Llega el primer gran cl¨¢sico
Holanda y Argentina, con cuentas pendientes, se miden sin la amenaza de una eliminaci¨®n, mientras P¨¦kerman piensa dejar en el banquillo a Messi

El Mundial de Alemania celebra hoy su primer gran cl¨¢sico. Argentina y Holanda vuelven a encontrarse en la Copa del Mundo. Los dos equipos ya se han clasificado para los octavos de final. Esta tarde competir¨¢n por el primer puesto del Grupo C. No ser¨¢ un partido banal. Cuando estas selecciones juegan por separado siempre intentan trascender el tr¨¢mite. Cuando coinciden sus duelos se inscriben entre los mejores partidos del campeonato. En 1974, en Gelsenkirchen, Argentina sufri¨® una de sus derrotas m¨¢s humillantesde su historia (4-0). La generaci¨®n de Cruyff fue la responsable. En 1978 se enfrentaron en el estadio Monumental de Buenos Aires en una tarde fr¨ªa de final de campeonato. Passarella levant¨® la Copa despu¨¦s de 120 minutos de juego (3-1). El ¨²ltimo encuentro se celebr¨® en 1998, en el Vel¨®dromo de Marsella. Lo ganaron los oranjes gracias a una jugada maestra de Bergkamp que Ayala presenci¨® dolorosamente de cerca (2-1). Hoy en Francfort, Ayala se enfrentar¨¢ a su pasado sin la presi¨®n de las ocasiones irrevocables. A diferencia de los encuentros precedentes, ambos equipos medir¨¢n su talento libremente. Sin la amenaza de la eliminaci¨®n. Con el est¨ªmulo de la revancha. Disfrutando del placer de tener cuentas pendientes para poder cerrarlas y abrir otras nuevas.
Van Basten no descarta dar descanso a algunos de sus titulares, pese a la enjundia de la cita
"La escuela holandesa siempre nos ha hecho disfrutar", afirma el t¨¦cnico argentino
Pocos pa¨ªses como Argentina y Holanda experimentan el f¨²tbol con m¨¢s intensidad. El juego forma parte de su cultura y su historia reciente. Los estilos se parecen y al tiempo se rechazan. Los holandeses tienen un sentido geom¨¦trico del que los argentinos carecen, pero ambos equipos celebran cada minuto que tienen la pelota. En esto no se diferencian. Bertoni, Ardiles, Hosueman, Yazalde o Perfumo adoraban tanto la pelota como Cruyff, Neeskens, o Rensenbrink. La diferencia est¨¢ en algo tan sutil como los ritmos. Argentina celebra la pausa. "R¨¢pido, pero con pausa", dicen sus pont¨ªfices. Holanda ama un poco m¨¢s la velocidad.
Esta vez Argentina tiene una peque?a ventaja emocional. Viene de meterle seis goles a Serbia y comienza a creer en su poder. Juega bien y, por si acaso, cuenta con Messi. El seleccionador, Jos¨¦ P¨¦kerman, considera dejarle en el banquillo. Es su particular forma de protegerlo de los rivales, de sus compa?eros y de s¨ª mismo. P¨¦kerman sabe que Messi es su as de espadas. Lo quiere guardar para cuando necesite, simplemente, ganar el partido. El seleccionador argentino cree que hoy es necesario ganar para mantener elevada la moral, no por otra cosa. P¨¦kerman ya piensa en los cuatro encuentros que podr¨ªa tener por delante. Piensa en M¨¦xico y, sobre todo, piensa en Alemania. Entonces, cuando necesite eliminar al anfitri¨®n, Messi ser¨¢ su actor principal.
Hoy Argentina reservar¨¢ a sus jugadores apercibidos de sanci¨®n: Heinze, Crespo y Saviola. Puede que Mascherano, con molestias en un pie golpeado, tambi¨¦n se reserve. P¨¦kerman sostiene que su mayor inspiraci¨®n como jugador y como t¨¦cnico fue la Holanda que derrot¨® a Argentina hace 30 a?os en Gelsenkirchen. Ayer elogi¨® a su rival, dirigido por Van Basten -que no descarta dar descanso a algunos titulares- seg¨²n el estilo tradicional. "Este equipo mantiene la escuela hist¨®rica del f¨²tbol holand¨¦s", dijo el entrenador argentino, "que siempre nos hizo disfrutar a los que nos gusta el buen f¨²tbol, porque priorizan la posesi¨®n del bal¨®n, el juego por las bandas y son creativos y profundos. Adem¨¢s siempre buscan destacar las capacidades t¨¦cnicas de sus futbolistas y yo veo muchas similitudes con Argentina, que en este tiempo cambi¨® muchos de sus futbolistas y hay un contagio con jugadores nuevos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
