"La investigaci¨®n en c¨¢ncer ha entrado en el futuro"
Joan Massagu¨¦, con su grupo de investigaci¨®n constituido el pasado viernes, bucear¨¢ entre los genes implicados en c¨¢ncer de mama y colon en busca de aquellos que intervienen en la aparici¨®n de met¨¢stasis en otros ¨®rganos o tejidos, como hueso y pulm¨®n. El anuncio de la nueva l¨ªnea coincide con su firma como director adjunto del centro y con la intenci¨®n de tender puentes con otras instituciones para que Barcelona participe en la carrera de la "gran oncolog¨ªa".
Pregunta. ?Su firma como director adjunto del IRB significa que por fin retorna a Espa?a?
Respuesta. Ya estoy aqu¨ª, llevo cinco a?os trabajando en Barcelona para poner en marcha este proyecto.
P. Muy pocos lo sab¨ªan. Todo el mundo le ubica en el Instituto Sloan-Kettering de Nueva York.
"Por fin tenemos capacidad para contratar a los mejores investigadores"
"Las colaboraciones entre instituciones son imprescindibles para la carrera de la oncolog¨ªa"
"Participar¨¦ en la valoraci¨®n y seguimiento de los programas de investigaci¨®n"
R. Ah¨ª estoy trabajando, efectivamente, dirigiendo el programa de Biolog¨ªa y Gen¨¦tica del C¨¢ncer. Pero durante estos ¨²ltimos a?os he estado compatibilizando mis tareas como investigador y director del programa con las de asesor del antiguo IRB. Ha sido un trabajo que, deliberadamente, se ha querido mantener en la sombra para facilitar que la plataforma que deb¨ªa definir el nuevo instituto fuera posible.
P. Perdone que insista: me est¨¢ diciendo que en realidad no se vuelve.
R. Lo que estoy diciendo es que ahora se dan las condiciones para que mi presencia en Barcelona sea mucho m¨¢s visible y para que pueda intervenir de forma mucho m¨¢s directa y activa en tareas de direcci¨®n y en el establecimiento de l¨ªneas propias de investigaci¨®n.
P. ?Cu¨¢les son esas condiciones?
R. B¨¢sicamente, dos: un modelo de organizaci¨®n flexible capaz de adaptarse con rapidez y eficacia a la din¨¢mica cambiante que exige la ciencia actual y una inyecci¨®n econ¨®mica que permita conseguir los objetivos que se plantean.
P. Su respuesta es muy cr¨ªptica.
R. La investigaci¨®n actual en c¨¢ncer, como ocurre con otras muchas disciplinas, exige un modo determinado de entender la ciencia. Y en ese modo cabe m¨¢s de un modelo. En cualquier caso, los grandes centros del mundo, aquellos donde se descubren cosas realmente trascendentes, donde un descubrimiento es equivalente a un avance real, requieren de modelos de gesti¨®n flexibles para atraer a los mejores investigadores, identificar las l¨ªneas de investigaci¨®n que puedan suponer saltos de calidad y asignar los recursos necesarios en forma de equipamiento o de dinero para hacerlo posible. Adem¨¢s, hay que tener el dinero m¨ªnimo para ello. Esto es lo que acabamos de firmar en Barcelona.
P. O sea que...
R. Que por fin tenemos capacidad para contratar libremente a los que nos parezcan los mejores investigadores y que tenemos el dinero suficiente gracias a la aportaci¨®n del gobierno catal¨¢n para dotarlos adecuadamente. Nuestro presupuesto operativo va a oscilar en los pr¨®ximos cuatro a?os entre 15 y 20 millones de euros anuales.
P. Por tanto, y a pesar de los altibajos sufridos en la gestaci¨®n del proyecto, satisfecho con el resultado.
R. Enormemente satisfecho. Sin que suene a iron¨ªa, podr¨ªa decirse que por una vez los pol¨ªticos han cumplido con su promesa. Cuando empezamos con esta aventura ni los objetivos ni las expectativas estaban suficientemente definidas. Adem¨¢s, el modelo que se propon¨ªa implicaba un choque cultural en relaci¨®n con el modo en que tradicionalmente se ha organizado la ciencia en Espa?a. Vencer la resistencia al cambio, convencer a los pol¨ªticos y a los propios colegas cient¨ªficos de que hab¨ªa que impulsar un nuevo esquema, lleva su tiempo. Finalmente, no s¨®lo se han convencido sino que han hecho sus deberes, han establecido la f¨®rmula jur¨ªdica apropiada y la han dotado econ¨®micamente.
P. ?Cu¨¢les van a ser sus funciones como director adjunto?
R. La direcci¨®n adjunta tiene como objetivo potenciar el fichaje de cient¨ªficos de primer nivel para el centro de Barcelona, contribuir a implementar est¨¢ndares de calidad equivalentes a los de Nueva York, establecer colaboraciones cient¨ªficas locales e internacionales y ayudar a la captaci¨®n de recursos econ¨®micos. Disponer de responsabilidades ejecutivas, por otra parte, me va a permitir participar de forma activa en la valoraci¨®n y seguimiento de los distintos programas de investigaci¨®n que se desarrollen en el IRB.
