1 de Mayo global
Compro un libro para mi hija. Se titula Baserri alaia. Un vistazo a su contraportada me informa de que tengo entre mis manos un producto global. En su origen, la historia procede de un libro publicado en ingl¨¦s por una editorial ubicada en la ciudad de Surrey, en Gran Breta?a. La traducci¨®n del ingl¨¦s al castellano fue realizada por una editorial de Buenos Aires, Argentina. Publicado en euskera por una editorial de San Sebasti¨¢n, las tareas de impresi¨®n, es decir, la confecci¨®n f¨ªsica del libro, tuvieron lugar en Tailandia. Desde Tailandia los ejemplares volvieron a Euskadi y se distribuyeron por las librer¨ªas. Y esto si nos fijamos tan s¨®lo en las tareas de edici¨®n e impresi¨®n, que no agotan todo el proceso de composici¨®n y venta del libro. ?De d¨®nde proced¨ªa la madera utilizada para elaborar el papel? ?D¨®nde se realizo la transformaci¨®n?
Estamos hablando de un simple libro. Pensemos en un producto m¨¢s complejo, como por ejemplo un coche. Robert Reich presenta un ejemplo del complejo funcionamiento de esta nueva red transnacional: "Cuando un norteamericano compra un Pontiac Le Mans a General Motors, inconscientemente est¨¢ realizando una transacci¨®n internacional. De los 10.000 d¨®lares que paga a General Motors, cerca de 3.000 van a Corea del Sur, donde se efectuaron los trabajos de rutina y las operaciones de montaje; 1.750 d¨®lares van a Jap¨®n por la fabricaci¨®n de los componentes de vanguardia (motores, eje de direcci¨®n e instrumentos electr¨®nicos); 750 d¨®lares a Alemania por el dise?o y el proyecto del prototipo; 400 d¨®lares a Taiwan, Singapur y Jap¨®n por los peque?os componentes; 250 d¨®lares a Gran Breta?a por los servicios de marketing y publicidad; y cerca de 4.000 d¨®lares pasan a los intermediarios estrat¨¦gicos de Detroit, a los abogados y banqueros de Nueva York, a los lobbies en Washington, a las aseguradoras de todo el pa¨ªs, y a los accionistas de General Motors -la mayor¨ªa de los cuales son norteamericanos, aunque hay un n¨²mero creciente de extranjeros-".
Es la globalizaci¨®n, decimos. Nos hemos acostumbrado a desayunarnos con noticias sobre deslocalizaciones, anuncios de empresas que desplazan su producci¨®n a otros pa¨ªses, informes sobre la creciente presencia de trabajadores extranjeros en determinados sectores productivos, etc. Pero es preciso aclarar que no es el trabajo lo que se ha globalizado, sino el proceso de trabajo. La distinci¨®n es importante. A diferencia de lo que ocurre con el capital, potencialmente globalizable en todas y cada una de sus unidades (d¨®lares, euros), el trabajo es indisociable de la persona trabajadora. Por su propia naturaleza, las personas no pueden ni deben ser movilizadas en el mercado global de la misma manera que otros factores de producci¨®n: no pueden desplazarse por el mundo en tiempo real, como el capital; no deben almacenarse, acumularse como stock, trasladarse de un mercado a otro en busca de la mejor relaci¨®n de coste, etc. Pero, por encima de todo, al capitalismo global no le interesa que las personas puedan moverse por el mundo con libertad.
La combinaci¨®n de un capital globalizado, absolutamente m¨®vil, y una fuerza de trabajo localizada, territorialmente fijada, se ha convertido no s¨®lo en un factor de beneficio, sino en la principal fuente de un nuevo poder. Como se?ala Zygmunt Bauman, la pr¨¢cticamente ilimitada movilidad de los propietarios y administradores del capital es la base de un radical descompromiso del poder respecto de toda obligaci¨®n: de los deberes para con los empleados, para con los m¨¢s j¨®venes y los m¨¢s d¨¦biles, o incluso con las generaciones a¨²n no nacidas. "Sacudirse la responsabilidad por las consecuencias -concluye- es el beneficio m¨¢s ambicionado y apreciado que la nueva movilidad aporta al capital que flota libremente y carece de v¨ªnculos locales".
S¨®lo un contrapoder igualmente global podr¨¢ hacer frente a esta demenciada deriva, a este potencial caballo de Atila global. De su capacidad para construir este contrapoder depende no s¨®lo el futuro del movimiento obrero, sino el de toda la humanidad. ?Trabajadores del mundo, un¨ªos!.
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