Una aventura americana
La diplomacia espa?ola tuvo que improvisar una pol¨ªtica hacia Ch¨¢vez despu¨¦s de la venta de armas. Es la apuesta m¨¢s arriesgada de nuestra acci¨®n exterior
La venta de armas espa?olas a Venezuela no parece el resultado de una pol¨ªtica exterior cuidadosamente estudiada que trata de influir en un continente de gran importancia estrat¨¦gica para Espa?a en un momento particularmente delicado en Am¨¦rica Latina. De la reconstrucci¨®n de esa operaci¨®n con fuentes informadas en Madrid, Caracas y Bogot¨¢ se desprende m¨¢s bien que se trata de una gesti¨®n improvisada, acelerada por asuntos dom¨¦sticos, como la crisis de la empresa Izar, y que ha sido, en t¨¦rminos generales, mal acogida en la regi¨®n.
La venta (patrulleras, buques tanqueros y aviones de transporte concebidos esencialmente para labores de vigilancia) fue acordada en noviembre pasado en las conversaciones mantenidas por el presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, durante su viaje a Espa?a, con el ministro de Defensa, Jos¨¦ Bono. La concreci¨®n de la venta y la elaboraci¨®n del contrato fue efectuada por los propios funcionarios de ese Ministerio y por el embajador de Espa?a en Caracas, Ra¨²l Morodo, viejo amigo de Bono desde sus a?os de militancia en el Partido Socialista Popular (PSP), sin que fuese informado el Ministerio de Asuntos Exteriores.
S¨®lo cuando esas gestiones hab¨ªan concluido y se hab¨ªa proyectado una visita del presidente del Gobierno a Caracas -en una escala en el regreso de su viaje a Chile en enero- para la firma del contrato de venta, conocieron la noticia los responsables de la diplomacia espa?ola. En ese momento, Venezuela y Colombia viv¨ªan un clima de fuerte tensi¨®n por la detenci¨®n ilegal en Venezuela de Ricardo Granda, un dirigente guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Los funcionarios de Exteriores advirtieron a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero de que una venta de armas en esas circunstancias ser¨ªa interpretada por Colombia como un gesto de gran hostilidad y podr¨ªa hipotecar toda la pol¨ªtica del Gobierno en Am¨¦rica Latina. El secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino Le¨®n, incluso amenaz¨® con presentar la dimisi¨®n si no se suspend¨ªa el viaje de Zapatero a Caracas y, como m¨ªnimo, se retrasaba la venta de armas a Ch¨¢vez.
El presidente del Gobierno acept¨® la solicitud de Exteriores y, convencido del malestar que se hab¨ªa creado con Colombia, accedi¨® a mantener una conversaci¨®n telef¨®nica con el presidente de Colombia, ?lvaro Uribe, para intentar aclarar la situaci¨®n. Hay versiones distintas en fuentes pol¨ªticas de ambos pa¨ªses sobre qui¨¦n tom¨® la iniciativa de la comunicaci¨®n, aunque parece que fue Zapatero quien llam¨® con el prop¨®sito de hacer algunas precisiones sobre el car¨¢cter no ofensivo del material vendido y sobre la presi¨®n que sent¨ªa el Gobierno espa?ol de parte de los trabajadores de Izar, que se beneficiar¨ªan del encargo de los barcos para Venezuela. Uribe expres¨® su malestar de forma en¨¦rgica.
Una cumbre sobre la marcha
Ante el hecho de que la venta de armas era ya inevitable sin hacer un grave desaire a Ch¨¢vez, la diplomacia espa?ola se puso a trabajar en un plan para dar cobertura pol¨ªtica a esa operaci¨®n y evitar, al menos en el plano propagand¨ªstico, que la primera acci¨®n resonante del Gobierno de Zapatero en Am¨¦rica Latina fuera una venta de armas. De ah¨ª surgi¨® la cumbre que Venezuela, Colombia, Brasil y Espa?a celebraron el 30 de marzo en Ciudad Guyana (Venezuela), un d¨ªa antes de la firma del contrato de armamento.
En realidad, este episodio tiene su origen muchos meses antes, en el ¨²ltimo a?o del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Probablemente motivado por su deseo de seguir la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos, que en Am¨¦rica Latina ten¨ªa como m¨¢xima prioridad garantizar la seguridad de Colombia y reafirmar el Gobierno de ?lvaro Uribe, Espa?a ofreci¨® a Colombia la venta a un precio meramente simb¨®lico de 41 tanques AMX30 y otros cinco carros de apoyo log¨ªstico, adem¨¢s de 200 obuses como munici¨®n. Esa oferta despert¨® un gran inter¨¦s en el Ej¨¦rcito colombiano, que no dispone actualmente de tanques. Venezuela posee m¨¢s de 200.
