Tres detenidos y tres heridos durante el desalojo policial de 70 granjas ilegales en Alcorc¨®n
El Ayuntamiento de Alcorc¨®n tiene previsto desarrollar en los terrenos un pol¨ªgono industrial
El derribo de un asentamiento ilegal formado por 70 granjas en el camino de Carrolomillo (Alcorc¨®n) termin¨® ayer con tres personas detenidas y tres heridas despu¨¦s de que se produjese un fuerte enfrentamiento entre unos 50 vecinos afectados y un centenar de agentes de la Polic¨ªa Municipal y del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa.
Al amanecer, se vivieron los momentos de m¨¢xima tensi¨®n, cuando las m¨¢quinas excavadoras entraron en el poblado, formado por 70 edificaciones repletas de animales: pollos, caballos, pavos, gallinas y cabras. Los vecinos no estaban dispuestos a perder sus construcciones, algunas con 30 a?os de antig¨¹edad. "?Antes pas¨¢is por encima nuestro!", gritaron los residentes. El Ayuntamiento de Alcorc¨®n intentaba, por cuarta vez, derribar este asentamiento. En ¨¦l est¨¢ previsto levantar un desarrollo industrial.
Pero los afectados, que en su mayor¨ªa tienen huertos y casas donde pasan los fines de semana, decidieron enfrentarse a las m¨¢quinas. Un grupo se plant¨® delante para evitar el paso. Otros, los m¨¢s j¨®venes, se subieron a la gr¨²a. Los agentes de Polic¨ªa Municipal se encararon con los vecinos. Hubo golpes, empujones, carreras, lloros y gritos. Uno de los j¨®venes que hab¨ªa conseguido encaramarse a la gr¨²a jale¨® a los presentes: "?Vecinos, qu¨¦ no se diga!". Luego, al ver c¨®mo su padre era golpeado por los polic¨ªas, se tir¨® sobre la muchedumbre que se hab¨ªa formado en torno a la gr¨²a. Padre e hijo, Antonio Santiago, de 71 a?os, y Julen, de 21 a?os, fueron detenidos. Ambos tuvieron que ser escayolados en los brazos y tienen distintas contusiones, seg¨²n sus abogados. Adem¨¢s, un polic¨ªa municipal sufri¨® heridas leves.
Al ver que las excavadoras no se deten¨ªan, otro vecino, Enrique L., decidi¨® presuntamente quemar los pastos. El fuego tuvo que ser sofocado por los bomberos de Alcorc¨®n. Este hombre tambi¨¦n fue detenido.El detenido de mayor edad fue puesto en libertad, pero los otros dos vecinos continuaban en la tarde de ayer en las dependencias policiales, pendientes de pasar a disposici¨®n judicial, seg¨²n explicaron sus abogados. Durante la protesta, los vecinos contaron con el apoyo de los j¨®venes de El Desguaze, un centro okupa situado muy cerca de los terrenos afectados. Pasadas las siete de la ma?ana, un centenar de polic¨ªas (la mayor¨ªa de ellos municipales) vigilaba el entorno del asentamiento. Poco a poco se fueron desplegando por el campo, como un aut¨¦ntico ej¨¦rcito. "?Ojal¨¢ os tiren vuestra casa!", grit¨® una mujer ante la llegada de los polic¨ªas.
Cuando entraron las gr¨²as, se desat¨® el caos. Adem¨¢s de los detenidos, otros vecinos recibieron golpes y empujones durante el enfrentamiento con la polic¨ªa. En el multitudinario forcejeo, a uno de los residentes se le adivinaba la forma de un martillo dentro de una bolsa de pl¨¢stico. Un hombre tuvo que calmar a su hija, que se puso muy nerviosa al ver que su padre iba a perder su vivienda. Otros se agarraron con fuerza a la gr¨²a y tuvieron que ser sacados a rastras por los agentes. "?Fuego, fuego!", avis¨® un polic¨ªa al resto, al ver c¨®mo eran incendiados los pastos. La situaci¨®n estaba tan descontrolada que agentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa tuvieron que intervenir en apoyo de los municipales. Despu¨¦s de las detenciones, el resto de vecinos se rindi¨® ante la evidencia: las m¨¢quinas iban a derribar las casas ilegales.
