El terrorismo islamista apunta a Europa
Desde cu¨¢ndo es Europa un objetivo de la yihad (guerra santa)? ?Por qu¨¦ se ha trasladado a este continente? ?Qu¨¦ tiene que ver la guerra de Irak con estos atentados? ?Adem¨¢s de Madrid y Londres, habr¨¢ m¨¢s ataques en otras capitales europeas?
"Los ingleses siempre fueron enemigos del islam", "Tarik Bin Ziyad fue el que conquist¨® Andaluc¨ªa", "los franceses son kafires, nunca han sido verdaderos amigos del pueblo musulm¨¢n". ?stas y otras frases similares sobre Europa, sus pa¨ªses y su cultura "enferma" las leyeron los muchachos, chicos y chicas, que en los a?os ochenta se formaron en las madrazas o escuelas cor¨¢nicas de Pakist¨¢n, el pa¨ªs del que proced¨ªan las familias de los autores del reciente atentado en Londres. Unos centros similares al que acudi¨® a estudiar religi¨®n durante dos meses Shehzad Tanweer, de 22 a?os, uno de los suicidas que protagonizaron el ataque de Londres. Un chico amante del f¨²tbol y el cr¨ªquet que hab¨ªa nacido en Bradfor y viv¨ªa en un chal¨¦ adosado de Beeston, a las afueras de Leeds, a unos 300 kil¨®metros de Londres.
La semilla del odio que se sembr¨® en las escuelas cor¨¢nicas de Pakist¨¢n no s¨®lo iba dirigida contra Estados Unidos, sino hacia Europa y la cultura "enferma" occidental
Cada 'combatiente' capta ac¨®litos en los alrededores de algunas mezquitas o en las trastiendas de locutorios o carnicer¨ªas. Su misi¨®n es atacar
Un ej¨¦rcito de ex 'muyahidin dormidos' est¨¢ repartido por todo el planeta, y centenares de ellos en Europa. Saben manejar armas, explosivos y venenos
Bin Laden cedi¨® sus campos terroristas en Afganist¨¢n a los salafistas argelinos para conseguir tener su propio brazo armado en Europa
Los atentados del 11-M en Madrid y el 7-J en Londres demuestran nuestra vulnerabilidad y animar¨¢n a otros, seg¨²n aseguran los servicios de inteligencia
La semilla de odio que se sembr¨® en aquellos centros no s¨®lo apuntaba a Estados Unidos, sino a todo Occidente. Aquellas escuelas, y algunas que todav¨ªa siguen abiertas bajo el Gobierno de Musharraf, un presidente al que los islamistas radicales han intentado asesinar varias veces, se convirtieron en el principal vivero de los yihadistas que en aquellos a?os combatieron con ¨¦xito a los sovi¨¦ticos en Afganist¨¢n.
Entonces, Osama Bin Laden, un pr¨ªncipe saud¨ª reci¨¦n salido de la universidad, no ten¨ªa en su objetivo ni a EE UU, ni a Europa. Era un desconocido. Hab¨ªa dejado el palacio familiar en Yidda (Arabia Saud¨ª) y se hab¨ªa trasladado a las monta?as de Afganist¨¢n para sumarse a la causa afgana con dinero, combatientes y maquinaria de construcci¨®n. Tres elementos con los que levant¨® los primeros campos de entrenamiento terrorista, en los que se formaron aquellos ni?os y ni?as a los que sus profesores les inculcaron el odio a Occidente y la idea de que un norteamericano o un ingl¨¦s son siempre enemigos.
Oficina de reclutamiento
Desde 1984, la oficina de reclutamiento o "casa de alojamiento" Maktab Al Khidamat (MAK) en Peshawar (Pakist¨¢n), que ten¨ªa oficina abierta en Brooklyn (Nueva York), recib¨ªa a los reclutas que se alistaban para combatir a los sovi¨¦ticos. Unas tropas que hab¨ªan invadido el pa¨ªs en 1973. Eran los a?os en que, a trav¨¦s del Gobierno paquistan¨ª, la CIA estadounidense apoyaba al terrorista saud¨ª en su intento de acabar con el r¨¦gimen comunista de Afganist¨¢n.
