Washington mantiene su doctrina de guerra preventiva y apunta a Ir¨¢n como amenaza

En la primera revisi¨®n de la Estrategia Nacional de Seguridad despu¨¦s de la guerra de Irak, EE UU sostiene la doctrina del derecho a atacar preventivamente en defensa propia, y apunta a Ir¨¢n como el principal reto, porque "patrocina el terrorismo, amenaza a Israel y trata de alterar la paz en Oriente Pr¨®ximo y la democracia en Irak". La presi¨®n diplom¨¢tica sobre el programa nuclear iran¨ª, se afirma, debe tener ¨¦xito "para evitar el enfrentamiento". El texto, que sirve de marco para definir las l¨ªneas internacionales de la seguridad estadounidense, arranca con una carta de George W. Bush en la que se reafirma que EE UU est¨¢ en guerra contra "un terrorismo alimentado por una agresiva ideolog¨ªa de odio y muerte".

El texto no modifica la principal innovaci¨®n del documento de 2002 que marc¨® la estrategia despu¨¦s del 11-S: los ataques preventivos. La diplomacia y la acci¨®n no militar son la mejor forma de frenar la proliferaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva; "sin embargo, si es necesario para nuestra defensa, no descartamos el uso de la fuerza antes de que ocurra el ataque".

"EE UU se reserva el derecho de tomar medidas anticipatorias para defenderse, incluso aunque haya incertidumbres sobre el lugar y el momento del ataque del enemigo". En otras palabras, habr¨¢ medidas anticipatorias si se cree que una escalada nuclear en un pa¨ªs como Ir¨¢n o Corea del Norte va a desembocar en un futuro ataque, porque "cuando las consecuencias de un ataque con armas de destrucci¨®n masiva son potencialmente tan devastadoras, no podemos permitirnos el lujo de quedarnos cruzados de brazos mientras se materializan graves peligros". "Nuestro enfoque", se a?ade, "es idealista en cuanto a los objetivos y realista en cuanto a los medios para conseguirlos".

El documento, en l¨ªnea con las declaraciones de Bush y otros dirigentes, reconoce el error de creer que hab¨ªa armas de destrucci¨®n masiva en Irak y dice que "hay que aprender de esta experiencia"; la informaci¨®n de los servicios secretos debe mejorar, pero "siempre habr¨¢ incertidumbre sobre el estatus de los programas clandestinos", porque "los reg¨ªmenes proliferadores, a menudo brutales, se esfuerzan por ocultar sus actividades". En todo caso, "es mejor para el mundo que los tiranos sepan el riesgo que corren si quieren tener armas de destrucci¨®n masiva".

A pesar de las cr¨ªticas internas e internacionales sobre la experiencia iraqu¨ª, la estrategia apuesta por la democracia de transformaci¨®n. Pero hay una interesante reflexi¨®n sobre los l¨ªmites de la actuaci¨®n unilateral: "Tenemos que estar preparados para actuar solos si es necesario, al tiempo que debemos reconocer que, sin la cooperaci¨®n sostenida de nuestros aliados y socios, hay pocas cosas que podamos conseguir y que tengan consecuencias duraderas".

Reg¨ªmenes desp¨®ticos

A lo largo de casi medio centenar de p¨¢ginas, la Estrategia de Seguridad Nacional revisada evoca desde el principio uno de los ejes de la pol¨ªtica exterior de George W. Bush: la extensi¨®n de la democracia. "EE UU apoya los movimientos e instituciones democr¨¢ticos en cada naci¨®n y cultura, con el objetivo ¨²ltimo de acabar con la tiran¨ªa en el mundo". ?C¨®mo se concreta ese apoyo? Denunciando abusos contra los derechos humanos -se menciona "la intolerancia religiosa, la discriminaci¨®n de las mujeres y el tr¨¢fico de personas"-, recibiendo en la Casa Blanca a los l¨ªderes opositores de pa¨ªses represivos, financiando elecciones y sancionando a los reg¨ªmenes desp¨®ticos. Adem¨¢s de Ir¨¢n, se se?ala a otros seis pa¨ªses con esta denominaci¨®n: Bielorrusia, Myanmar (Birmania), Corea del Norte, Cuba, Siria y Zimbabue. Tambi¨¦n se reconoce que "las elecciones por s¨ª solas no son suficientes" y que deben ser "reforzadas con otros valores, derechos e instituciones". La libertad "no puede ser impuesta", y la forma que adopten la libertad y la democracia en los diferentes pa¨ªses "reflejar¨¢ su historia, su cultura y los h¨¢bitos propios de su gente".

La Estrategia de Seguridad incluye el llamamiento contra el aislacionismo que Bush lanz¨® en el discurso sobre el estado de la Uni¨®n y la necesidad de abordar los retos de la globalizaci¨®n, defiende el refuerzo de la OTAN y la reforma de la ONU y destaca que, adem¨¢s de la guerra militar contra el terrorismo, a corto plazo, EE UU debe combatir a largo plazo en la lucha de las ideas, "porque son las ideas las que pueden convertir a los desilusionados en asesinos dispuestos a matar a v¨ªctimas inocentes".

China -en una reflexi¨®n nueva con respecto a 2002- recibe el aviso de que no debe actuar "como si pudiera acaparar los recursos energ¨¦ticos" o "tratar de dirigir los mercados, en lugar de abrirlos". En cuanto a Rusia, queda claro que acab¨® hace tiempo la luna de miel entre George W. Bush y Vlad¨ªmir Putin: el texto lamenta "un menor compromiso" de Rusia "con las instituciones y las libertades democr¨¢ticas".