A vueltas con la muerte

Proviene de una cinematograf¨ªa, la eslovena, que, salvo error u omisi¨®n, jam¨¢s ha visto estrenar una pel¨ªcula suya en nuestras carteleras. Y sin embargo, Defosaenfosa, curioso t¨ªtulo para contar las vicisitudes de un enterrador un tanto peculiar, deja trascender un cierto aire de familia, las formas de un cine que cabalga con decisi¨®n sobre claves gen¨¦ricas de comedia negra, por un lado, y de s¨®rdido, terrible drama, por el otro. Un aire de familia que lo emparenta con otros insignes antecedentes, entre ellos el cine de Emir Kusturica; pero que en realidad a alg¨²n espectador con una memoria m¨¢s antigua le sonar¨¢ a cierto cine irrepetible que se produjo en la Checoslovaquia de los sesenta, con su aire surreal, los quiebros impensados de su narraci¨®n y un aire entre espantado e inocente que impregnaba sus im¨¢genes.

De todo eso hay en la historia de Pero (Gregor Bakovic), un sepulturero que lee odas funerarias a sus vecinos difuntos en las que desliza, fil¨®sofo de vecindario, al fin y al cabo, su propia visi¨®n de la vida. Una existencia, por lo dem¨¢s, recorrida por los escalofr¨ªos de lo siniestro (un padre suicida potencial, una hermana que apenas se comunica con nadie, una novia atormentada por un turbio progenitor, un vecino con extra?as costumbres natatorias), ante la que Pero reacciona con estoicismo: su punto de vista sobre el mundo parecer¨¢ caprichoso y a menudo incomprensible, pero la buena disposici¨®n que le pone a los malos tiempos hacen de ¨¦l un personaje punto menos que entra?able.

Hay en el filme una clara estrategia orientada a mostrar de qu¨¦ forma tan sutil, y tan terrible, se abre paso el horror en medio de la placidez de una vida que transcurre de alguna manera en las cercan¨ªas de la muerte. Pero anida tambi¨¦n en la narraci¨®n un gusto por el detalle alegre, por la peripecia jocosa que, al menos en buena parte de su desarrollo, parece volcar las cosas del lado de la comedia costumbrista: fiestas alocadas, bromas impensadas, accidentes jocosos. Y como si se tratara de recordar que el azar cruel es la otra cara de la despreocupada bonanza, el filme se enfila hacia un tercio final abrupto, en el que el horror deja literalmente helado a su espectador, impensada pirueta que su director, Jan Cvitkovic, conduce con mano segura. Es una pel¨ªcula extra?a, personal y como no se suelen hacer en nuestro entorno; pero es tambi¨¦n un excelente ejercicio de narraci¨®n sin ataduras, una recomendaci¨®n para amantes del cine no adocenado y de las historias "como la vida misma".