En 1989, tras la retirada de los sovi¨¦ticos, Bin Laden cre¨® Al Qaeda, una red de datos en la que figuraban los nombres de los muyahidin que se hab¨ªan alistado en el MAK, muchos de ellos ¨¢rabes, seg¨²n el testimonio de algunos de los j¨®venes que se unieron a este hombre alto y barbudo que en las monta?as afganas se transform¨® en un asceta y se hizo vegetariano. Aquel grupo, seg¨²n el testimonio del propio Bin Laden, ten¨ªa un solo objetivo: seguir reclutando yihadistas para continuar la guerra santa fuera de Afganist¨¢n, especialmente en los pa¨ªses "incr¨¦dulos" "corruptos" y "traidores" de la umna o naci¨®n musulmana.
Seg¨²n distintos informes de inteligencia, entonces el grupo de Al Qaeda era casi insignificante. Lo formaban unas veinte personas, entre las que destacaban, adem¨¢s de Bin Laden, Ayman al Zawahiri, un m¨¦dico pediatra y dirigente de la Yihad Isl¨¢mica Egipcia refugiado en Pakist¨¢n, y Mohamed Atef, ex polic¨ªa y veterano en Afganist¨¢n, entonces sus principales aliados y amigos. Los dos eran egipcios, al igual que la mayor¨ªa de los miembros de aquella peque?a c¨¦lula entonces desconocida.
En 1989, Bin Laden regres¨® a Arabia Saud¨ª, su lugar de nacimiento en 1957, y lanz¨® feroces cr¨ªticas a la casa real por "su decadencia occidental" y sus estrechos lazos con EE UU. Dos a?os despu¨¦s, y tras mediar sin ¨¦xito en la guerra civil afgana, se instal¨® en Sud¨¢n, donde aloj¨® y ayud¨® a centenares de muyahidin que se negaban a regresar a sus pa¨ªses tras la guerra afgana. En Sud¨¢n, el Frente Nacional Isl¨¢mico le recibi¨® con los brazos abiertos hasta que, presionado por los embargos internacionales, le oblig¨® a salir del pa¨ªs. "Entonces, el nombre de Bin Laden no aparec¨ªa en los informes que manej¨¢bamos en Europa", se?ala uno de los jefes de la Unidad Central de Informaci¨®n Exterior de la polic¨ªa espa?ola.
Osama regres¨® a Afganist¨¢n en mayo de 1996 acompa?ado de sus esposas, 13 hijos y una guardia personal compuesta por un centenar de fieles ¨¢rabes afganos. Se estableci¨® en Kandahar, la ciudad del mul¨¢ Omar, donde levant¨® su casa. Dos a?os antes, el Gobierno saud¨ª le hab¨ªa retirado la ciudadan¨ªa y sus servicios de inteligencia intentaron asesinarle. Se hab¨ªa convertido en un peligro para la Casa de Al Saud, un r¨¦gimen que para mantenerse en el poder financi¨® y protegi¨® a los cl¨¦rigos wahabistas m¨¢s radicales.
Fue entonces, durante esa segunda etapa en Afganist¨¢n, cuando surgi¨® su faceta de agitador y propagandista, un elemento clave para comprender c¨®mo y por qu¨¦ se ha extendido la yihad de Al Qaeda por varios continentes hasta llegar a Europa. Desde Londres, donde contaba con una amplia red de simpatizantes y colaboradores, como el palestino Abu Omar, Abu Qutada, redactor jefe de la revista del Grupo Isl¨¢mico Armado (GIA) argelino El Ansar e im¨¢n de una mezquita londinense, hizo p¨²blica la "Carta al rey Fahd", en la que criticaba a la Casa de Al Saud y la acusaba de haber sacado a su pa¨ªs "de la recta v¨ªa isl¨¢mica".
