Alonso siempre se sale con la suya

Kimi Raikkonen alcanz¨® ayer, en Estambul, su quinta victoria de la temporada, una menos que Fernando Alonso, que se gan¨® el segundo puesto en la pen¨²ltima vuelta por su perservencia y tambi¨¦n por la benevolencia de Juan Pablo Montoya, que convierte cada carrera en una aventura. La diferencia entre el finland¨¦s y el espa?ol, sin embargo, no es de 10 puntos sino de 24. El asturiano ha sumado otros 14 entre triunfo y triunfo de uno y otro y ahora le faltan s¨®lo 27 en las cinco pruebas que quedan para coronarse campe¨®n del mundo. As¨ª que, llegados a tal extremo, a Alonso ya no le preocupa que ice man gane cuantas pruebas quedan, pues le basta con quedar tres veces tercero, una cuarta y otra quinto. La clasificiaci¨®n de ayer, consecuentemente, es tan excelente para el ovetense que no le importar¨ªa nada que se repitiera cada domingo. Le vale con administrar la ventaja.

La regularidad de Alonso ha sido extrema durante todo el campeonato. Ganaba cuando Renault ten¨ªa el mejor coche y ahora que McLaren ha tomado la delantera llega el segundo siempre que Raikkonen no rompe el motor. El finland¨¦s no ha puntuado en cinco grandes premios por tres del espa?ol, que, por lo dem¨¢s, se ha subido diez veces al podio. Alonso nunca repite un mal resultado. Le fue mal en Canad¨¢ y si, acto seguido, tampoco sum¨® en Indian¨¢polis fue porque no compiti¨® por el conflicto de los neum¨¢ticos. A la colisi¨®n de Hungr¨ªa respondi¨® ayer con una actuaci¨®n perfecta. Puesto que no pod¨ªa competir con las flechas plateadas, y menos con Raikkonen, se gan¨® la tercera plaza y la defendi¨® con tanta fiabilidad como autoridad. De la misma manera que nadie aspiraba a bajarle del caj¨®n, a McLaren solamente se le escapar¨ªa el primer doblete del curso si uno de sus pilotos la pifiaba. Ocurri¨® que se sali¨® Montoya de la pista y Alonso pas¨® por caja para cobrarse dos puntos con los que ya no contaba.

Alonso se dio con un canto enlos dientes. El s¨¢bado anunci¨® que se conformar¨ªa con quedar segundo, si Raikkonen no abandonaba, y detr¨¢s del finland¨¦s qued¨® porque no cometi¨® errores. Aunque le acompa?a ciertamente la suerte -la del campe¨®n, de acuerdo con los pron¨®sticos-, cuanto le ocurre a la pareja de McLaren no siempre es culpa de la fatalidad, sino que a veces es v¨ªctima de la presi¨®n propia, por la necesidad de ganar, y de la ajena, sobre todo de Alonso, que siempre est¨¢ ah¨ª, a la expectiva, dispuesto a aprovechar la ocasi¨®n.

?Qu¨¦ le ha pasado a Montoya?, se pregunt¨® Raikkonen cuando, sorprendido, advirti¨® que Alonso hab¨ªa entrado por detr¨¢s de ¨¦l en el magn¨ªfico circuito de Estambul. Hechas las cuentas, la suya fue una victoria tan merecida como menor por culpa tanto de Montoya como de Alonso.

Reducido el campeonato de pilotos y de constructores a un mano a mano, las noticias de los dem¨¢s equipos resultaron descorazonadoras. Ferrari est¨¢ tan descolocado que Michael Schumacher, el todav¨ªa campe¨®n, compiti¨® s¨®lo para evitar la humillaci¨®n de tener que partir el primero en la vuelta de clasificaci¨®n el pr¨®ximo 3 de septiembre en Monza. Y los dos Williams pincharon una rueda trasera en el mismo sitio del trazado. ?nicamente Alonso volvi¨® a salirse con la suya.