40 culturas conviven con tensi¨®n en Villaverde

Para muchos habitantes de Madrid, Villaverde es "una de esas zonas del sur de la capital". Un lugar de gente m¨¢s bien humilde, conflictivo, donde se concentran putas, delincuentes, cabecillas de bandas de crimen organizado, inmigrantes, camellos... "la escoria", que dir¨ªa Nicol¨¢s Sarkozy, el actual ministro del Interior franc¨¦s, y, sin embargo, cada vez con m¨¢s papeletas para ser presidente de su naci¨®n.

Es el distrito, a unos 15 kil¨®metros del centro donde a¨²n no llega el metro (ahora en construcci¨®n), que se extiende a lado y lado de la M-30 en forma de un mont¨®n de torres de ladrillo visto con m¨¢s de 10 alturas. Es el barrio donde muri¨® apu?alado Manu, un chico espa?ol de 17 a?os, a manos de otro chico dominicano de 19 el pasado verano. Es el lugar en el que algunos vecinos necesitan un "salvoconducto" que demuestre que son residentes y que van a sus casas y no buscando los servicios de alguna de las meretrices que salpican sus calles. Y es el sitio en el que se ubica el mayor hipermercado de la droga de Espa?a: el Salobral.

La renta media es aqu¨ª la mitad que la del barrio Salamanca de Madrid y el fracaso escolar alcanza el 30%

Desde su origen, que se remonta al franquismo, Villaverde fue un ¨¢rea de inmigrantes. Los primeros en llegar fueron extreme?os y castellanos

Pero si alguien no hubiera o¨ªdo nunca hablar de Villaverde y se metiera por equivocaci¨®n en esa zona de Madrid una buena ma?ana, lo que encontrar¨ªa ser¨ªa un barrio de vida tranquila. Con sus parques, sus comercios de toda la vida y sus zonas comerciales, sus peque?as plazoletas, sus colegios e institutos, sus zonas deportivas y sus centros culturales. El supuesto turista accidental percibir¨ªa que hay una mayor¨ªa de poblaci¨®n mayor, gente de esa que lleva toda la vida en el barrio, y otro mont¨®n de gente reci¨¦n llegada, m¨¢s joven, procedente del Magreb y de Ecuador, principalmente.

Vamos, que hay de todo y por su orden, y en funci¨®n de donde se viva pues hay unos problemas u otros. Y es que tan real es el Villaverde de parques y paseos como el deterioro f¨ªsico y humano de algunas de sus zonas.

"Esto ha cambiado mucho, a peor, en los ¨²ltimos cuatro a?os", dice Severino Fern¨¢ndez, de 75 a?os y regente de una mercer¨ªa en San Crist¨®bal de los ?ngeles, donde el porcentaje de inmigrantes es del 40%. "Antes nos conoc¨ªamos todos y ahora uno no sabe con qui¨¦n trata. Todo el mundo que ha podido se ha ido. Por las noches no se puede salir a la calle".

Es cierto que en este distrito, en donde la poblaci¨®n inmigrante supera el 20%, y llega a casi el 40% en algunas zonas, se dan unas condiciones de vida distintas a las de otros lugares de la capital. Pero es que, desde sus or¨ªgenes, que se remontan al franquismo, Villaverde fue un barrio obrero y de inmigrantes. Primero de extreme?os y castellanos que vinieron a trabajar en los setenta al pol¨ªgono industrial de San Crist¨®bal en la Renault o en la Peugeot. Ahora, de latinoamericanos y magreb¨ªes, que trabajan en empresas de la ciudad pero que viven all¨ª porque las viviendas, puestas en venta por esos trabajadores primigenios, son m¨¢s baratas; a¨²n hay pisos de 2.000 euros el metro cuadrado, la tercera parte que en el centro.

"Yo vine aqu¨ª a vivir hace cinco a?os con mi familia", dice Youness, un inmigrante marroqu¨ª de 25 a?os. "Ahora llevo este locutorio y tengo una casa para m¨ª solo en el barrio de San Crist¨®bal porque mis padres se han ido a Valencia. Tengo una novia brasile?a y vivo bien".

La tensi¨®n est¨¢ servida. Un mont¨®n de gente (144.000 personas) venida de todas partes; un 9% de paro (tres puntos por encima de la media regional); una renta per c¨¢pita de 8.100 euros (frente a los 17.000 del barrio Salamanca, por ejemplo); casi un 30% de fracaso escolar; 40 culturas diferentes; personas procedentes de realojos chabolistas y drogodependientes deambulando por la zona; currantes de toda la vida que hacen ejercicios de ingenier¨ªa financiera para llegar a fin de mes... Todos juntitos.

Problemas de convivencia

Un barrio mixto, donde los principales problemas son de convivencia, seg¨²n han denunciado reiteradas veces las asociaciones de vecinos, hartas del estigma de marginalidad que recae sobre el barrio. "Hasta que no pase algo como en Francia, aqu¨ª nadie se moja, y menos los pol¨ªticos", escribe uno en un foro del peri¨®dico local.

Por el momento, la Administraci¨®n local mantiene una sola comisar¨ªa con menos de 200 agentes para dos distritos: el de Usera y el propio Villaverde, donde no hay d¨ªa que no haya un robo con violencia, seg¨²n la polic¨ªa. "Lo que hay es una falta de convivencia tremenda, y ah¨ª poco podemos hacer", dice el responsable de seguridad ciudadana. "El barrio sufre las consecuencias del trasiego que provoca el Salobral. Y no hay que olvidar que, aunque no hay bandas, aqu¨ª viven sus cabecillas".

El concejal del distrito, Carlos Izquierdo (PP), coincide: "El mayor problema son los n¨²cleos chabolistas, que van a desaparecer y se va a realojar a sus habitantes". Pero la opini¨®n del director de uno de los institutos, que prefiere no dar su nombre, es menos optimista: "Aqu¨ª tenemos a los cachorros, casi un 40% hijos de inmigrantes. Pero hay una terrible falta de inter¨¦s por el estudio. El aprendizaje no es un valor ni para ellos ni para sus padres. Lo ¨²nico que cuenta es el del dinero. El absentismo es tremendo, y lo que se est¨¢ fraguando, a pesar de nosotros, no es nada halag¨¹e?o de cara al futuro".