Desde Afganist¨¢n, el mismo verano en que regres¨® al pa¨ªs, ya bajo dominio talib¨¢n, Bin Laden public¨® la "Declaraci¨®n de guerra" contra los norteamericanos, "que ocupan el pa¨ªs de los dos santos lugares", especialmente la mezquita de Al Aqsa de Jerusal¨¦n. Jason Burke, del diario londinense The Observer, destaca en su libro Al Qaeda. La verdadera historia del islamismo radical (RBA, 2004) que en ese discurso Bin Laden se dirigi¨® a un p¨²blico mucho m¨¢s amplio que al de Arabia Saud¨ª, y especialmente a la juventud. Algo que este experto considera muy significativo.
Ah¨ª empez¨®, a juicio de otros analistas y observadores, la imparable carrera de Bin Laden por internacionalizar la yihad, por llevar su discurso a otros continentes con un mensaje muy claro: Afganist¨¢n s¨®lo es la primera victoria. Es la primera batalla de una larga guerra. Una fijaci¨®n que luego se repiti¨® y amplific¨® en otros de sus mensajes y en los de personajes como el palestino y dirigente espiritual Abdal¨¢ Azzam, el fundador del MAK, la oficina de reclutamiento de voluntarios, un personaje al que Bin Laden admiraba. Y en el que luego se inspir¨® para redactar algunos de sus manifiestos.
Azzam muri¨® asesinado en Pakist¨¢n por la explosi¨®n de un coche bomba, pero antes dej¨® escritos libros en los que inculcaba a los yihadistas el deseo de martirio. Les promet¨ªa el perd¨®n, 72 v¨ªrgenes hermosas y llevar al para¨ªso a 70 miembros de su familia. En los escritos de Azzam se ensalza a los muyahidin suicidas que lucharon en Afganist¨¢n y se describen sus haza?as. Sus textos circulan desde los a?os noventa por todo el mundo, y ahora a trav¨¦s de Internet son el alimento intelectual de decenas de miles de aspirantes a terroristas en todo el planeta. Varios de los autores del 11-M conoc¨ªan algunos de sus p¨¢rrafos de memoria.
Un extracto de la "Declaraci¨®n de guerra" de Bin Laden dec¨ªa as¨ª: "Deber¨ªas tener en cuenta que el pueblo del islam ha padecido la agresi¨®n, la iniquidad y la injusticia que le han impuesto la alianza cruzado-sionista y sus colaboradores... La sangre musulmana se derram¨® en Palestina y en Irak. Las im¨¢genes aterradoras de la matanza de Qana, en L¨ªbano, siguen frescas en nuestra memoria. Las escalofriantes matanzas de Tayikist¨¢n, Birmania, Cachemira, Assam, Filipinas..., Ogaden, Somalia, Eritrea, Chechenia y Bosnia-Herzegovina... sacuden la conciencia".
Para liberar los santos lugares "perdidos"; para recuperar los territorios de la antigua naci¨®n musulmana como Andaluc¨ªa, Palestina, L¨ªbano, Eritrea, Somalia, Filipinas, Birmania, Chad, Yemen; para restablecer el califato, hay que hacer una yihad mundial y planetaria a la que est¨¢n obligados a sumarse todos los musulmanes. Y a ser posible mediante el suicidio de los "combatientes", de chicos como Hasib, de 18 a?os, o Mohamed, de 30, o Shehzad, de 22, tres de los suicidas de Londres. Una yihad con ataques como el del comando del 11-M en Legan¨¦s o el de estos terroristas en Londres que Azzam, entonces, y ahora Bin Laden y otros muchos propagandistas califican de "martirio".
