El proyecto Ch¨¢vez
Hugo Ch¨¢vez tiene un plan calculado y ambicioso para toda Am¨¦rica Latina. De momento, ha sabido redefinir la izquierda. La relaci¨®n con Zapatero es una pieza de su rompecabezas
En un momento de agitaci¨®n en Am¨¦rica Latina, el ex teniente coronel Hugo Ch¨¢vez es el dirigente con mayor influencia en el desarrollo de los acontecimientos en todo el continente, el l¨ªder que m¨¢s inter¨¦s ha despertado en esa regi¨®n desde el triunfo de Fidel Castro y quien mejor compite con el viejo revolucionario cubano en cuanto a carisma y magnetismo popular. Ch¨¢vez se ha convertido tambi¨¦n en el principal azote de la pol¨ªtica de la Casa Blanca en Am¨¦rica y en el m¨¢s cre¨ªble desaf¨ªo del sistema de democracia liberal, crecientemente amenazado hoy despu¨¦s de m¨¢s de una d¨¦cada en ascenso.
No es, por tanto, de extra?ar la enorme inquietud que Hugo Ch¨¢vez, presidente de Venezuela, despierta en Estados Unidos ni la atenci¨®n con la que se sigue en toda la regi¨®n la pol¨ªtica de aproximaci¨®n a su Gobierno conducida por el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. El cenit de esa inquietud y de esa atenci¨®n fue el acuerdo de compra de material militar espa?ol suscrito el 31 de marzo durante la visita oficial de Zapatero a Caracas. Ese contrato, valorado en unos 1.300 millones de euros, representa la mayor venta de armas hechas por un Gobierno de Espa?a en todo el periodo democr¨¢tico. Sumado a otros acuerdos de compra de armamento alcanzados por Ch¨¢vez en los ¨²ltimos meses, esto ha dado pie a una pol¨¦mica internacional de la que hasta ahora s¨®lo ha trascendido una peque?a parte.
El asunto ha sido debatido en el plano dom¨¦stico con gruesos argumentos por parte del Partido Popular sobre las nuevas prioridades de la pol¨ªtica exterior espa?ola (el supuesto eje Zapatero-Ch¨¢vez-Castro) y respuestas m¨¢s bien escapistas por parte del Gobierno rebajando el valor militar del material vendido y matizando las cr¨ªticas al presidente venezolano con algunos m¨¦ritos de su gesti¨®n.
Conclusiones de una pol¨ªtica de riesgo
EL PA?S ha sondeado las consecuencias de la pol¨ªtica de Zapatero hacia Venezuela consultando a distintos portavoces pol¨ªticos de ese pa¨ªs y de su principal vecino y rival, Colombia, as¨ª como a fuentes diplom¨¢ticas de otros pa¨ªses latinoamericanos, de Espa?a y Estados Unidos, y pueden extraerse algunas conclusiones:
- La relaci¨®n entre Zapatero y Ch¨¢vez es seguida con atenci¨®n y profunda desconfianza por Estados Unidos, que desaconsej¨® reiteradamente al Gobierno espa?ol la venta de armas y le advirti¨® en varias ocasiones sobre los efectos negativos de su aproximaci¨®n a Ch¨¢vez.
- La compra de material militar por parte de Venezuela despierta en Colombia muchas m¨¢s reticencias de las que se han hecho p¨²blicas y puede provocar una nueva carrera armamentista en la regi¨®n.
- Otros Gobiernos latinoamericanos aprecian, no obstante, la implicaci¨®n de Zapatero como una oportunidad para moderar la pol¨ªtica exterior de Ch¨¢vez.
- El apoyo de un pa¨ªs de la influencia de Espa?a puede consolidar las tendencias autoritarias de Ch¨¢vez y debilita a los partidos de la oposici¨®n venezolana, entre ellos, a los antiguos aliados de los socialistas espa?oles.
