No pasamos al ahora
A veces se impone pasar p¨¢gina. Porque la vida -o la muerte- obliga, o porque uno re¨²ne el valor suficiente para decidir que las cosas pueden cambiar. Para aspirar a reconciliarse con un futuro algo m¨¢s digno, hay ocasiones en las que es preciso renunciar a seguir trapicheando con el pasado: ya saben, ese chantaje facil¨®n que aparece puntualmente tras la tercera copa. Por eso, "Pasamos al ahora. Y tambi¨¦n al despu¨¦s. Pero ya nada de pensar en el pasado". Lo dice un personaje de Brooklyn Follies, el ¨²ltimo libro de Paul Auster que no debieran perderse. Auster cierra ese cap¨ªtulo citando unos versos de Raleigh, en los que se trenzan al mismo tiempo la alegr¨ªa y la pena de dejar atr¨¢s algo, o alguien: "S¨®lo pena, no queda m¨¢s pasado". No es s¨®lo triste la despedida: a veces es peor, porque es inevitable y se vive como una injusticia. La otra cara de la verdad es que aprender a conjugar estas paradojas es unas de las pr¨®tesis esenciales que ayudan a mantenerse en pie algo parecido a una vida llevadera.
A Canal Sur le sucede que est¨¢ siempre pasando p¨¢gina, pero al rev¨¦s, o sea, hacia atr¨¢s: de forma que a la pena de decir adi¨®s a algo o a alguien a?ade el horror del reencuentro con algo cuya p¨¦rdida ten¨ªamos m¨¢s que asimilada, incluso celebrada. ?De verdad era imprescindible retorcernos el cuello para ver otra vez, en la pantalla que siempre hay a nuestras espaldas, Los vigilantes de la playa? ?De verdad era imprescindible otra vuelta del eterno retorno, esta vez con Furor, uno de esos espect¨¢culos en cuyo libro de estilo est¨¢ proscrita la intervenci¨®n de cualquier persona que no hable a gritos? ?No se ha abusado ya suficientemente de esa pantalla trasera que, como el buen traidor con su pu?al en la mano, todos los s¨¢bados nos endosa una nueva dosis de lo m¨¢s olvidable del cine espa?ol? Y un detalle casi c¨®mico: en las ¨²ltimas semanas del campeonato mundial de f¨²tbol Canal Sur programaba "Los mejores partidos de la Liga". ?Hace falta que les diga que el primero era un Sevilla-Betis, o al rev¨¦s?
No soy capaz de creerme que todo lo que se pueda inventar aqu¨ª sean productos como Array¨¢n o SOS estudiantes. ?Por qu¨¦ no mira quien corresponda entre los papeles de su mesa por si encuentra algo que no sea m¨¢s de lo mismo? Estamos al borde de un fen¨®meno digno de estudio: la acumulaci¨®n, en la programaci¨®n de una televisi¨®n p¨²blica, del d¨¦j¨¤ vu y el eterno retorno. Primera hip¨®tesis, absolutamente provisional, pero que no puedo callarme: esto pasa porque en Canal Sur nunca ha cambiado ni nada ni nadie. Hay una inercia intemporal que bloquea de hecho el significado del car¨¢cter p¨²blico del medio. Y la gran pregunta es si este tipo de problemas se arreglan s¨®lo con leyes o hace falta adem¨¢s, primero, querer que se arreglen, y segundo, tener las manos libres para hacerlo.
Estamos cerca de convocatorias electorales. Podemos remedar a San Ignacio de Loyola: "en precampa?a electoral, mejor no hacer mudanza". Esto significa que, hasta al menos dentro de dos a?os, nuestras esperanzas de cambio deben calmar su impaciencia: ?hay tanto en juego!
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