Un acontecimiento ¨²nico
Con sus 250 obras, entre pinturas y dibujos, esta exposici¨®n sobre Juan Gris (1887-1927) puede calificarse como la m¨¢s amplia y completa entre todas las realizadas sobre el pintor madrile?o. No es s¨®lo un problema de magnitudes, pero para hacernos una idea al respecto baste con recordar que la tambi¨¦n espl¨¦ndida, que comisari¨® hace ahora 20 a?os Gary Tinterow, y que se exhibi¨® en la Biblioteca Nacional de Madrid, reuni¨® 40 obras menos. Por otra parte, habi¨¦ndose realizado en el Reina Sof¨ªa no hace mucho otra muestra, en este caso sobre el primer Gris, con la actual, que arranca desde 1911, cuando se inici¨® en la senda del cubismo y llega hasta pr¨¢cticamente la fecha de su muerte, en 1927, se salda una importante deuda de nuestro pa¨ªs con este artista espa?ol, admirad¨ªsimo en el extranjero, pero frente al que nuestros compatriotas, cr¨ªticos y artistas tuvieron siempre una especie de velado o no tan velado recelo. Es cierto que Juan Gris no encajaba con el prototipo de artista ruidosamente "espa?ol", de corte expresionista, ni por su temperamento, ni por su pintura, ambos m¨¢s reflexivos y anal¨ªticos que la norma habitual en su pa¨ªs natal, pero es suficiente recordar los casos de S¨¢nchez Cot¨¢n, Zurbar¨¢n o Mel¨¦ndez, entre otros, para comprender que tampoco hay que simplificar unilateralmente la orientaci¨®n de la Escuela Espa?ola.
Es un logro museol¨®gico de primera magnitud, la mejor exposici¨®n posible del artista espa?ol
El criterio de selecci¨®n nos permite un recorrido exhaustivo sobre el mejor Gris
En todo caso, hay que elogiar el formidable esfuerzo y los resultados conseguidos ahora por Paloma Esteban, comisaria de la muestra, no s¨®lo, insisto, por la cantidad de obra acopiada, sino por el criterio de selecci¨®n, que nos permite un recorrido exhaustivo sobre el mejor Gris, algo que cre¨ªamos que ya no estaba al alcance de nadie. Dada la incre¨ªble ambici¨®n de la exposici¨®n, que arranca con un hermoso lienzo, Sif¨®n y botellas, de 1910, y que concluye con El frutero, de 1926, una acuarela conservada en el Museo de Arte de Basilea, por fuerza su contenido no ha cabido s¨®lo en las dobles salas A-1 del edificio de Sabatini, debiendo prolongarse en una parte del nuevo edificio de Jean Nouvel, lo cual, en principio, complicaba sobremanera el montaje. En este sentido, la comisaria y el montador, Juan Ari?o, han hecho una labor extraordinaria para que este alargamiento tan inquietante resultase viable, pero, sobre todo, han sabido dar a la exhibici¨®n un ritmo, que habr¨ªa que calificar "a lo Juan Gris", con secuencias de tres y cinco cuadros en la sucesi¨®n de paredes, excelentes ejes visuales, unos ¨¦nfasis muy bien puestos en el recorrido y, en fin, un criterio muy certero para subrayar lo verdaderamente relevante. Si esto es dif¨ªcil cuando se afronta el recorrido visual de un artista mediante la cifra descomunal de casi 250 obras, mucho m¨¢s lo es cuando se trata de un pintor nada estridente, delicado, riguroso, musical. Todas estas caracter¨ªsticas nos hablan de un creador "cerebral", al que hay que saber desvelar en su profunda emoci¨®n y refinamiento, en su tensi¨®n dram¨¢tica, que, se diga lo que se diga, tuvo siempre este genial pintor madrile?o.
A tenor de lo hasta aqu¨ª apuntado, a?adir que obviamente para lograr lo conseguido en esta exposici¨®n hayan hecho falta los pr¨¦stamos de las mejores colecciones p¨²blicas y privadas de todo el mundo parece ocioso. Tambi¨¦n lo es ponerse a hacer recuento de las obras maestras de Gris presentes en la muestra, que est¨¢n pr¨¢cticamente en su totalidad. Por todo ello, se puede afirmar con rotundidad que estamos ante la mejor exposici¨®n posible del artista espa?ol, considerado, junto a Picasso y Braque, uno de los tres exponentes fundamentales del cubismo, sin duda, el movimiento m¨¢s decisivo del siglo XX. Estamos ante un logro museol¨®gico de primera magnitud que abre una justificada esperanza sobre la capacidad de este Reina Sof¨ªa que tantas pasiones suscita y excita, pero que, en este momento, gracias a esta soberbia muestra del maestro espa?ol, se sit¨²a en el primer puesto de la actualidad internacional porque no hay duda de que nos encontramos con un acontecimiento ¨²nico, que llenar¨ªa de orgullo a cualquiera de los m¨¢s c¨¦lebres y consolidados museos de arte contempor¨¢neo del mundo. Por ¨²ltimo, hay tambi¨¦n que subrayar que a la exposici¨®n le acompa?a un monumental cat¨¢logo, dividido en dos tomos, muy acorde, fondo y forma, con la extraordinaria calidad del evento.
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