Existe un debate no resuelto en Colombia sobre si el Ej¨¦rcito de ese pa¨ªs necesita realmente tanques para luchar contra la guerrilla. Algunos pol¨ªticos y expertos creen que los tanques ser¨ªan eficaces en algunas zonas para asegurar las carreteras y evitar los secuestros; otros opinan que si Colombia no ha tenido tanques hasta ahora es porque la orograf¨ªa colombiana y la fragilidad de su infraestructura vial los hace in¨²tiles en la lucha antiguerrillera y que los tanques espa?oles s¨®lo hubieran servido para ser desplegados en la frontera con Venezuela, ¨²nica zona llana del pa¨ªs.
La venta presentaba, adem¨¢s, el inconveniente de la calidad del material. Los tanques eran unidades dadas de baja por el Ej¨¦rcito espa?ol en su proceso de renovaci¨®n y modernizaci¨®n. Se trata de veh¨ªculos producidos en Francia, pero readaptados ampliamente en Espa?a. Diversos estudios t¨¦cnicos revelaron que s¨®lo una docena de los 46 veh¨ªculos ofrecidos estaban verdaderamente operativos, al resto les faltaban piezas o requer¨ªan reparaciones importantes. Pese a todo, el Gobierno espa?ol solicit¨® y obtuvo el permiso del Ministerio de Defensa franc¨¦s para realizar la venta, que finalmente lleg¨® a concretarse a un precio de algo m¨¢s de cinco millones de euros.
Ese contrato representaba una opci¨®n pol¨ªtica de Aznar que, a la larga, terminar¨ªa pesando en los acontecimientos posteriores. El PSOE critic¨® entonces la venta de tanques a Colombia y respald¨® una iniciativa parlamentaria de Izquierda Unida para evitar la ejecuci¨®n del contrato, cosa que hizo en cuanto lleg¨® al Gobierno. Venezuela tambi¨¦n protest¨® por esa venta. Y, finalmente, consciente de que la operaci¨®n estaba condenada al fracaso, el propio Uribe renunci¨® p¨²blicamente a la adquisici¨®n de los tanques.
El episodio de los tanques a Colombia dej¨®, sin embargo, alguna secuela en los primeros meses del Gobierno de Zapatero, cuando se trataba de fijar visiblemente un nuevo rumbo en la pol¨ªtica exterior espa?ola. Ese trasfondo es inseparable de la iniciativa de Bono de vender otro material militar, aparentemente menos b¨¦lico, al contrapunto de Colombia en Am¨¦rica Latina, Venezuela.
El memor¨¢ndum interno de Uribe
Sobre la marcha, la diplomacia espa?ola tuvo que ir haciendo frente a los problemas que esa iniciativa iba a generar. Por lo que respecta a Colombia, el pragmatismo acab¨® por imponerse. En un memor¨¢ndum interno preparado a pu?o y letra por Uribe poco despu¨¦s de participar en la cumbre cuatripartita de Ciudad Guayana, el presidente de Colombia escribi¨® lo que resume su doctrina ante esta crisis:
1. Colombia no tiene manera de impedir que Espa?a o Rusia vendan armas a Venezuela.
2. Colombia, presente en el debate, puede exigir condiciones.
3. Colombia tambi¨¦n necesita armas.
4. Colombia trabaja los siguientes temas:
a) Negociaci¨®n p¨²blica de armas en el mercado legal, no en el mercado negro.
b) Uso de las armas:
-Contra el terrorismo, el narcotr¨¢fico y la violencia.
-Para proteger a la poblaci¨®n.
-Evitar que armas nuevas o viejas lleguen a terroristas.
c) Imponer controles.
d) Equidad: con nuestra posici¨®n carecer¨¢n de razones para no vendernos armas.
Particularmente sobre la participaci¨®n en la cumbre venezolana, el presidente Uribe anot¨® en ese informe privado, no conocido hasta ahora, una serie de razones en pro y en contra de acudir.
- En contra:
-Nos a¨ªslan.
-Parecemos ap¨¦ndices USA.
-Riesgo (?ELN?) ponga agenda Colombia.