El c¨ªrculo y la ara?a
A lo largo de los a?os noventa, los servicios de inteligencia norteamericanos atribuyeron a Bin Laden atentados en Egipto, Yemen, Arabia Saud¨ª, Somalia y en EE UU, donde se le vincul¨® con el ataque con un cami¨®n bomba contra el World Trade Center, en Nueva York. Durante esa d¨¦cada, m¨¢s all¨¢ de aquella cadena de atentados y de su vinculaci¨®n con los mismos, Bin Laden cre¨® nuevos campos de entrenamiento terrorista a los que acudieron miles de futuros yihadistas que se formaron en el manejo de armas, explosivos y armas qu¨ªmicas. El mensaje internacional de sus discursos funcion¨® como un im¨¢n: logr¨® que acudieran a sus campos, adem¨¢s de los ¨¢rabes que lucharon contra los sovi¨¦ticos, sirios, paquistan¨ªes, tunecinos, marroqu¨ªes, argelinos y yemen¨ªes, entre otros. Un ej¨¦rcito de muyahidin que se expandi¨® por todo el mundo y cre¨® decenas de c¨¦lulas durmientes. Cada excombatiente dormido hac¨ªa proselitismo y captaba ac¨®litos en mezquitas como la de la calle Jenner, en un barrio industrial de Mil¨¢n (Italia), un vivero de radicales; la de Finsbury Park, en Londres, hasta hace poco la m¨¢s agitada de la capital brit¨¢nica, o la de la M-30 en Madrid, la segunda m¨¢s grande de Europa, un centro que frecuentaban los autores del 11-M. En la trastienda de un locutorio o una carnicer¨ªa se aleccionaba sobre la yihad a los nuevos adeptos.
"?Viva Amer, que acaba de regresar de Afganist¨¢n. Que Al¨¢ le bendiga!", gritaban los autores del 11-M cuando se reun¨ªan en torno a Amer el Azizi, un marroqu¨ª traductor del im¨¢n de la mezquita m¨¢s importante de Madrid, para ver v¨ªdeos de matanzas en Bosnia y ensalzar la yihad. Aquellos muyahidin como Azizi o Said Berraj, otro huido del 11-M, fueron los que regresaron a Europa como h¨¦roes y reclutaron adeptos que a su vez viajaban a los campos de Afganist¨¢n enviados por tipos como el sirio Iman Eddin Barakat, Abu Dahdah, de 42 a?os, el presunto jefe de una c¨¦lula de Al Qaeda que acaba de ser juzgada en Madrid.
Cuando los nuevos muyahidin regresaron a Europa, cada uno cre¨® su propio c¨ªrculo. La red de redes se extendi¨® como una gigantesca ara?a y por su membrana se mueven los "hermanos" yihadistas que van y vienen propagando la doctrina salafista radical de Bin Laden. El salafismo se ha convertido en una poderosa corriente de la que se alimentan muchos yihadistas. Sus adeptos se refieren al Profeta y a sus sucesores, los califas Abu Bak¨², Omar y Otm¨¢n, como "los antepasados justos". La sunna y el Cor¨¢n son sus principales referencias.
As¨ª nacieron las c¨¦lulas locales, que no tienen una estructura cl¨¢sica organizativa ni un comit¨¦ director. Las redes son personales y de solidaridad, de "hermano" a "hermano". Unas c¨¦lulas que casi siempre tienen el sello ¨¢rabe afgano acu?ado por el emir o jefe que las dirige y alecciona.
El frente del terror
El 23 de febrero de 1998 se celebr¨® en Peshawar (Pakist¨¢n) una reuni¨®n trascendental. Al Qaeda y otros grupos terroristas crearon el Frente Isl¨¢mico Mundial para la Yihad contra los Jud¨ªos y los Cruzados. Otros lo bautizaron como Frente Mundial de la Yihad o Ej¨¦rcito Isl¨¢mico para la Liberaci¨®n de los Santos Lugares. A la cumbre asistieron Bin Laden, Al Zawahiri (Yihad Egipcia) y responsables de otros grupos terroristas de Egipto, Pakist¨¢n y Bangladesh. Aquel conglomerado terrorista se responsabiliz¨® de los atentados de ese mismo a?o contra las Embajadas de EE UU en Kenia y Tanzania, que provocaron centenares de v¨ªctimas. "Todo musulm¨¢n tiene el deber de matar norteamericanos y sus aliados, tanto militares como civiles, donde sea posible", se?alaron en un manifiesto en la ciudad afgana de Khost.
