Una factor¨ªa para vender conocimiento

Karim Hmadcha es el autor de uno de los cuadros m¨¢s llamativos del Centro de Biolog¨ªa Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer). Lo que podr¨ªa confundirse con una obra abstracta de Fernando Zobel es una imagen agrandada captada por un microscopio. Un mill¨®n de c¨¦lulas embrionarias, te?idas de rojo chill¨®n gracias a la fosfatasa alcalina -un marcador empleado para identificarlas-, se apretujan como si fueran a desplomarse cual chaparr¨®n.

A Hmadcha le gusta tanto que quiere instalar una copia semejante en su casa. Pero la ocupaci¨®n de Hmadcha tiene poco que ver con la decoraci¨®n o el arte. ?l supervis¨® la selecci¨®n en Estocolmo (Suecia) de las primeras l¨ªneas celulares embrionarias humanas que iban a entrar en Espa?a para un proyecto de investigaci¨®n y tambi¨¦n se encarg¨® de descongelarlas al llegar a su destino. Este bi¨®logo formado en Mequin¨¦s (Marruecos), Sevilla y Michigan (Estados Unidos) se hab¨ªa volcado en la neurociencia hasta que las c¨¦lulas madre y Bernat Soria se le atravesaron en el horizonte.

"En el campo de la investigaci¨®n no vale ser el primero de tu pueblo"

Bernat Soria calcula que el 10% de los cient¨ªficos del centro ser¨¢n visitantes

Hoy es uno de los poqu¨ªsimos investigadores que manipula en Espa?a c¨¦lulas troncales humanas, un campo acotado por el Ministerio de Sanidad a cuatro proyectos (tres de ellos en Andaluc¨ªa) en todo el pa¨ªs. Desde abril de 2005, el equipo del catedr¨¢tico de Fisiolog¨ªa Bernat Soria utiliza este material en su investigaci¨®n sobre la regeneraci¨®n pancre¨¢tica y terapia celular contra la diabetes Mellitus.

Toda su labor se concentrar¨¢ ahora en el Cabimer, que se ha convertido en uno de los centros espa?oles donde se podr¨¢ investigar con c¨¦lulas embrionarias humanas. Uno de los pocos de Europa, lo que favorece los intercambios con otros organismos, situados en la l¨ªnea de vanguardia en avances relacionados con medicina regenerativa y c¨¦lulas troncales como el que impuls¨® la clonaci¨®n de la oveja Dolly. "Tenemos l¨ªneas de colaboraci¨®n abiertas con Standford, Edimburgo, Singapur y Estocolmo", afirma el director del Cabimer, Bernat Soria.

La atracci¨®n que ha suscitado la puesta en marcha de este centro se evidencia en la respuesta que ha merecido la oferta de empleo. De los 900 candidatos, el 30% son extranjeros. "Esto es un taller donde aprender a hacer cosas, nos visitar¨¢ gente que quiere responder a ciertas preguntas y tambi¨¦n nos enriquecer¨¢n a nosotros", expone Soria. De hecho, este mismo a?o se incorporar¨¢n dos investigadores de la Universidad de Bristol que estudian la inestabilidad del genoma en c¨¦lulas embrionarias y que han elegido el Cabimer para realizar un a?o sab¨¢tico.

El director calcula que un 10% de los investigadores ser¨¢n visitantes, "eso significa que tendremos un plus del 10%". Soria bascula entre la complacencia por el tir¨®n del centro y la humildad a la que obliga una ciencia globalizada. "En investigaci¨®n no vale ser el primero de tu pueblo, el criterio es competir en la frontera del conocimiento, que est¨¢ en todo el mundo, lo dem¨¢s es vanidad de vanidades", reflexiona.

Crear un centro "puntero". ?se es uno de los objetivos que enumera Soria. El otro, al que cita en primer lugar, es ayudar a la consolidaci¨®n de investigadores j¨®venes: "Si en 10 a?os, hay 10 grupos que hacen buena ciencia y a los que has ayudado, es un m¨¦rito que les corresponde a ellos, pero para el director de un centro quiere decir que les has ayudado".