-Indiferencia o rechazo a la pol¨ªtica de seguridad democr¨¢tica.
- A favor:
-Nos integramos, nos respetan.
-Como aliados de USA nos abrimos a otros aliados.
-Nosotros ponemos las condiciones.
-Obtuvimos apoyo a la seguridad democr¨¢tica.
Las palabras de Uribe revelan que Colombia ha aceptado como un hecho inevitable la venta de armas a Venezuela, pero anticipan tambi¨¦n el riesgo de una carrera armamentista, que probablemente no estaba entre los riesgos considerados por el Gobierno espa?ol cuando puso en marcha esa operaci¨®n.
El desencanto de la oposici¨®n
Algo m¨¢s previsible pod¨ªa resultar el desencanto con que la iniciativa espa?ola fue recibida entre los rivales de Hugo Ch¨¢vez dentro de Venezuela. Para la oposici¨®n venezolana, tanto la calidez demostrada en la visita de Ch¨¢vez a Espa?a como la venta de armas, confirmaron un hecho desde su perspectiva lamentable: Zapatero se hab¨ªa hecho amigo de quien para ellos es un caudillo que est¨¢ liquidando la democracia venezolana. "?Sabe la opini¨®n p¨²blica espa?ola que antes de Zapatero s¨®lo otros dos l¨ªderes pol¨ªticos han hablado ante el Parlamento durante el mandato de Ch¨¢vez, que son Fidel Castro y el presidente Jatam¨ª de Ir¨¢n?", pregunta Alfonso Marquina, dirigente de Acci¨®n Democr¨¢tica, un partido socialdem¨®crata, estrecho aliado del PSOE cuando estaba a su frente el ex presidente Carlos Andr¨¦s P¨¦rez y que actualmente es el mayoritario entre los esca?os de la oposici¨®n.
Para medir la oportunidad de la pol¨ªtica de Zapatero en lo que respecta a sus efectos en la pol¨ªtica interna venezolana ser¨ªa necesario calibrar verdaderamente la graduaci¨®n democr¨¢tica del r¨¦gimen de Ch¨¢vez, cosa en la que discrepan dr¨¢sticamente los amigos y enemigos del Gobierno, pero que parece baja, a tenor de la acumulaci¨®n de testimonios sobre el control de los poderes por parte del r¨¦gimen. Ch¨¢vez ha ganado con mayor¨ªa todas las elecciones a las que ha concurrido desde 1998, incluido un refer¨¦ndum revocatorio. En parte, gracias a la ineficacia de una oposici¨®n atomizada y vocinglera que no ha sido capaz nunca de articular una alternativa moderada y cre¨ªble. Pero es dif¨ªcil, s¨®lo con eso, concederle al r¨¦gimen venezolano la homologaci¨®n de democr¨¢tico. El comentarista Teodoro Petkoff, que pas¨® de dirigente guerrillero a ministro en el segundo mandato de Rafael Caldera, es quien quiz¨¢ hace un balance m¨¢s imparcial: "?sta no es una dictadura a lo Pinochet ni un r¨¦gimen totalitario a la cubana. Es un r¨¦gimen ambiguo con una pierna en aguas democr¨¢ticas (forzado por distintas circunstancias) y otra pierna en aguas francamente autoritarias (con tendencia a profundizar este aspecto). Es un r¨¦gimen personal y caudillista. Ahora bien, la pol¨ªtica de Zapatero es m¨¢s ¨²til para nosotros que la de EE UU".
Existen peri¨®dicos libres -incluso ocupando el espacio tradicional de los partidos de oposici¨®n-, pero los periodistas son amenazados por fuerzas del r¨¦gimen, que copa de forma absoluta los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos. "Podemos informar de lo que queremos pero a un precio muy alto. En estos momentos nos enfrentamos a medio centenar de juicios para defender nuestros derechos, y con la nueva ley de televisi¨®n la situaci¨®n se va a poner mucho m¨¢s dif¨ªcil", dice Guillermo Zuloaga, presidente de Globovisi¨®n, la emisora m¨¢s combativa. Zuloaga y sus periodistas est¨¢n preocupados por la nueva Ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisi¨®n que, entre otros aspectos discutibles, le da al Gobierno el control de cinco horas y media de la programaci¨®n de todos los canales. El Gobierno, por el contrario, cree ser demasiado tolerante con los medios. "Si en Espa?a hay una televisi¨®n que apoya a Tejero, la cierran", apuesta el vicepresidente de la Rep¨²blica, Jos¨¦ Vicente Rangel.