El abogado de los afectados, Francisco Moreno, present¨® ante la comisar¨ªa del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa de Alcorc¨®n una denuncia contra el Consistorio "por la actuaci¨®n desproporcionada que ha tenido la Polic¨ªa Municipal con los vecinos". Desde el Ayuntamiento de Alcorc¨®n no quisieron comentar lo sucedido.
A partir de ah¨ª, los afectados vieron con resignaci¨®n c¨®mo el gran brazo de la excavadora destru¨ªa las construcciones como si fuese mantequilla. El derribo, que ser¨¢ terminado ma?ana, se demor¨® porque muchos residentes tuvieron que sacar todos los muebles de sus casas. "No me lo esperaba, por eso no he sacado nada antes", cont¨® un residente. Luego, en medio de los perros, las gallinas, los vecinos y la polic¨ªa aparecieron tres hombres vestidos de blanco, muy protegidos, como si fuesen astronautas. La polic¨ªa tuvo que hacerles sitio para que pasaran. Su misi¨®n consisti¨® en deshacerse de la uralita de los tejados, ya que es una sustancia contaminante.
Los vecinos levantaron de manera ilegal hace 30 a?os sus viviendas en los terrenos, que en su momento pertenecieron al Ministerio de Defensa. En 1998, el solar fue vendido a una empresa privada, que es la que ahora quiere construir en ellos un pol¨ªgono industrial. El caso, seg¨²n el abogado de los vecinos, est¨¢ pendiente de sentencia en el Tribunal Superior de Justicia.
Los afectados reconocen que el suelo donde han levantado sus casas no es suyo, pero consideran que, despu¨¦s de tantos a?os, ya tienen sobre sus propiedades "unos derechos adquiridos". Pero del grupo de 70 vecinos tan s¨®lo hay cuatro (un hombre que vive solo y un matrimonio y su beb¨¦) que realmente viven all¨ª todos los d¨ªas. El resto pasa el fin de semana o temporadas muy cortas en las granjas, perfectamente equipadas.
El Ayuntamiento de Alcorc¨®n neg¨® que el derribo de los asentamientos fuese ilegal. "El Consistorio se ha limitado a ejecutar un acto administrativo para permitir el desarrollo de un ¨¢rea industrial en la zona", se?al¨® el director de Urbanismo municipal, Dionisio Chaparro. Desde el Ayuntamiento insistieron en que las construcciones son "ilegales". El Consistorio efectu¨® en su momento un inventario de los bienes que pose¨ªan estas personas y estableci¨® las indemnizaciones que podr¨ªan recibir y, que seg¨²n los abogados, est¨¢ en torno a los 600 euros por vecino.
Salvado de las gr¨²as
De todas las edificaciones ilegales, el Ayuntamiento de Alcorc¨®n s¨®lo ha salvado la de un vecino: Jos¨¦, El Gallego. ?l ha sido el ¨²nico que ha acreditado en el Ayuntamiento que reside habitualmente en el asentamiento ilegal, seg¨²n le admiti¨® in situ el abogado del Consistorio.
"Bajo mi responsabilidad, su casa no se tira", le prometi¨® el abogado. "Y los dem¨¢s, ?qu¨¦?", inquiri¨® el resto de vecinos. Lo m¨¢s probable es que este hombre sea realojado y que, finalmente, su vivienda ilegal tambi¨¦n ser¨¢ derribada. Durante el derribo, un hombre le advirti¨®: "?Te crees que te vas a salvar? ?Lo van a tirar todo!".
El Gallego tiene una pr¨®tesis en la pierna, y ayer se cubr¨ªa del sol con una gorra amarilla. "Tengo una casa en propiedad, pero en ella vive mi mujer, de la que estoy separado, y mis dos hijos", explic¨®.
No trabaja, tiene que subsistir con el subsidio que cobra -"315 euros"- y con el dinero que obtiene de la chatarra que vende. "A ver qu¨¦ piso me alquilo yo con lo que gano", se quej¨®. Luego, ante la pregunta de qu¨¦ es lo que quiere, no se lo pens¨® dos veces: "Quiero una vivienda digna".
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