Por instrucciones de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, funcionarios norteamericanos celebraron al menos ocho reuniones con distintos representantes del Gobierno espa?ol en Washington y en Madrid, antes de que Rodr¨ªguez Zapatero viajase a Caracas, para expresarle la oposici¨®n de EE UU a la firma del contrato de venta de armas. En todas esas reuniones, los portavoces estadounidenses dejaron claro a sus interlocutores que, seg¨²n ellos, Espa?a estaba enviando "una mala se?al, una se?al preocupante, una se?al que no promov¨ªa la pol¨ªtica adecuada", seg¨²n los t¨¦rminos empleados por una fuente que conoce el contenido de esas reuniones.
Finalmente, esto le fue expresado personalmente al ministro de Asuntos Exteriores espa?ol, Miguel ?ngel Moratinos, por la propia Condoleezza Rice. En esa reuni¨®n, el ministro espa?ol explic¨® que el papel de Espa?a en Venezuela podr¨ªa ser, para satisfacci¨®n de Washington, el de frenar los sue?os de Ch¨¢vez de extender su revoluci¨®n bolivariana a otros pa¨ªses de la regi¨®n. Rice se limit¨® a contestar que en el futuro habr¨ªa oportunidades de comprobar las verdaderas posibilidades de Espa?a de ejercer un papel de contenci¨®n de Ch¨¢vez, y que EE UU observar¨ªa atentamente la actuaci¨®n espa?ola en ese terreno y juzgar¨ªa por sus resultados, sin manifestar ninguna fe al respecto. La rapidez con la que el Gobierno espa?ol reaccion¨® tras la revuelta que destituy¨® el 20 de abril al presidente de Ecuador, Lucio Guti¨¦rrez, y la disposici¨®n de EE UU a colaborar con Espa?a en la b¨²squeda de una soluci¨®n a la crisis tienen mucho que ver con el contenido de esa reuni¨®n entre Moratinos y Rice.
El largo brazo de Ch¨¢vez
Washington ve, indirectamente, la mano de Ch¨¢vez en la desestabilizaci¨®n constante de la situaci¨®n en Ecuador, en la medida en que le atribuye al presidente venezolano una estrategia global para influir en todos los pa¨ªses andinos, pero sobre todo acusa al ex militar golpista de mover los hilos de los movimientos ind¨ªgenas en Bolivia y, en particular, del principal dirigente de la oposici¨®n en ese pa¨ªs, Evo Morales.
Funcionarios norteamericanos en Caracas aseguran que Morales estuvo en la capital venezolana, formalmente participando en una reuni¨®n de organizaciones indigenistas, el fin de semana anterior al comienzo en febrero de las ¨²ltimas protestas populares contra el presidente Carlos Mesa. Esas fuentes afirman que, en esa visita, el pol¨ªtico boliviano se reuni¨® con Ch¨¢vez y acord¨® con ¨¦l los planes que se concretar¨ªan unos d¨ªas m¨¢s tarde. La diplomacia norteamericana cree, seg¨²n los medios consultados, que Ch¨¢vez "intenta construir internamente un sistema pol¨ªtico, desde luego estatista y no democr¨¢tico, pero suficientemente atractivo para que pueda ser exportado a otros pa¨ªses vecinos". En el fondo, de acuerdo a este an¨¢lisis, es la repetici¨®n del sue?o emprendido por Fidel Castro con el env¨ªo del Che Guevara, precisamente a Bolivia tambi¨¦n.