El Ej¨¦rcito es una fuerza leal, no al presidente, sino a la revoluci¨®n bolivariana encabezada por Ch¨¢vez. Y para mayor garant¨ªa de su control personal, el ex coronel golpista ha comenzado a desarrollar unos llamados Batallones de Reserva que pueden llegar a convertirse en una especie de guardia pretoriana. Rangel advierte de que la fuerza de reserva es "para mantener a la gente entrenada" por si EE UU "intenta una invasi¨®n de Venezuela", pero sobre todo para garantizar la supervivencia de la revoluci¨®n bolivariana. "Aqu¨ª no se va a repetir un 11 de abril (fecha del fracasado golpe contra Ch¨¢vez), eso lo puede escribir mil veces, ni se volver¨¢ a producir el sabotaje del paro nacional; nuestro pueblo y nuestro Ej¨¦rcito est¨¢n preparados para hacerles frente", afirma el vicepresidente.
No hay presos pol¨ªticos (a menos que se quiere atribuir tal denominaci¨®n a algunos militares acusados de conspirar contra el Gobierno o de ayudar a Colombia en la detenci¨®n del dirigente de las FARC), pero el margen para la disidencia se est¨¢ haciendo cada d¨ªa m¨¢s estrecho y dif¨ªcil. Fuentes de intereses muy distintos coinciden en que los firmantes del refer¨¦ndum contra Ch¨¢vez est¨¢n sufriendo discriminaciones y hasta persecuciones.
En este estado de cosas, ?es correcta la pol¨ªtica de Zapatero con Ch¨¢vez? ?Qu¨¦ tipo de relaci¨®n es la m¨¢s adecuada con un l¨ªder como Ch¨¢vez? "Una relaci¨®n en la que se le obligue a respetar los cauces democr¨¢ticos, una relaci¨®n en la que Zapatero mantenga los ojos abiertos, sabiendo donde est¨¢, sabiendo que esto no es una democracia", responde Petkoff.
"?Di¨¢logo? Zapatero no entiende"
Durante su visita a Caracas Zapatero se reuni¨® con representantes de los principales grupos de la oposici¨®n venezolana, con excepci¨®n precisamente de Acci¨®n Democr¨¢tica, que esperaba un trato preferencial de parte del presidente socialista en correspondencia a la estrecha relaci¨®n hist¨®rica con el PSOE. "Zapatero no entiende a Ch¨¢vez", concluy¨® uno de los participantes en aquella reuni¨®n, el veterano pol¨ªtico Rafael Sim¨®n Jim¨¦nez. "Vino aqu¨ª a pedirnos consenso y di¨¢logo sin darse cuenta c¨®mo se rieron de su discurso los miembros del Gobierno", dice Jim¨¦nez. Seg¨²n Rangel, entre Zapatero y Ch¨¢vez se ha establecido "una fuerza de atracci¨®n mutua".
La diplomacia espa?ola act¨²a en la regi¨®n, como en su d¨ªa hizo Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, con la confianza de poder ejercer una influencia positiva sobre Ch¨¢vez, pero la misi¨®n no es sencilla. Ch¨¢vez no es un pol¨ªtico que est¨¦ dudando entre elegir el camino de la democracia o de la revoluci¨®n; opt¨® por este ¨²ltimo hace tiempo y, simplemente, intenta hacer compatible su proyecto con los tiempos y el espacio en que le ha tocado desarrollarlo. En opini¨®n de Petkoff, "Ch¨¢vez ha inventado una cosa que los cubanos llevaban buscando durante mucho tiempo". El chavismo ha penetrado ya profundamente en la sociedad venezolana, pobre (m¨¢s de 70% de ¨ªndice de pobreza, y la mitad de esa cifra, en extrema pobreza) y clientelizada. Con una oposici¨®n desecha tras su cadena de fracasos, Ch¨¢vez es el ¨²nico capaz de desarrollar verdadero activismo pol¨ªtico en el pa¨ªs. Con el apoyo del Ej¨¦rcito y el instrumento del petr¨®leo -garantizado tras la purga efectuada con el despido de m¨¢s de 20.000 de los 35.000 empleados de la empresa Petr¨®leos de Venezuela-, su supervivencia en el poder se antoja larga. ?sa parece ser tambi¨¦n la apuesta de la pol¨ªtica exterior espa?ola.
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