El portero imperturbable
Aparte de las deportivas, Barthez tiene una cualidad importante para las grandes citas: vive sin presi¨®n, como si no se diera cuenta de nada
Durante la Copa del Mundo de 1998, Francia recibi¨® tres goles en siete partidos. Fue un r¨¦cord. Pocas selecciones se consolidaron sobre una defensa m¨¢s s¨®lida. El modelo tuvo tanto ¨¦xito que alter¨® la cultura futbol¨ªstica de un equipo cuya tradici¨®n evocaba otro estilo. Los ¨ªdolos de Francia dejaron de ser exclusivamente atacantes (Fontaine, Kopa, Platini o Papin) para convertirse en avezados maestros de la t¨¢ctica y espigados atletas cuya gran virtud consist¨ªa en hacer de su f¨ªsico una barrera infranqueable (Vieira, Deschamps, Petit, Blanc, Thuram y Desailly).
Hoy, la f¨®rmula est¨¢ en crisis. El partido contra Espa?a servir¨¢ para medir su vigencia. Quien quiera romper la enredadera deber¨¢ internarse en la cueva que custodia Barthez, el portero, que, a su vez, vive aislado en una burbuja. Se trata de uno de los personajes m¨¢s extra?os del equipo. Con este torneo cumple su sexta fase final entre Mundiales y Eurocopas. Quienes le conocen aseguran que se trata del hombre ideal para este tipo de empresas porque vive como si no se diera cuenta de nada. Tampoco de la presi¨®n. Esta noche es una noche para Barthez.
Deschamps: "En lo m¨¢s profundo de su ser existe cierta inconsciencia y un costado juguet¨®n"
Fabien Barthez (Ari¨¨ge, 1971) es un hombre insondable. Los porteros suelen tener carisma. ?l carece de capacidad de comunicaci¨®n. Los porteros suelen fundamentar su carrera en la regularidad. ?l es impredecible. Es capaz de cometer los errores m¨¢s infantiles que se puedan ver en el m¨¢ximo nivel. Pero, sin embargo, tiene fama de infalible cuando los partidos se salen de la rutina. En los Mundiales, por ejemplo. En situaciones de m¨¢xima tensi¨®n, cuando la mayor¨ªa altera su conducta, el meta del Marsella se comporta como un tipo normal. Incluso, como un portero normal. Deschamps lo define con ojo de cirujano: "Fabien jam¨¢s se hace preguntas. En lo profundo de su ser existe cierta inconsciencia y un costado muy juguet¨®n. Esto hace que la presi¨®n nunca lo domine".
Junto con Thuram y Zidane, Barthez pertenece al club de los m¨¢s veteranos. Es lo que queda de una generaci¨®n superdotada que lucha por estirar su carrera m¨¢s all¨¢ de la retirada de los l¨ªderes naturales, Deschamps y Blanc. Si sus compa?eros esperaban cierto mando de su parte, con el tiempo esta esperanza se prob¨® infundada. Lo m¨¢s motivador que hizo Barthez en un vestuario fue dejarse besar la calva. Este beso se impuso como un rito cabal¨ªstico entre 1998 y 2000. En 2002 sus compa?eros verificaron que era inocuo. Sin embargo, Barthez sigui¨® concediendo pocos goles. En el Mundial de Corea y Jap¨®n recibi¨® tres, uno por partido. En este torneo lleva un gol en contra en tres encuentros. Y no por m¨¦rito ¨²nicamente suyo: s¨®lo hizo una parada dif¨ªcil.
Hoy, contra Espa?a, estar¨¢ en condiciones de desplegar sus mejores recursos. Primero, la firmeza de manos, consecuencia de haberse criado en el suroeste del pa¨ªs, donde practic¨® la pelota vasca y el rugby. Despu¨¦s, su capacidad competitiva.
El ex portero internacional franc¨¦s Jean-Luc Ettori avisa de que puede ser su d¨ªa: "Los partidos amistosos o los de la primera fase le interesan poco. Ah¨ª puede estar el peligro, no en un gran encuentro".
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