Dopaje en el gran Inter de los sesenta
Un jugador revela que Herrera atiborraba de f¨¢rmacos a los suplentes
Quien vio jugar al Gran Inter no lo olvidar¨¢ jam¨¢s. El Inter de los a?os sesenta, entrenado por El Mago Helenio Herrera, era el mejor equipo del mundo. En 1964 y 1965, su superioridad era tal que gan¨® la Liga italiana, la Copa de Europa y la Copa Intercontinental: dos tripletas consecutivas, algo irrepetible. Inventaron un f¨²tbol total en el que un defensa como Facchetti se hartaba de marcar goles y un goleador como Mazzola bajaba a ayudar en la defensa.
Herrera muri¨® en 1997. Tambi¨¦n han fallecido cinco jugadores. Pero los fantasmas de todos ellos acompa?ar¨¢n a los supervivientes del Gran Inter cuando el pr¨®ximo mes se celebre en Roma la audiencia preliminar de un juicio por dopaje. Ferruccio Mazzola, hermano del delantero Sandro Mazzola, acusa a Herrera de haber atiborrado de anfetaminas y otros estimulantes a sus futbolistas y de haber provocado la muerte prematura de varios de ellos.
El denunciante acusa a Helenio Herrera de provocar la muerte prematura de varios jugadores
El Mago ya no puede defenderse. Las viejas estrellas interistas, como Sandro Mazzola, Luis Su¨¢rez, Giacinto Facchetti,actual presidente del Inter, o Mariolino Corso, prefieren guardar silencio. El acusador, Ferruccio Mazzola, tiene fama de exc¨¦ntrico. Y ha pasado demasiado tiempo como para encontrar pruebas. Pero la lista de muertes sospechosas resulta contundente. Armando Picchi, el capit¨¢n del Gran Inter, falleci¨® a los 36 a?os como consecuencia de un tumor en la columna vertebral. Marcello Giusti, de un c¨¢ncer en el cerebro. Carlo Tagnin, de un c¨¢ncer en los huesos. Mauro Bicicli, de un c¨¢ncer de h¨ªgado. Ferdinando Miniussi, el portero reserva, de una cirrosis. Enea Masiero est¨¢ someti¨¦ndose a quimioterapia. Pino Longoni sufre una vasculopat¨ªa y vive confinado en una silla de ruedas.
Ferruccio Mazzola asegura que los desaparecidos por c¨¢ncer, ninguno mayor de 65 a?os, eran interistas poco conocidos porque ocupaban plaza de reserva. El ¨²nico difunto ilustre es Picchi. "Los reservas tom¨¢bamos m¨¢s pastillas porque Herrera hac¨ªa ensayos cl¨ªnicos con nosotros. Por eso sufrimos m¨¢s las consecuencias", explica Mazzola. "No puedo saber exactamente qu¨¦ nos mezclaba Herrera con el caf¨¦, pero creo que se trataba de anfetaminas", declar¨® el ex futbolista a la revista L'Espresso. "Una vez, despu¨¦s de un Como-Inter en 1967, estuve tres d¨ªas y tres noches en un estado de alucinaci¨®n total, como un epil¨¦ptico", a?adi¨®.
Los indicios contra El Mago Herrera afloran tambi¨¦n fuera del Inter. En 1968, el entrenador dej¨® el equipo milan¨¦s y pas¨® al Roma. Al a?o siguiente, 1969, muri¨® Giuliano Taccola, un futbolista del Roma. Esta semana, varios de sus antiguos compa?eros han revelado las circunstancias del fallecimiento. Taccola hab¨ªa sido operado de las am¨ªgdalas y sufr¨ªa ataques de fiebre tras la intervenci¨®n. No pod¨ªa jugar, pero Herrera le impon¨ªa las mismas inyecciones que al resto de la plantilla. Tras una de esas inyecciones, en el vestuario del estadio del Cagliari, Taccola sufri¨® unos minutos de convulsiones y expir¨®. "V¨¢monos, est¨¢ muerto. Nosotros no podemos hacer nada y el mi¨¦rcoles tenemos otro partido", coment¨® Herrera con absoluta frialdad, seg¨²n la versi¨®n ofrecida por Giacomo Losi, capit¨¢n del Roma en aquella ¨¦poca. El parte m¨¦dico dictamin¨® una obviedad: muerte por parada cardiaca.
Herrera utiliz¨® a fondo pastillas e inyecciones, pero no fue el ¨²nico. Por n¨²mero de v¨ªctimas, el Gran Inter supera por poco al Fiorentina de principios de los setenta: ya van tres muertos y cinco enfermos graves, entre ellos Giancarlo Antognoni, superviviente de una crisis cardiaca masiva. La viuda de Bruno Beatrice, que ha impulsado una demanda paralela a la de Mazzola, explica que su marido ten¨ªa un brazo de heroin¨®mano, lleno de marcas de pinchazos, y que pasaba los dos d¨ªas siguientes a un partido temblando y estremeci¨¦ndose. "Le pon¨ªan inyecciones durante la semana, antes del partido, despu¨¦s del partido, y ¨¦l pensaba que era algo normal, que eran vitaminas", dice. Beatrice muri¨® en 1987, a los 39 a?os, por una leucemia linfobl¨¢stica aguda.
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