El paralelismo con Cuba no es s¨®lo de car¨¢cter hist¨®rico. EE UU calcula que actualmente desarrollan actividades en Venezuela unos 25.000 cubanos enviados por el r¨¦gimen de Castro; 20.000 de ellos son m¨¦dicos que participan en programas sociales del Gobierno venezolano; el resto, maestros, entrenadores deportivos y asesores del Gobierno en distintos grados. Seg¨²n EE UU, los ministerios m¨¢s significativos cuentan con asesores cubanos. El Gobierno venezolano niega la presencia de cubanos trabajando directamente en las oficinas del Gobierno y asegura que los cubanos -oficialmente se habla de 15.000 o 20.000- desarrollan ¨²nicamente una labor de tipo social de forma desinteresada. "Si EE UU nos env¨ªa 20.000 m¨¦dicos dispuestos a vivir en los cerros (las zonas de concentraci¨®n de la poblaci¨®n m¨¢s humilde), entonces nosotros echamos a los cubanos", afirma el vicepresidente de Venezuela, Jos¨¦ Vicente Rangel, un antiguo periodista y viejo militante de izquierdas a quien se reconoce casi un¨¢nimemente en Caracas como la mente m¨¢s l¨²cida del r¨¦gimen.
Fidel Castro no ejerce sobre el Gobierno de Ch¨¢vez una influencia similar a la que en su d¨ªa tuvo sobre el r¨¦gimen sandinista en Nicaragua o sobre movimientos de naturaleza pro castrista en los a?os setenta y ochenta. De hecho, en esta oportunidad, Ch¨¢vez es la parte fuerte de esta alianza gracias, no s¨®lo a la mayor vitalidad de su proyecto pol¨ªtico, sino, sobre todo, al poder que le confiere la entrega a bajo precio del petr¨®leo suficiente para mantener a flote la econom¨ªa de la isla. Castro fue para Ch¨¢vez un ejemplo desde sus primeras lecturas pol¨ªticas y sigue siendo hoy una referencia, una fuente de ense?anza y un modelo en la construcci¨®n de un sistema de Gobierno que no deja de ser, o de intentar ser, revolucionario.
Bol¨ªvar, fuente de inspiraci¨®n
Sin embargo, el motivo principal de inspiraci¨®n de esta revoluci¨®n, como es sabido, es Bol¨ªvar. No es un anacronismo ni un desvar¨ªo tropical. Ch¨¢vez ha ahondado en la biograf¨ªa del Libertador para hacer vigente al Bol¨ªvar revolucionario, y es precisamente esto lo que convierte al militar venezolano en un motivo nuevo de preocupaci¨®n o de ilusi¨®n para sus vecinos. Con la llegada de Ch¨¢vez al poder en Venezuela se produjo un cambio de r¨¦gimen, no s¨®lo de Gobierno. Tom¨® el poder un miembro de un Ej¨¦rcito que se reconoce a s¨ª mismo como el Ej¨¦rcito heredero de Bol¨ªvar, llamado a completar la obra que no pudo acabar el Libertador, que muri¨® solo y traicionado por las oligarqu¨ªas criollas. De alguna manera, de la mano de Ch¨¢vez, aquella traici¨®n ha sido reparada en Venezuela, pero no en Colombia ni en los dem¨¢s pa¨ªses liberados por Bol¨ªvar. Hoy Ch¨¢vez ha conseguido dar actualidad a esa causa y convertir, con mayor o menor dosis de artificialidad, la hist¨®rica misi¨®n bolivariana en una lucha actual contra los partidos pol¨ªticos tradicionales y contra el papel de EE UU en el continente. Como consecuencia, muchas de las organizaciones de izquierda y de extrema izquierda de Am¨¦rica Latina han sustituido sus viejos p¨®steres de Lenin por otros de Bol¨ªvar, y grupos como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se envuelven en la bandera del Libertador para justificar asesinatos y secuestros. "La izquierda en Am¨¦rica Latina hoy no es el socialismo, es la integraci¨®n latinoamericana con soberan¨ªa frente a EE UU. Ch¨¢vez es un fen¨®meno latinoamericano que une a una nueva izquierda latinoamericana", afirma Gustavo Petro, dirigente del principal grupo de la izquierda colombiana, Polo Democr¨¢tico. Dicho en palabras pronunciadas por el propio Ch¨¢vez el pasado 3 de marzo en Montevideo: "Estoy convencido de que el camino es el socialismo, no cualquier socialismo, se trata de lograr algo que en gran medida es un desaf¨ªo, estamos obligados a inventar el socialismo".