Seg¨²n Burke, el investigador brit¨¢nico, hasta ese mismo a?o, 1998, la prensa del Reino Unido no hab¨ªa mencionado la palabra Al Qaeda. ?se era el inter¨¦s que entonces despertaba en Europa un tipo como Bin Laden, que en aquellas fechas, y gracias a la idea que le facilit¨® el kuwait¨ª Kalid Sehikh Mohamed, comenz¨® a preparar el dise?o del 11-S, el ataque m¨¢s osado contra el coraz¨®n de Estados Unidos desde Pearl Harbor en 1941. Sehikh Mohamed, que hab¨ªa estudiado en una universidad norteamericana, le confes¨® su idea de secuestrar varios aviones y estrellarlos con sus pasajeros en los edificios m¨¢s emblem¨¢ticos de Washington y Nueva York.
De la lectura de los mensajes de Bin Laden se desprende que nunca ha tenido un verdadero programa pol¨ªtico, pero nadie le niega su extraordinaria habilidad para ganarse adeptos, en especial de otros grupos terroristas que hac¨ªan la yihad en otras partes del planeta, especialmente en Europa, un continente donde la presencia musulmana es cada vez mayor (alrededor de 12 millones de personas).
Cedi¨® sus campamentos terroristas en Afganist¨¢n a los sirios que lideraba Mustaf¨¢ Setmarian, de 47 a?os, un tipo de barba pelirroja y ojos verdes que cre¨® en Espa?a una de las primeras c¨¦lulas islamistas, y que tras trabajar en Londres con el im¨¢n Abu Qutada se refugi¨® en Afganist¨¢n; y con el apoyo de Qutada, el f¨¢natico cl¨¦rigo palestino y mentor espiritual del Grupo Isl¨¢mico Armado Argelino (GIA), Bin Laden se gan¨® el apoyo de los militantes de este grupo que en 1995, 1996 y 1998 protagonizaron una oleada de ataques en Par¨ªs.
Los primeros comandos vinculados a Al Qaeda ya estaban instalados en Europa en el a?o 2000 y su elemento aglutinador era el propio Bin Laden. Seg¨²n un informe de la Digos (polic¨ªa antiterrorista italiana), los servicios de inteligencia hab¨ªan detectado a dos grupos radicales islamistas dispuestos a actuar: el del tunecino Seifallah Ben Hassin, muy activo en el reclutamiento de militantes para los campos paquistano-afganos, y el liderado por Abu Doha, un argelino emir en un campo de entrenamiento afgano hasta 1999, a?o en que se estableci¨® en Londres. Los dos grupos estaban vinculados al Grupo Salafista para la Predicaci¨®n y el Combate (GSPC) de Hassan Hattab, una escisi¨®n del GIA que financiaba Al Qaeda.
"Bin Laden dio dinero para crear el GSPC. Ten¨ªa un gran inter¨¦s por disponer de una red particular en Europa", asegura un responsable de los servicios secretos argelinos. La relaci¨®n de Al Qaeda con los salafistas argelinos est¨¢ acreditada y demuestra que el saud¨ª quer¨ªa estar presente aqu¨ª.
Ataques fallidos
En el verano de 2000, los dirigentes de aquellas dos c¨¦lulas parec¨ªan agitados. Estaban a punto de actuar. La polic¨ªa alemana (BKA) desmantel¨® el comando Meliani, cuyos miembros actuaban por orden de Bin Laden. Se les intervino armas y explosivos. Pretend¨ªan volar un mercadillo navide?o en Estrasburgo (Francia). Aquel ataque fallido era casi id¨¦ntico a otra acci¨®n abortada poco antes en el Reino Unido, cuando se detuvo a dos personas procedentes de Bangladesh que transportaban componentes para explosivos y sustancias qu¨ªmicas id¨¦nticas a las encontradas en Alemania.
