La soci¨®loga argelina plante¨® un paseo espiritual por su pa¨ªs, y cant¨® a Al¨¢ y a su profeta Mahoma. Lo hizo descalza, como si quisiera sentir mejor las ra¨ªces de su canto. El islam se presenta con ella como religi¨®n de paz, amor y fraternidad. De origen bereber (chaui), A?chi retoma cantos de las cofrad¨ªas suf¨ªes, de los campesinos y pastores de Cabilia o de los peregrinos a La Meca. Los panderos, la flauta de ca?a y el dif¨ªcilmente sonorizable sentir, que dibuja las l¨ªneas de bajo, constituyen el sobrio y arcaico acompa?amiento.

Houria A?chi no es de las que permanecen est¨¢ticas junto al pie del micr¨®fono. Tiende la mano hacia los espectadores m¨¢s cercanos, abre los brazos en cruz, y se mueve con energ¨ªa y delicadeza. Lleva al p¨²blico a perderse en las letan¨ªas con voz gutural, ¨¢spera y tensa. Le estaba cantando a Dios, en una evocaci¨®n de lo que hacen los hombres del desierto, sentados en c¨ªrculo hasta el amanecer, cuando vino a perturbarla un m¨®vil. Un segundo soniquete la oblig¨® a parar bruscamente. Pero ni los tel¨¦fonos maleducados rebajaron un recital de gran pureza.