Las zonas dif¨ªciles de la normativa

Tres personas entran en un bar. Piden un caf¨¦ y se encienden un cigarro en la zona donde no est¨¢ permitido fumar, seg¨²n la normativa antitabaco que ayer entr¨® en vigor. La zona de fumadores est¨¢ a apenas tres metros de distancia, pero nadie les pide que se muevan ni les dice nada, quiz¨¢ porque el contexto hace muy dif¨ªcil recriminar a nadie su actitud: se trata del bar del Tanatorio Norte de Madrid. Un rato despu¨¦s de esta escena, ocurrida ayer sobre las 16.30, un camarero aseguraba que ¨¦l todav¨ªa no se hab¨ªa visto en la situaci¨®n de pedir a alguien que no fumase, pero que probablemente es algo que le va a resultar dif¨ªcil cuando tenga que hacerlo.

Una empleada del tanatorio advert¨ªa: "Yo no voy a entrar en las salas a decirle a nadie que no fume; mientras est¨¦n ah¨ª, est¨¢n en su casa", y a?ad¨ªa, se?alando la recepci¨®n: "Eso s¨ª, aqu¨ª no va a fumar nadie". Normalmente, la gente que quiere consumir tabaco en las salas donde descansan los f¨¦retros, lo hace, aunque los ceniceros "se retiraron hace tiempo", as¨ª que "usan una lata o lo que sea", aseguraba la mujer.

"Yo no voy a entrar en las salas a decir que no fumen", dice una empleada del tanatorio

La normativa antitabaco suscita numerosas dudas sobre sus l¨ªmites, como demuestra el aluvi¨®n de llamadas que ha recibido en los ¨²ltimos d¨ªas el tel¨¦fono de informaci¨®n sobre la ley facilitado por el Ministerio de Sanidad. Una de las preguntas que recibi¨® el servicio fue: "?Se puede fumar en un tanatorio?". "No", fue la respuesta. En el Tanatorio Norte de Madrid, los familiares y amigos de los fallecidos fumaban ayer en un pasillo interior, de techo acristalado, que da acceso a algunas salas. "Ah¨ª pueden fumar", se?alaba un empleado, "porque los laterales est¨¢n abiertos al exterior".

Un agradable sol de invierno decoraba el primer d¨ªa de 2006 a las puertas del centro de Acogida de San Isidro, situado en la Casa de Campo de Madrid. "S¨®lo faltaba que no nos dejaran fumar". Manuel, un hombre mayor que duerme en el albergue para personas sin hogar, hac¨ªa un crucigrama al sol mientras aseguraba que nadie les ha dicho nada de que no van a poder fumar en el centro. "Todos fuman, todos fuman ah¨ª dentro", se quejaba a su lado Raimon. "Y t¨² no fumas porque no te ha llegado la paga este mes", le recriminaba un tercero.

Muy cerca de all¨ª, est¨¢ el edificio Mayorales, donde se encuentran las oficinas del centro de acogida. En la puerta, un cartel indica: Prohibido fumar en todo el edificio a partir del 1 de enero. En los centros de atenci¨®n social, la ley dice que s¨®lo se podr¨¢ consumir tabaco en las zonas habilitadas para ello. A Manuel no le entra en la cabeza que le puedan prohibir fumar, pero hay centros en los que desde hace ya tiempo no se puede. En el de San Vicente Pa¨²l, en el barrio de Chamber¨ª, en pleno centro de Madrid, no se puede fumar "en las zonas comunes: ni en el comedor, ni en las duchas, ni en las habitaciones", explica Eduardo, un hombre que ha dormido all¨ª los ¨²ltimos meses. Mientras aspira el humo de su cigarrillo en la entrada al aire libre del centro, Eduardo afirma que no le parece mal que est¨¦ prohibido fumar en el interior.

S¨®lo el tiempo dir¨¢ lo dif¨ªcil o lo f¨¢cil que va a ser que se cumpla la ley antitabaco, tanto en estos casos, m¨¢s excepcionales, como en las situaciones m¨¢s cotidianas como por ejemplo en las empresas, donde a partir de ayer est¨¢ completamente prohibido fumar. En el centro de control de alarmas de Securitas Direct en el municipio de Las Rozas, a unos 20 kil¨®metros de Madrid, ayer tuvieron una especie de ensayo general, ya que s¨®lo trabaj¨® un peque?o porcentaje, unos 50, de los empleados. A Silvia y a Marta les toc¨®. Ambas est¨¢n encantadas con la nueva normativa, que ya les ha cambiado su d¨ªa a d¨ªa. Ninguna de las dos fuma, pero durante los tiempos muertos antes se sal¨ªan fuera del edificio "porque la sala de descanso estaba llena de humo, no se pod¨ªa aguantar", explicaba ayer Marta. "Sacabas un refresco y te sab¨ªa a tabaco. Un compa?ero que estaba dejando de fumar no pod¨ªa entrar en la sala", completaba Silvia. Ahora, los que van a tener que salir fuera son los fumadores y ellas, por fin, van a poder usar la sala de descanso. Como la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n, las dos chicas han debatido mucho las ¨²ltimas semanas sobre la ley antitabaco, por lo que tienen el tema muy estudiado: "Me parece un poco radical lo de los bares, y me parece muy mal lo de los banquetes de boda [en superficies de m¨¢s de 100 metros cuadrados s¨®lo se podr¨¢ fumar en zonas espec¨ªficas]", dec¨ªa Silvia.

A los fumadores s¨®lo les queda tener ¨¢nimo: "Intentar¨¦ bajar a 10 cigarrillos al d¨ªa". A Sandra, que contestaba ayer llamadas de alarma junto a sus compa?eras en el centro de Securitas Direct, le parece que la ley le va a ayudar a reducir el consumo de tabaco. "Hoy [por ayer] s¨®lo he salido una vez a fumar desde las ocho de la ma?ana", aseguraba a mediod¨ªa.