Para vengar al comando Meliani, otra c¨¦lula en Mil¨¢n, la del tunecino Essid Sami Ben Khemais, lanz¨® un mensaje expl¨ªcito a los hermanos: "Reb¨¦late y golpea". "No necesito un ej¨¦rcito. S¨®lo dos personas con cerebro, entrenadas y con nada que perder. Ellas extender¨¢n el gas y dir¨¢n adi¨®s. Dios est¨¢ con nosotros", confes¨® en una de sus llamadas telef¨®nicas.
Ben Khemais fue detenido a tiempo en 2001 y tras ¨¦l cayeron otras c¨¦lulas locales empe?adas en hacer una yihad en Europa. Desde entonces se han abortado alrededor de 40 ataques, ocho por los agentes del MI5 en el Reino Unido. La guerra de Irak y la implicaci¨®n de varios pa¨ªses europeos aliment¨® todav¨ªa m¨¢s esa fijaci¨®n de Bin Laden y de sus asociados. El 11 de marzo de 2004 consiguieron en Madrid su primer objetivo y demostraron que Europa es vulnerable. Adem¨¢s se produjo, por vez primera, un suicidio colectivo de yihadistas en este continente. Un inquietante precedente de la t¨¢ctica de Bin Laden: "Fuerzas ligeras que se muevan con rapidez y trabajen en secreto".
El 7-J en Londres ha sido una copia del 11-M que, seg¨²n todos los expertos consultados, se repetir¨¢ en otras ciudades. A partir de ahora nadie puede negar que la yihad, con mayor o menor intensidad, ha llegado a la confortable y acomodada sociedad europea.
Irak, el nuevo campo del terrorismo internacional
AL QAEDA, como organizaci¨®n, ha perdido casi toda su capacidad operativa desde que en el oto?o de 2001 las tropas de Estados Unidos invadieron Afganist¨¢n en respuesta a los atentados del 11-S. Excepto Bin Laden y Ayman al Zawahiri, sus principales dirigentes han sido detenidos en Pakist¨¢n, pero la fascinaci¨®n que provoc¨® el atentado contra las Torres Gemelas en las filas yihadistas es la causa por la que las c¨¦lulas locales establecidas en Europa y otros continentes reivindican sus acciones en nombre de Al Qaeda. "Ya no hace falta un plan o una orden directa de Bin Laden para que ¨¦stas c¨¦lulas act¨²en. Son totalmente aut¨®nomas, lo que las hace todav¨ªa m¨¢s peligrosas", asegura un responsable del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). El mensaje de Bin Laden, en octubre de 2003, en el que se?al¨® como objetivo a Espa?a, Reino Unido y a otros pa¨ªses por su participaci¨®n en la guerra de Irak ya era en s¨ª mismo una orden, seg¨²n la interpretaci¨®n de los analistas del CNI y la polic¨ªa espa?ola. Adem¨¢s, durante una reuni¨®n de terroristas isl¨¢micos celebrada en el oto?o de 2002 en Estambul (Turqu¨ªa) se traslad¨® a los responsables de las c¨¦lulas en Europa y ?frica un nuevo mensaje: los musulmanes tienen el deber de actuar en los pa¨ªses donde residan, ya no es obligatorio ir a hacer la yihad (guerra santa) a territorios como Indonesia o Irak.
Afganist¨¢n ha dejado de ser el centro de entrenamiento y reclutamiento del islamismo radical. Pero la invasi¨®n de Irak en 2003 por las tropas de EE UU ha facilitado a los terroristas de Abu Musab al Zarqaui, de 38 a?os, un nuevo centro de entrenamiento y acci¨®n de la yihad mundial. Se ha convertido en un im¨¢n al que acuden centenares de voluntarios para unirse a la insurgencia. Los servicios de inteligencia europeos calculan en m¨¢s de 200 los inmigrantes residentes en el Reino Unido, Francia, Italia y Espa?a que se han trasladado a Irak. "Algunos han muerto, pero los que regresen lo har¨¢n con la idea de hacer la yihad en Europa", aseguran responsables del CNI.
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