P. Uno de los cuales, por cierto, va a depender directamente de usted, el de oncolog¨ªa.
R. El programa de oncolog¨ªa va estar constituido por ocho grupos de investigaci¨®n independientes. Yo voy a encabezar uno de ellos. En concreto, el dedicado a identificar paquetes de genes que intervienen en la aparici¨®n de met¨¢stasis en c¨¢ncer de mama y colon. Se trata de una l¨ªnea exportada directamente desde Nueva York y que, por tanto, va a compartir conocimientos y recursos. En la actualidad estamos identificando a los investigadores que deben constituir este grupo y definiendo el equipamiento y la tecnolog¨ªa necesarios. Si el calendario se cumple, mi l¨ªnea personal de investigaci¨®n en c¨¢ncer empezar¨¢ en abril.
P. Sobre esa y otras l¨ªneas de investigaci¨®n se ha hablado de la necesidad de establecer colaboraciones. ?Hay alguna ya prevista?
R. Mucho m¨¢s que eso. Hoy en d¨ªa las colaboraciones entre distintas instituciones son imprescindibles si se quiere participar de la carrera de la gran oncolog¨ªa. Hay unos pocos centros en el mundo que tuvieron la visi¨®n en su d¨ªa de aunar todas las plataformas necesarias para abarcar los distintos pasos y tecnolog¨ªas que definen la investigaci¨®n en c¨¢ncer. Esto es, laboratorios de investigaci¨®n b¨¢sica donde esclarecer las causas ¨ªntimas del c¨¢ncer; laboratorios orientados o aplicados para intentar aplicar este conocimiento a nuevos f¨¢rmacos o terapias; o cl¨ªnicos, para trasladar directamente los resultados a los pacientes y evaluar su efecto. Adem¨¢s, se necesitan herramientas gen¨®micas, tecnolog¨ªa extraordinariamente sofisticada, empresas dispuestas a participar del desarrollo de nuevos productos y hospitales con servicios de oncolog¨ªa directamente conectados. En Barcelona no existe un centro que sume todas estas caracter¨ªsticas, pero s¨ª la posibilidad de reunirlas en un mismo proyecto a trav¨¦s de distintas instituciones. Este es mi prop¨®sito.
P. ?Para llegar a d¨®nde?
R. Para entrar en el futuro, que es donde ha entrado ya la investigaci¨®n en c¨¢ncer. Todas las previsiones de nuevos productos y terapias que se dise?aron en la d¨¦cada de los noventa empiezan a ser una realidad, de modo que todo lo aplicable se est¨¢ ya aplicando. Hay ejemplos de ello cada d¨ªa. Si somos capaces de sumar todas las piezas de calidad que hoy est¨¢n dispersas Espa?a puede jugar un papel importante.
Preocupaci¨®n por la ciencia en Espa?a
Joan Massagu¨¦ andaba el pasado viernes, d¨ªa de la constituci¨®n del nuevo Instituto de Investigaci¨®n Biom¨¦dica, visiblemente satisfecho. Atr¨¢s hab¨ªan quedado cinco largos a?os en los que las promesas incumplidas, la falta de recursos suficientes y la indefinici¨®n pol¨ªtica le hab¨ªan llevado incluso a replantearse su participaci¨®n en el proyecto. Eran tiempos de estancamiento en los presupuestos destinados a la ciencia en Espa?a y de gran incertidumbre sobre el modelo a seguir. No obstante, el viejo IRB ahora refundado hab¨ªa puesto en marcha m¨¢s de 20 l¨ªneas de investigaci¨®n, definido cinco grandes programas y reunido a unos 200 investigadores, algunos de ellos de alto nivel internacional. "Por fin nos podremos dedicar a nuestro trabajo", dec¨ªa Massagu¨¦. "Por fin podremos hacer lo que sabemos, investigar y tratar de hacer ciencia de calidad". Y en esta ocasi¨®n sin partir de cero.
Pese a su satisfacci¨®n, no ocultaba su preocupaci¨®n por la situaci¨®n del sistema espa?ol. "Hay atisbos de cambios", se?alaba. "Tal vez los suficientes como para que los distintos oasis cient¨ªficos que hay en Espa?a logren conectar para formar al menos un bosque, pero est¨¢ claro que comparto la preocupaci¨®n de mis colegas por el precario estado de la ciencia en Espa?a".
Massagu¨¦, uno de los 50 cient¨ªficos m¨¢s citados del mundo, sostiene que haber aceptado el cargo de director adjunto del IRB no supone "para nada" un "cambio de criterio" en su opini¨®n sobre el sistema cient¨ªfico espa?ol. "Me preguntaron qu¨¦ ser¨ªa necesario para crear un gran centro y les respond¨ª como otras veces; en esta ocasi¨®n han cumplido".
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