Los valores de la escuela p¨²blica
En las sociedades democr¨¢ticas occidentales la ense?anza de titularidad p¨²blica es el eje vertebrador del sistema educativo. En Espa?a, seg¨²n datos del Ministerio de Educaci¨®n, el 67% de los alumnos de educaci¨®n no universitaria estudia en centros p¨²blicos. En las grandes ciudades, el n¨²mero de alumnos escolarizados en la privada-concertada y en el p¨²blica es similar. En pa¨ªses de nuestro entorno, el sector educativo p¨²blico es abrumadoramente mayoritario, pues en el conjunto de los pa¨ªses de la OCDE alcanza el 90%.
Pero lo preocupante no es este porcentaje, sino que se est¨¦ produciendo, en los ¨²ltimos a?os, un trasvase de alumnado a la escuela concertada, porque muchos padres temen que est¨¦ descendiendo la calidad de la ense?anza; lo preocupante es que la escuela p¨²blica acabe convirti¨¦ndose en un gueto, que s¨®lo escolarice a inmigrantes y a alumnado nativo con bajo nivel socioecon¨®mico o con necesidades educativas especiales, mientras que la concertada escolariza a las clases sociales m¨¢s acomodadas, que se han ido configurando en las ¨²ltimas d¨¦cadas al amparo del desarrollo econ¨®mico. Lo cierto es que, seg¨²n el Informe PISA, los resultados acad¨¦micos son similares entre los alumnos de los centros p¨²blicos y concertados.
La LOE es insuficiente, porque sit¨²a al mismo nivel a la escuela p¨²blica y a la privada-concertada
Entonces, ?por qu¨¦ las clases medias tienden a escolarizar a sus hijos en la escuela concertada? Por un lado, debemos culpar de esta situaci¨®n a la hist¨®rica falta de presupuesto destinado a la educaci¨®n en nuestro pa¨ªs, agudizado durante los ocho a?os de Gobierno del Partido Popular, cuyo objetivo ha sido el desgaste de la escuela p¨²blica, para as¨ª acometer una reforma privatizadora; por otro lado, y m¨¢s importante, hay que responsabilizar al conjunto de administraciones que no ha sabido o no ha querido transmitir a la sociedad un modelo claro de escuela p¨²blica. Mientras que la escuela privada-concertada defiende su proyecto educativo, fundamentado en el individualismo y en el ¨¦xito escolar... ?qui¨¦n defiende el modelo de la escuela p¨²blica? Esta responsabilidad recae fundamentalmente en el Ministerio de Educaci¨®n y las consejer¨ªas de Educaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas.
El modelo de escuela p¨²blica se sustenta sobre valores como la democracia, la integraci¨®n, la interculturalidad, la participaci¨®n y la solidaridad. ?stas no son s¨®lo palabras bonitas para quienes consideramos prioritaria la cohesi¨®n social, el progreso y el desarrollo cient¨ªfico y human¨ªstico de nuestro pa¨ªs. La escuela p¨²blica, a diferencia de la privada, es la escuela de todos y para todos, con independencia de la clase, el g¨¦nero, la nacionalidad, la etnia o la capacidad econ¨®mica, y es gestionada democr¨¢ticamente. Quienes escolarizamos a nuestros hijos e hijas en la escuela p¨²blica estamos orgullosos de los valores que sustentan este modelo.
Pero la escuela p¨²blica necesita poderes p¨²blicos que crean e inviertan en ella. As¨ª de sencillo. Es fundamental que las administraciones educativas, de manera decidida, se comprometan con la escuela p¨²blica, inyecten los fondos suficientes en la misma y le presten la m¨¢xima atenci¨®n.
En este sentido, la Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n (LOE) nos parece insuficiente, porque legalmente sit¨²a al mismo nivel a la escuela p¨²blica y a la privada-concertada, y no deja claro que esta ¨²ltima red sea subsidiaria. No obstante, nos dar¨ªamos por satisfechos con lograr que, si esta ley se aprueba, se cumpla todo lo que establece en cuando a la admisi¨®n de alumnos, para que todos los centros sostenidos con fondos p¨²blicos (es decir, tambi¨¦n los privados-concertados) escolaricen a todo tipo de alumnado, sin distinci¨®n, admitiendo a alumnado inmigrante y con necesidades educativas especiales. Si se quiere uno acoger a la financiaci¨®n p¨²blica, es justo que se someta a las condiciones del inter¨¦s p¨²blico.
Quienes manifiestan defender la libertad de elecci¨®n de centro, es decir, organizaciones educativas con escasa representatividad y dirigidas por la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica, no nos enga?emos, en el fondo lo que pretenden es que el Estado no ejerza el control sobre los centros concertados a los que financia, para poder mantener as¨ª algunos de los privilegios de los que vienen disfrutando, tales como el cobro de cuotas a las familias, que permite una selecci¨®n encubierta del alumnado.
Por otro lado, CEAPA va a seguir demandando que la religi¨®n quede fuera del horario lectivo, porque consideramos que forma parte del ¨¢mbito privado de las familias, y as¨ª se respetar¨ªa a quienes desean que sus hijos reciban esta asignatura, sin que este derecho implique la obligaci¨®n de cursar una alternativa a los dem¨¢s alumnos.
Tenemos la esperanza de que esta ley restituya una serie de agravios que ha sufrido la escuela p¨²blica en los ¨²ltimos a?os, en la medida que introduce medidas como los grupos de refuerzo, para que al t¨¦rmino de la jornada escolar los alumnos con m¨¢s dificultades se queden en la escuela y reciban clases de apoyo en las materias que lleven m¨¢s retrasadas, o los desdobles en asignaturas instrumentales como lengua o matem¨¢ticas. Estas medidas, si se les dedican los recursos suficientes, servir¨¢n para luchar contra el fracaso escolar.
En conclusi¨®n, si las administraciones educativas desarrollan algunas medidas que contiene la LOE, financian la escuela p¨²blica con recursos suficientes y apoyan de manera clara el modelo y los valores de la escuela p¨²blica, podemos ser optimistas y tener esperanza en el futuro.
Lola Abell¨® Planas es presidenta de la confederaci¨®n laica de asociaciones de padres CEAPA.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.