Los pescadores de Aceh vuelven al mar
El maremoto que el 26 de diciembre del a?o pasado asol¨® las costas de una docena de pa¨ªses en el oc¨¦ano ?ndico no s¨®lo rob¨® la vida a 230.000 personas, sino que dej¨® a un n¨²mero muy superior sin medio de subsistencia. Del mill¨®n y medio que se qued¨® sin sustento m¨¢s de 600.000 habitan en la provincia de Aceh, y la mitad de ellos son familias de pescadores. El agua destroz¨® o hundi¨® 7.000 de los 20.000 barcos que hab¨ªa en esta regi¨®n de aguas azules, cocoteros y monta?as verdes, en la isla indonesia de Sumatra. Algunos ten¨ªan m¨¢s de 20 metros de eslora, otros eran canoas apenas de cuatro.
Tras la destrucci¨®n sembrada por las olas, los barcos comienzan a regresar a este mar rico en atunes. Unos han sido construidos gracias a los fondos de organizaciones no gubernamentales (ONG), otros debido al esfuerzo aislado de sus propietarios, que se quejan de haber sido abandonados y no haber recibido ning¨²n tipo de ayuda en una crisis humanitaria donde si algo no ha faltado es dinero.
Los habitantes de la provincia indonesia reflotan buena parte de los 7.000 barcos destruidos por la cat¨¢strofe
Imran, de 38 a?os, mira con cari?o la quilla del casco de cinco metros que comienza a cobrar vida en la chabola-taller de Azar, tambi¨¦n de 38 a?os, y dice: "Espero que est¨¦ listo en enero para volver a trabajar". Imran perdi¨® a su esposa y sus cuatro hijos en la cat¨¢strofe. Nunca encontr¨® sus cuerpos. Se los llev¨® el mar o los enterraron en una fosa com¨²n. Falto de empleo, recupera cables entre la basura. De vez en cuando, ayuda en el taller a Azar, a quien el maremoto le arrebat¨® tambi¨¦n a su mujer y a dos de sus tres hijos. Tampoco aparecieron sus cad¨¢veres.
El modesto astillero, construido por Azar con tablones recuperados despu¨¦s de la gran ola, se encuentra en la margen de un r¨ªo que desemboca en el mar, en Kampung Jawa, una aldea de las afueras de Banda Aceh, en la que, seg¨²n dice, murieron m¨¢s de 2.500 de sus 4.000 habitantes. En las orillas se alinean los barcos, muchos destrozados. En el agua, sobresale la proa de algunos hundidos.
Al otro lado del r¨ªo, Arista, de 37 a?os, propietario de un pesquero de 18 metros, tambi¨¦n se prepara para regresar al mar: "Desde el maremoto no volvimos a faenar. Tres de los cuatro tripulantes se ahogaron. El agua los arroj¨® por la borda, y perdimos las redes. El barco qued¨® varado, y la semana pasada por fin lo metimos en el agua empuj¨¢ndolo con una excavadora. Necesitamos 2.000 d¨®lares para poder volver a pescar, y nadie nos da ninguna ayuda".
La situaci¨®n de Azar y Arista es una muestra de la falta de coordinaci¨®n y las paradojas que han puesto de relieve el proceso de reconstrucci¨®n de Aceh. Seg¨²n la ONU, los bancos de peces podr¨ªan resultar diezmados, debido a que las ONG -ansiosas por gastar los fondos de los donantes- est¨¢n construyendo muchos m¨¢s barcos de los que exist¨ªan antes del desastre y ofrecen industrializar el sector, en una regi¨®n dedicada principalmente a la pesca artesanal.
"Las ONG deber¨ªan haberse unido en vez de construir tantos barcos peque?os. Hay una gran falta de coordinaci¨®n", explica Antoine Mu?oz, responsable de un proyecto de la Cruz Roja de B¨¦lgica para botar 17 barcos de 17 metros, que dar¨¢n empleo a cerca de 300 pescadores. "El objetivo es introducir, tambi¨¦n, un sistema de cooperativas, que les permita mejorar sus ingresos", explica Mu?oz, que trabaj¨® durante a?os en las cooperativas pesqueras belgas.
Mientras tanto, los pescadores de Banda Aceh coinciden en que ahora hay m¨¢s peces que antes. "Hay menos barcos trabajando, y quiz¨¢s ha cambiado tambi¨¦n su h¨¢bitat", dice Arista. En el mercado cercano, Samsul Bahri, un vendedor de pescado de 49 a?os, afirma: "El que haya menos barcos ha hecho que los precios sean mucho m¨¢s altos que antes".
De Indonesia a Tailandia
El conocimiento del oc¨¦ano, de sus corrientes y movimientos, transmitido de generaci¨®n en generaci¨®n, entre un grupo de pescadores permiti¨® a los habitantes de la isla Surin del Sur, en Tailandia, escapar a la cat¨¢strofe. Mientras, mucha gente, en los pa¨ªses que se vieron afectados, se dirigi¨® a la playa cuando las aguas retrocedieron centenares de metros -el signo de que se aproxima un maremoto-, los llamados gitanos del mar se apresuraron hacia las colinas, lo que les permiti¨® salvar la vida.
En la playa de Rewai, en la isla de Phuket, en Tailandia, Samit Saesua, de 28 a?os, asegura que el a?o pasado fue la primera vez que ve¨ªa el fen¨®meno, pero que sab¨ªa que "cuando de repente baja el agua, significa que se aproxima un maremoto". "Nuestra tradici¨®n cuenta que hace cientos de a?os hubo una cat¨¢strofe parecida, con siete grandes olas", explica mientras barniza su barco bajo las palmeras.
Rewai no result¨® muy afectada por la cat¨¢strofe, ya que en esa parte de Phuket, las aguas s¨®lo alcanzaron un metro en el poblado, frente a m¨¢s de 10 metros en Indonesia. Sin embargo, muchos barcos resultaron da?ados. "Hemos recibido alg¨²n dinero de Holanda para repararlos", a?ade Saesua, quien afirma que, justo despu¨¦s del maremoto, vieron peces que son propios de Indonesia. "Desde aquel d¨ªa, el mar est¨¢ diferente, las corrientes han cambiado".
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