En una d¨¦cada, tal vez Sergio Mora se encuentre entre ellos. Licenciado en Biolog¨ªa en la Universidad de Sevilla en 2004, Mora trabaja como doctorando en el grupo de Soria mientras prepara una tesis centrada en el papel del ¨®xido n¨ªtrico en c¨¦lulas troncales embrionarias humanas.

Pero hay un tercer prop¨®sito que alberga el cient¨ªfico sobre el futuro del Cabimer. Que aborde "retos de dimensiones interesantes", algo imposible para grupos tradicionales de tama?o reducido y volcados en la b¨²squeda de la excelencia. "La paradoja de Europa y de Espa?a es que nosotros generamos conocimiento, pero las patentes se hacen en Estados Unidos", reflexiona. "La consecuencia es que un espa?ol paga dos veces: paga por producir conocimiento y paga por la patente", a?ade.

La responsabilidad en esto es compartida, en opini¨®n de Soria. Existen mecanismos para gratificar la excelencia cient¨ªfica, a los que deber¨ªan sumarse otros para incentivar las patentes y la transferencia tecnol¨®gica. Adem¨¢s, se requieren empresas innovadoras que absorban ese conocimiento. "Vamos a correr mucho para alcanzar el promedio europeo en unos a?os, pero ?d¨®nde estar¨¢n ellos entonces?".En el Cabimer se habr¨¢n invertido 17,5 millones de euros entre 2004 y 2007, aportados por el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas, las consejer¨ªas de Salud e Innovaci¨®n y las dos universidades sevillanas. Esto ha permitido, afirma Soria, "convertir un edificio en un centro de investigaci¨®n". Pero no es la panacea. "No tengo m¨¢s recursos que en Singapur, donde est¨¢n haciendo un esfuerzo en crear un cluster en investigaci¨®n que hay que tener cuidado con quien se compara", puntualiza.

Ahora bien, el Cabimer era impensable hace unas d¨¦cadas. Karim Hmadcha regres¨® creyendo que se encontrar¨ªa un entorno similar al que dej¨® al irse a Estados Unidos -un centro reducido donde se apelotonaba el personal- y ahora recorre pasillos mostrando salas y equipamiento tecnol¨®gico del departamento de Medicina Regenerativa y Terapia Celular, el ¨²nico que ha comenzado a trabajar en los laboratorios y que tambi¨¦n dirige Soria.

Entre la tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada de la que dispondr¨¢n los investigadores figuran un soter o facsaria para analizar c¨¦lula a c¨¦lula. "Puede distinguir entre cien c¨¦lulas cu¨¢l podr¨ªa ser capaz de producir insulina", explica Hmadcha, en el ¨¢rea de citometr¨ªa y electrofisiolog¨ªa.

Adem¨¢s de congeladores capaces de conservar el material biol¨®gico a 80 ?C bajo cero, cuarto oscuro para revelar pel¨ªculas y trabajar con material sensible a la luz, centrifugadoras, microscopios de fluorescencia, un confocal para ver im¨¢genes tridimensionales de las c¨¦lulas o tijeras l¨¢ser en la unidad de microdisecci¨®n, en el departamento de Bernat Soria se encuentra la zona donde se almacenan las c¨¦lulas embrionarias humanas, que se conservan entre 125 y 150 ? C bajo cero, rodeadas por una c¨¢mara de Nitr¨®geno l¨ªquido. Un tanque exterior, similar al de los hospitales, garantiza el suministro constante del Nitr¨®geno, indispensable para la crioconservaci¨®n.

Pero el espacio clave de este departamento, el lugar donde se ensayar¨¢ la diferenciaci¨®n de c¨¦lulas embrionarias humanas en productoras de insulina, ser¨¢ la unidad de cultivos, cuyo acceso ser¨¢ muy restringido dada la fragilidad del material y la trascendencia de sus descubrimientos. "Dudo que alg¨²n d¨ªa tengamos una curaci¨®n para la diabetes como para las enfermedades infecciosas, pero habr¨¢ una situaci¨®n parecida a la curaci¨®n para ciertos perfiles". Bernat Soria concluye: "?caro nunca vol¨®, pero los hombres vuelan".