Ayudar al pr¨®jimo
El Financial Times publica peri¨®dicamente un suplemento titulado How To Spend It (C¨®mo Gastarlo). Cuenta con que el lector lo tiene. En cantidades industriales, a juzgar por la edici¨®n especial de Navidad, que incluye, entre sus sugerencias de "regalos para ella", un reloj de vestir Lange & S?hne que cuesta 19.100 libras (28.270 euros).
Esta columna es un c¨®mo gastarlo alternativo. Nuestra pregunta navide?a es: ?cu¨¢l es la mejor forma de gastar el dinero que queremos dar a quienes lo necesitan? Lo primero de todo, ?cu¨¢nto? El especialista en ¨¦tica Peter Singer, en su maravilloso libro One World, hace unos c¨¢lculos aproximados y sugiere que una persona que gane un salario medio o superior en los pa¨ªses desarrollados deber¨ªa dedicar el 1% de sus ingresos anuales a "los que tienen dificultades para conseguir suficiente comida, agua potable, un lugar en el que refugiarse de los elementos y asistencia sanitaria b¨¢sica". En mi libro Free World me mostr¨¦ de acuerdo con su sugerencia, y algunos lectores respondieron de inmediato con una pregunta: ?c¨®mo? Lo que sigue afecta, sobre todo, a los brit¨¢nicos, pero los principios generales pueden valer para m¨¢s gente.
Es mucho m¨¢s f¨¢cil abrir el coraz¨®n y el monedero cuando se trata de cat¨¢strofes inmediatas, y mucho m¨¢s dif¨ªcil en tareas a largo plazo
Una actividad que tiene un coste espectacular por vida salvada es la terapia de rehidrataci¨®n que llevan a cabo Unicef y otras organizaciones
La gente, ante im¨¢genes de sufrimiento inmediato, se deja llevar por las emociones. Podr¨ªa decirse que tratamos de obtener m¨¢s dolor por cada d¨®lar que damos
Independientemente de lo que cada uno piense sobre la racaner¨ªa del Gobierno brit¨¢nico respecto al Presupuesto de la UE, los brit¨¢nicos, como pueblo, no son de los menos generosos. Seg¨²n las cifras recogidas por el Consejo Nacional de Organizaciones de Voluntarios, el importe total de las donaciones asistenciales realizadas en Gran Breta?a en 2004-2005 fue de 8.200 millones de libras (12.130 millones de euros). Dos de cada tres adultos hacen donaciones, de modo que la donaci¨®n media anual fue de 297 libras por persona. Dado que el salario medio est¨¢ alrededor de las 22.500 libras, los que dan, en su conjunto, est¨¢n justo por encima de la meta que propone Peter Singer. En la pr¨¢ctica, eso significa que algunos de los que m¨¢s ganan dan bastante m¨¢s del 1% de sus ingresos, cosa que pueden permitirse perfectamente.
Despu¨¦s de decidir cu¨¢nto pueden permitirse dar, la siguiente pregunta es: ?en qu¨¦? ?En algo mundial o local? ?Pobreza, enfermedades, falta de hogar, infortunios, tortura, censura, cat¨¢strofes naturales, analfabetismo, c¨¢ncer o crueldad contra los animales? Hay muchas miserias entre las que elegir. Quien contribuya este a?o al Llamamiento de Navidad de The Guardian puede ayudar a M¨¦dicos sin Fronteras a salvar la vida de un enfermo de sida en ?frica por 15 libras al mes (guardian.co.uk/christmasappeal). Es decir, el banquero de inversiones que hojea su ejemplar de How To Spend It, en vez de regalarle a ella ese reloj de vestir de Lange & S?hne, podr¨ªa salvar 106 vidas al a?o. A lo mejor podr¨ªa poner un vale bajo el ¨¢rbol, como esos cupones tan pulcros que dan en Oxfam para certificar que uno ha comprado una cabra: "Querida, estas navidades he salvado 106 vidas en tu nombre". ?No ser¨ªa un buen regalo para la chica que lo tiene todo?
Otra cosa que tiene un coste espectacular por vida salvada es la terapia de rehidrataci¨®n que llevan a cabo Unicef y otras organizaciones. Singer afirma que, si no damos dinero a esas causas, somos tan culpables como si pasamos junto a una chica que est¨¦ ahog¨¢ndose en la charca del pueblo y no la ayudamos por miedo a que se nos moje la ropa o a llegar tarde a una cita. El mundo es el pueblo de todos nosotros. Existen muchas pruebas de que cada vez hay m¨¢s personas, sobre todo los j¨®venes y los que m¨¢s han viajado, que comparten esta visi¨®n.
De hecho, es como si, del viejo dicho de que "la caridad empieza por uno mismo", hubi¨¦ramos pasado a una situaci¨®n en la que parece que la caridad empieza en el extranjero. S¨®lo en Gran Breta?a, las donaciones para las v¨ªctimas del tsunami que golpe¨® Asia en la Navidad pasada alcanzaron la abrumadora cantidad de 422 millones de libras (625 millones de euros). Es muy alentador pero, si todas nuestras donaciones fueran a parar al extranjero, ser¨ªa se?al de que algo va mal. Podr¨ªamos convertirnos en versiones contempor¨¢neas de la se?ora Jellyby de Charles Dickens, con sus "maravillosos ojos" tan fijos en la lejana perspectiva de "doscientas familias en buena salud, que cultivan caf¨¦ y educan a los nativos de Borrioboola-Gha", que no se da cuenta de que su hijo, Peepy, se cae por las escaleras y se abre la cabeza.