Ch¨¢vez ha resucitado al Ch¨¦ y otros t¨®picos revolucionarios latinoamericanos y ha dado ox¨ªgeno a causas populistas y anticapitalistas que parec¨ªan muertas o en estado comatoso. Apoyado en una millonaria cuenta petrolera, que se ha multiplicado por cinco desde su llegada al poder (las exportaciones de petr¨®leo dejaron en 2004 m¨¢s de 32.500 millones de d¨®lares), el efecto Ch¨¢vez se ha dejado sentir en todo el continente y ha conseguido, con esa combinaci¨®n de proyecto de integraci¨®n pol¨ªtica y generosa chequera, aunar voluntades de gobernantes amigos y otros que podr¨ªan no serlo tanto. Venezuela ha comprado 500 millones de d¨®lares de deuda argentina (cuando el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfield, le pidi¨® en marzo a N¨¦stor Kirchner en Buenos Aires que rompiera con Ch¨¢vez, el presidente argentino le respondi¨® que lo har¨ªa si EE UU estaba dispuesto a condonar al menos parte de su deuda). El Ej¨¦rcito venezolano ha firmado millonarios acuerdos de compra de 36 aviones brasile?os que han servido para vencer las iniciales reticencias del moderado Lula a su histri¨®nico vecino golpista. Ch¨¢vez ha mantenido un canal de entrega de petr¨®leo a precio simb¨®lico a los pa¨ªses caribe?os, lo que le da una influencia determinante en ese ¨¢rea. Y, rizando el rizo, apoy¨® la candidatura del chileno Jos¨¦ Miguel Insulza a la secretar¨ªa general de la Organizaci¨®n de Estados Am¨¦ricanos (OEA), gan¨¢ndose as¨ª al hombre que representa el modelo de socialismo m¨¢s favorable al mercado y al liberalismo, es decir, al hombre que representa justo la cara contraria al socialismo chavista, el presidente Ricardo Lagos.
"No se trata s¨®lo de Evo Morales y Bolivia, donde es natural que busquen apoyo para una causa de la que nadie se ha ocupado durante siglos, el radicalismo de Ch¨¢vez genera entusiasmo entre el FMLN (Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional, antigua guerrilla de El Salvador, hoy principal partido de la izquierda) o los sandinistas en Nicaragua", afirma el periodista Teodoro Petkoff, antiguo militante de izquierdas, ex ministro y uno de los comentaristas m¨¢s respetados de Venezuela.
Un modelo con planes de futuro
Con su diplomacia del petr¨®leo y su influjo carism¨¢tico, Hugo Ch¨¢vez ha conseguido, por primera vez en Am¨¦rica desde Salvador Allende, unir los extremos moderado y radical de la izquierda continental, y representa hoy un modelo con serias opciones de futuro.
En ning¨²n pa¨ªs de la regi¨®n este hecho tiene mayor repercusi¨®n que en Colombia, hermano de Venezuela en el sue?o de Bol¨ªvar y rival hist¨®rico con el que se han vivido varios momentos de grave tensi¨®n fronteriza. El ¨²ltimo de ellos, en diciembre pasado, con motivo de la detenci¨®n en Venezuela y posterior traslado a Colombia, por parte de agentes colombianos, de Ricardo Granda, un destacado dirigente de las FARC del que el Gobierno colombiano sospechaba que recib¨ªa protecci¨®n de las autoridades venezolanas.
