De la actualidad al cine
A los lectores de Javier Mar¨ªas no les debe sorprender el encontrarse a la vez con dos libros de recopilaciones de art¨ªculos. Dice su hermano Miguel, que es cr¨ªtico de cine, y los dos son hijos de Juli¨¢n Mar¨ªas, que hace muchos a?os en una revista semanal ilustrada fue un atento, sagaz y estimulante comentarista cinematogr¨¢fico, que Javier Mar¨ªas cuando escribe de cine -y uno de los dos libros, objeto de esta rese?a, re¨²ne 63 art¨ªculos sobre este arte, en una cuidada edici¨®n de In¨¦s Blanca y Reyes Pinz¨¢s, con pr¨®logo de Miguel Mar¨ªas- no es ni el novelista de ¨¦xito ni el ciudadano hom¨®nimo que publica sus textos en prensa -el otro libro recoge sus colaboraciones en el color¨ªn de este diario, desde febrero de 2003 a febrero de este mismo a?o-, donde se indigna, se molesta, se divierte o se alegra, sino "un personaje intermedio": en palabras de su hermano "lo que de ¨¦l permanece invariable desde que le conozco". En t¨¦rminos f¨¢cilmente cin¨¦filos, y dado que por ah¨ª abajo pronto saldr¨¢ citado Welles, podr¨ªamos decir que es "el tercer hombre". Pero bromas aparte me interesa subrayar esta idea. Pues Donde todo ha sucedido. Al salir del cine no es una mera recopilaci¨®n de art¨ªculos, sino sobre todo "un libro de cine", un libro que forma parte de la bibliograf¨ªa selecta del autor (como forman parte de la misma sus colecciones de textos literarios, de fantasmas, de libros, de escritores, la mayor¨ªa de ellos fogueados, primero, en lo ef¨ªmero del papel y luego asentados en libro con voluntad de perdurar y ser consultado). Y que esto es as¨ª puede deberse a la frase feliz que escribe su hermano Miguel.
EL OFICIO DE O?R LLOVER
Javier Mar¨ªas
Alfaguara. Madrid, 2005
316 p¨¢ginas. 20 euros
DONDE TODO HA SUCEDIDO. Al salir del cine
Javier Mar¨ªas
Galaxia Gutenberg/C¨ªrculo
de Lectores. Barcelona, 2005
281 p¨¢ginas. 16 euros
En sus art¨ªculos de cine se
muestra m¨¢s melanc¨®lico y nost¨¢lgico -el s¨¦ptimo arte es propicio a la evocaci¨®n y la memoria-; y m¨¢s ciudadano col¨¦rico en sus art¨ªculos c¨ªvicos, en sus entregas dominicales: de ah¨ª lo acertado de (re)leerle en una tacada, incluso mezclando art¨ªculos de un libro y de otro: algunos se repiten en ambas colecciones. A Mar¨ªas, que ama el cine -y defiende con igual pasi¨®n a John Ford que arremete, cual joven eterno teniente del S¨¦ptimo de Caballer¨ªa, contra ?lvarez del Manzano: para lectores de otras autonom¨ªas, un alcalde que hubo en Madrid-, le sienta mejor refugiarse en la melancol¨ªa del recuerdo, conservada en el macetero del v¨ªdeo o del DVD, que cargar las tintas contra el pol¨ªtico de turno. Y es que no es lo mismo atender a Aznar Campeador que evocar a John Wayne en Centauros del desierto, o recordar al gran Orson Welles cuando le preguntaban por sus tres mejores directores de cine: "John Ford, John Ford, John Ford", que citar, en EPS, en 2003, a los tres tenores de las Azores, esa "patochada de las Azores" (Mar¨ªas). "Patochadas" municipales, nacionales, e internacionales, contra las que carga con sana c¨®lera, sabiendo que por el camino va a encontrarse con lectores, hunos le jalear¨¢n, hotros le increpar¨¢n, pero lectores siempre le salen por el camino. En estos art¨ªculos semanales, uno ha visto, en su (re)lectura continuada, una suerte de diario, personal y c¨ªvico, en el que el ciudadano Mar¨ªas est¨¢ suficientemente enfadado, y lo expresa, pero otras veces se purga con una cucharada sopera de melancol¨ªa ante una colecci¨®n de cromos de futbolistas, una tumba literaria y dos o tres cosas m¨¢s que le hacen olvidar que, a veces, el Madrid pierde (el 19-N), Manzano-Gallard¨®n-Aznar le irrita(ba)n y cosas as¨ª.
Es f¨¢cil, en cambio, leyendo los de cine, dejarse llevar otra vez por John Wayne, El hombre tranquilo, claro, Ford, Ford, Ford, por supuesto. Y un hombre tranquilo es Mar¨ªas en estos art¨ªculos; bueno, no tanto en su conocida pol¨¦mica, aqu¨ª recogida, con los Q., padre e hija, pero esto es agua oxoniense que no mueve molino. En los de cine, podr¨¢ toparse tambi¨¦n con lectores airados: cualquier aficionado tiene sus filias y fobias, y ¨¦stas se llevan como los colores del club de sus amores (reciente todav¨ªa el 0-3 del 19-N y su art¨ªculo de ese d¨ªa en EL PA?S, ?no hay suficiente material como para hacer ya un libro sobre f¨²tbol?; en la edici¨®n de Alfaguara hay algunos art¨ªculos excelentes). Pero Mar¨ªas tambi¨¦n puede encontrarse hablando de preferencias cinematogr¨¢ficas con lectores entusiastas que o bien se alinean con sus gustos o se baten con ¨¦l en duelo, pues el cine te fuerza a la evocaci¨®n, a la melancol¨ªa y casi a la participaci¨®n: hay un art¨ªculo breve, muy hermoso, dedicado a un Orson Welles recitando ante una c¨¢mara de cine, qu¨¦ si no, un conocido texto de Shakespeare, el c¨¦lebre lamento del jud¨ªo: ...si nos pinchan, ?no sangramos?, etc¨¦tera; pues bien, leyendo ahora estas p¨¢ginas de Mar¨ªas que no recordaba me han venido a la memoria esas palabras dichas por un actor de tercera polaco en la inolvidable pel¨ªcula de Lubitsch, Ser o no ser. Cada lector tendr¨¢ su evocaci¨®n.
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