El velocista de seda

El viejo Roger Bambuck, el ¨²nico franc¨¦s que pis¨® fuerte en el territorio de los americanos, se regocijaba. "Ya era hora de que otro franc¨¦s volviera a estar con los mejores del mundo", dijo Bambuck, quien corri¨® la hist¨®rica final de los 100 metros de los Juegos de M¨¦xico 68, uno m¨¢s del grupo de atletas que por aquellos a?os chocaron contra la barrera de los 10 segundos. Bambuck hablaba as¨ª, emocionado, hace tres semanas, la noche que Ronald Pognon corri¨® en Karlsruhe (Alemania) los 60 metros en 6,45s, r¨¦cord de Europa, la cuarta mejor marca de todos los tiempos, empatado con gente del calibre de Bruny Surin o Justin Gatlin, campe¨®n ol¨ªmpico de los 100 en Atenas.

Ese mismo Pognon, un chaval de 22 a?os, se mostr¨® ayer en toda su extensi¨®n en Madrid, en la pista situada a la altura ideal (640 metros), con el calor justo (excesivo, seg¨²n los fondistas, que se quejan de la sequedad del ambiente), con la dureza medida, con las caracter¨ªsticas que le hacen ser una de las pistas m¨¢s r¨¢pidas del mundo. Se vio al Pognon total, mostrando los defectos que circulaban por el mundillo, exhibiendo las virtudes que maravillaron a quienes lo han visto. Se vio al Pognon de las malas salidas. La primera de la primera serie fue nula, en la segunda, asegur¨®, sali¨® media d¨¦cima despu¨¦s de la mayor¨ªa. "Tiene que sufrir m¨¢s en los entrenamientos, tiene tendencia a salir mal, con poca garra", dice su entrenador, Guy Ontanon, quien tambi¨¦n es el t¨¦cnico de Arron y Hurtis. "Adem¨¢s, le gusta incorporarse enseguida, sin haber cogido gran velocidad a¨²n".

Se vio al Pognon bueno, tambi¨¦n. Al atleta de la elegancia caribe?a, larga l¨ªnea -mide 1,85 metros, la talla, dicen los especialistas, de los hombres de 200 metros-, de la progresi¨®n prodigiosa a los 30 metros, suave, elegante, fino tobillo, abri¨¦ndose paso entre los rivales por la calle cuatro con la facilidad de quien corta seda, sin ruido.

Todos los que han escrito de Pognon, todos los t¨¦cnicos, creen que si no es este a?o, el pr¨®ximo s¨ª que podr¨¢ con el r¨¦cord del mundo, con los 6,39s que Mo Greene estableci¨® en Madrid hace siete a?os. "De todas maneras", explicaba recientemente el propio Greene, "es una marca inferior a lo que valgo. Ning¨²n gran velocista corre los 60 metros de una manera completa. Yo cuando hago 60 metros los hago como si estuviera corriendo los 100, y la marca es como un tiempo de paso".

Hay una estad¨ªstica ¨²nica. Dice que todos los velocistas con 6,46s o menos en los 60 metros bajan, antes o despu¨¦s, de los 10s en los 100 metros. Los te¨®ricos afinan m¨¢s y dicen que quien corre los 100 en 9,92s debe pasar por los 60metros en 6,46s. Bambuck, entonces, podr¨¢ ser plenamente feliz. Un franc¨¦s podr¨¢ con la barrera que para ¨¦l fue infranqueable. Ser¨¢ Pognon, el de la voz suave, t¨ªmida. "S¨ª, ser¨¢ rapid¨ªsimo", aventura Mo Greene, "pero antes deber¨¢ aprender a superar la presi¨®n. Est¨¢ en un continente, en el que cualquier joven que apunta se convierte en una estrella medi¨¢tica. En Estados Unidos s¨®lo salimos en los peri¨®dicos cuando ganamos medallas ol¨ªmpicas".