Desde hace a?os, la frontera entre los dos pa¨ªses en un espacio habitual de presencia de los guerrilleros, que cruzan de un lado a otro con cierta impunidad. El Gobierno colombiano se ha quejado muchas veces de que las FARC utilizan el territorio de Venezuela como lugar de descanso y avituallamiento, con el benepl¨¢cito de los responsables venezolanos. Tras la llegada de Ch¨¢vez al poder se temi¨® en Colombia un incremento de esa pol¨ªtica de tolerancia. Nadie ha podido probar hasta ahora que haya sido as¨ª. Los miembros de la Embajada estadounidense en Caracas citan constantemente el peligro de la transferencia de armamento del Ej¨¦rcito venezolano a las FARC, pero no aportan pruebas cre¨ªbles que justifiquen ese temor. Tampoco los funcionarios del Gobierno colombiano con los que ha hablado EL PA?S son capaces de ir m¨¢s all¨¢ de acusar a Venezuela de permitir que su frontera con Colombia se convierta en una especie de retaguardia tranquila para las FARC.
La repercusi¨®n de Ch¨¢vez en Colombia en estos momentos tiene m¨¢s que ver con su capacidad para influir en los asuntos pol¨ªticos internos colombianos. En Bogot¨¢ no se tom¨® de forma anecd¨®tica la aparici¨®n hace apenas un mes, en pueblos de la frontera con Venezuela, de dirigentes pol¨ªticos locales que hacen p¨²blico, por primera vez, su apoyo y lealtad ideol¨®gica al presidente venezolano.
Un asunto interno de Colombia
El senador liberal colombiano Rafael Pardo asegura que "con Ch¨¢vez, Venezuela se convirti¨® por primera vez en un tema de la pol¨ªtica interna colombiana". Varios pol¨ªticos de Colombia acusan abiertamente al Gobierno venezolano de financiar al Polo Democr¨¢tico como instrumento de penetraci¨®n en Colombia. Pardo y otros analistas respetados no comparten esa opini¨®n, aunque s¨ª advierten que Ch¨¢vez goza de popularidad en ciertos sectores de la poblaci¨®n colombiana. El Polo niega cualquier vinculaci¨®n con Ch¨¢vez diferente a sus meras simpat¨ªas pol¨ªticas.
La historia ha querido, adem¨¢s, que el ¨¦xito de Ch¨¢vez coincida con el mandato en Colombia de otro populista de signo distinto como es ?lvaro Uribe. Aunque la exuberancia caribe?a de uno contraste fuertemente con el rigor monta?¨¦s del colombiano, ambos dirigentes coinciden en su gusto por el mensaje directo y la proximidad a los ciudadanos, y comparten algunos m¨¦todos muy llamativos, como sus largas comparecencias de fin de semana en las pantallas de televisi¨®n. Representan, no obstante, visiones pol¨ªticas diferentes, las m¨¢s diferentes que han tenido que convivir a ambos lados de la frontera en muchas d¨¦cadas. En cierta medida, representan a dos reg¨ªmenes incompatibles. Jos¨¦ Obdulio Gaviria, uno de los principales asesores del presidente Uribe, afirma que "existe un bolivarismo del que Colombia forma parte tambi¨¦n (sobre la mesa del despacho de Uribe est¨¢ colgado un retrato del Libertador), pero en Venezuela ha surgido otra corriente que utiliza a Bol¨ªvar para atacar a EE UU, y en eso no nos podemos sentir representados".
La alianza entre Colombia y EE UU, simbolizada de forma pr¨¢ctica en el Plan Colombia (un programa de ayuda militar norteamericana para combatir el narcotr¨¢fico), es hoy un factor determinante para medir los equilibrios en la regi¨®n. El Gobierno de Ch¨¢vez acusa en privado a los actuales mandatarios colombianos de actuar como cabeza de playa para la penetraci¨®n estadounidense en el continente, y los m¨¢s exaltados portavoces del r¨¦gimen anticipan el peligro de una invasi¨®n militar norteamericana utilizando como base el territorio de Colombia. Algunos observadores creen incluso que si Ch¨¢vez ha decidido rearmarse es para hacer frente a ese peligro.
La venta de armas a Venezuela por parte de Espa?a, por muy defensivas que sean, ha sido vista en la zona en el contexto de esta tensa situaci¨®n regional.
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