Mercado de la compasi¨®n
Es l¨®gico que la gente d¨¦ dinero a las causas que le interesan y le conmueven. Pero, ?podemos fiarnos de que un mercado libre de la compasi¨®n, por as¨ª decir, vaya a garantizar un reparto equitativo de los bienes voluntarios? Por si acaso no podemos, parece razonable dividir nuestras donaciones personales entre lo mundial y lo local.
Tambi¨¦n es preciso lograr otro tipo de equilibrio entre el corto y el largo plazo. Pensemos en Oxfam, por ejemplo. Su directora en el Reino Unido, Barbara Stocking, me dice que se dedica fundamentalmente a tres actividades: el salvamento inmediato de vidas, como en el tsunami o en el terremoto de Pakist¨¢n; el desarrollo a medio plazo, como un programa de irrigaci¨®n para una comunidad agr¨ªcola, y la labor de presi¨®n para lograr cambios a largo plazo, sobre todo a trav¨¦s de su campa?a por un comercio justo. Oxfam lanz¨® la campa?a porque lleg¨® a la conclusi¨®n de que era crucial ocuparse de las causas de la pobreza mundial a largo plazo, y no limitarse a abordar los s¨ªntomas. Y no son los ¨²nicos que piensan as¨ª. Band Aid fue s¨®lo eso, una tirita para la herida externa, pero Live 8 y la plataforma Haced de la Pobreza Historia pretenden atacar la enfermedad. Pero Stocking dice que la facilidad para recaudar fondos est¨¢ en proporci¨®n casi inversa a la posible profundidad de la soluci¨®n. Es mucho m¨¢s f¨¢cil abrir el coraz¨®n y el monedero cuando se trata de cat¨¢strofes inmediatas, y mucho m¨¢s dif¨ªcil en el caso de tareas a largo plazo.
La gente, ante im¨¢genes de sufrimiento inmediato, se deja llevar por las emociones. Podr¨ªa decirse que tratamos de obtener m¨¢s dolor por cada d¨®lar que damos. Tal vez ¨¦sa no sea la mejor gu¨ªa de actuaci¨®n, pero, cuando se habla de organizaciones asistenciales, ?cu¨¢l ser¨ªa la mejor forma de sacar el m¨¢ximo rendimiento a nuestro dinero? Despu¨¦s de escoger las ¨¢reas en las que queremos ayudar, nos encontramos con la dif¨ªcil tarea de seleccionar las instituciones o las ONG concretas. ?C¨®mo se juzga su eficacia? "Porque suponen una gran diferencia", decimos vagamente. O "porque cambian la vida de la gente de forma duradera". ?Pero c¨®mo se valora eso? "Cuando uno lo ve, se da cuenta", responden los analistas del sector. Lo que ocurre es que la mayor¨ªa de nosotros, en general, no puede verlo personalmente, sobre todo en los proyectos que se realizan en otros pa¨ªses.
Por suerte, tenemos a nuestra disposici¨®n varias herramientas de Internet. Son buenos puntos de partida una nueva p¨¢gina web llamada Guidestar (guidestar.org.uk, basada en la ya existente en Estados Unidos, guidestar.org), las distintas p¨¢ginas de la Charities Aid Foundation (que pronto van a consolidarse en cafonline.org) y New Philanthropy Capital (philanthopycapital.org). Esta ¨²ltima emplea el lenguaje de la Bolsa para destacar, por ejemplo, "un rendimiento de la inversi¨®n superior al 2.500%" por cada libra que se d¨¦ a Age Concern Swansea, que ayuda a los jubilados pobres de la ciudad galesa de Swansea a reclamar los beneficios que les debe la Seguridad Social brit¨¢nica. Varios analistas del sector me insisten en¨¦rgicamente en que, muchas veces, las organizaciones m¨¢s eficaces -es decir, que tienen una influencia m¨¢s duradera a la hora de cambiar vidas- son las m¨¢s peque?as, las menos conocidas, las que funcionan gracias a voluntarios que viven en las mismas comunidades en las que trabajan. Un activista de uno de esos peque?os proyectos comunitarios, que trabaja en Glasgow, se me quej¨® de que cada vez existen m¨¢s desigualdades en el voluntariado, que las organizaciones grandes y ricas son cada vez m¨¢s grandes y m¨¢s ricas y las peque?as y pobres son cada vez m¨¢s peque?as y m¨¢s pobres. Cuesta m¨¢s encontrarlas, pero merece la pena buscar. En la medida de lo posible, debemos intentar ver las cosas personalmente.
En esta columna me he limitado a rascar la superficie. No he entrado en detalles t¨¦cnicos de tipo financiero, como el valor a?adido que suponen para todas las organizaciones las aportaciones regulares, hechas con el correspondiente ahorro fiscal. No he hablado de algo tan b¨¢sico como si lo que tenemos que dar, en realidad, es nuestro tiempo y nuestro trabajo, no s¨®lo nuestro dinero. Pero una cosa que tiene que quedar clara es que hace falta dedicar tiempo, atenci¨®n y un minucioso trabajo de b¨²squeda para dar ese dinero y poder confiar razonablemente en que se gaste bien. As¨ª, pues, felices fiestas y buena b¨²squeda.
www.freeworldweb.net. Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia
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