Psicodrama franc¨¦s
La jornada de acci¨®n social contra el contrato de primer empleo (CPE) impuesto por el jefe del Gobierno franc¨¦s, Dominique de Villepin, reflej¨® la masiva oposici¨®n a esta reforma entre amplios sectores de la poblaci¨®n, especialmente estudiantes y empleados del sector p¨²blico, al que no afecta la medida. Villepin, con el CPE ya convalidado por la Asamblea Nacional, ofrece negociar medidas complementarias, pero no el fondo. ?ste fue su gran error: no haber intentado dialogar antes de decidir sobre la medida, y puede que esta falta de talante, en quien se presentaba como un pol¨ªtico de consenso, le cueste su carrera pol¨ªtica al El¨ªseo.
Francia est¨¢ viviendo un aut¨¦ntico psicodrama. El CPE es un tipo de contrato en pr¨¢cticas, con un l¨ªmite de dos a?os sin indemnizaci¨®n de despido, que con esta u otra modalidad est¨¢ vigente en muchos pa¨ªses europeos. Pese a ser la juventud la m¨¢s afectada por el paro en Francia, son los propios estudiantes los primeros en rechazarlo, acompa?ados de algunos sindicatos. Si la violencia en las banlieues fue la rebeli¨®n de los hijos de la inmigraci¨®n, la de estos d¨ªas, que ayer alcanz¨® a 130 ciudades en Francia, lo es de la clase media. El CPE es la chispa que ha iniciado un incendio alimentado por unos ciudadanos frustrados, opuestos a todo cambio, que intentan preservar a ultranza un modelo social necesitado de profundas reformas. El triunfo del no en el refer¨¦ndum sobre la Constituci¨®n europea tiene mucho que ver con las manifestaciones de ayer en su rechazo a una Francia m¨¢s liberalizada y modernizada que pueda competir en un entorno globalizado.
A la vez, la lucha en el seno del Gobierno para ocupar el lugar de salida con vistas a las presidenciales de 2007 impide tener un Gobierno s¨®lido. El ministro del Interior, el populista Nicolas Sarkozy, ha sentido girar el viento de la opini¨®n p¨²blica y ha pedido una "suspensi¨®n" de la aplicaci¨®n del nuevo contrato, rompiendo la solidaridad del Gabinete. Y la oposici¨®n s¨®lo saca su cabeza contra el Gobierno, no con un programa propio. Cuando la Torre Eiffel queda cerrada, aunque sea por unas horas, es que algo va realmente mal en Francia.
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