"Oigo m¨²sica actual con gran placer, sin reconocer a nadie"

Algunos de los riesgos de usar los nuevos medios de comunicaci¨®n en periodismo son dif¨ªciles de esquivar, y en este caso quedan en flagrante evidencia. Leonard Cohen se prest¨® a contestar una serie de preguntas que le enviamos por correo electr¨®nico, cosa bastante com¨²n en nuestros d¨ªas, pero en lugar de responder de manera convencional decidi¨® hacerlo, en la mayor¨ªa de los casos, citando sus propios poemas. Puede que los cinco a?os que pas¨® en el monasterio budista de Mount Baldy, en Los ?ngeles (Estados Unidos) la d¨¦cada pasada lo hayan llevado a esta decisi¨®n casi asc¨¦tica, de anulaci¨®n del yo presente. O quiz¨¢ la desgana lo ha vencido, y no quiere ya pensar demasiado sobre el pasado, la poes¨ªa y la m¨²sica.

A sus 71 a?os, este cantautor y poeta canadiense, enigm¨¢tico y fascinante, mujeriego y solitario, que ha sabido mantener su popularidad desde los a?os sesenta y que podr¨ªa ser el segundo m¨¢s influyente en el g¨¦nero, despu¨¦s de Bob Dylan, vuelve a la actualidad por varias razones. Se cumple medio siglo de la publicaci¨®n de su primer poemario, Let us compare mythologies (Comparemos mitolog¨ªas, Visor), y con ese motivo se le van a hacer varios conciertos de homenaje en Espa?a, con la participaci¨®n de m¨²sicos tan dispares como Enrique Morente, Nacho Vegas, Luis Eduardo Aute y Luz Casal, a los que se sumar¨¢n John Cale y Jackson Browne. Por otra parte, en octubre se publicar¨¢ en Espa?a Libro del anhelos (Lumen), escrito en el monasterio budista californiano.

PREGUNTA. Hace cincuenta a?os public¨® el poemario Comparemos mitolog¨ªas. ?C¨®mo se siente ahora respecto a aquellos poemas? ?Se reconoce todav¨ªa en ellos?

RESPUESTA.

Hice lo que pude, no fue mucho,

no pod¨ªa sentir, as¨ª que aprend¨ª a

tocar.

Dije la verdad,

no vine para enga?arte.

Y aunque todo fuera mal,

estar¨¦ ante el Se?or de la Canci¨®n,

y en mis labios no habr¨¢

M¨¢s que Aleluya.

(?ltimos versos de Hallelujah, 1983).

P. Su nuevo libro de poemas, El libro de los anhelos, incluir¨¢ buena parte de los que escribi¨® en el monasterio budista de Mount Baldy. ?Est¨¢n influidos de alguna manera por la poes¨ªa oriental? ?Qu¨¦ podr¨ªa decirnos de ellos?

R. Cuando era joven mis amigos y yo le¨ªamos y admir¨¢bamos a los antiguos poetas chinos. Nuestras ideas sobre el amor y la amistad, sobre el vino y la distancia, sobre la poes¨ªa misma, estuvieron muy influidos por esos antiguos cantos. Mucho m¨¢s adelante, durante los a?os en los que practiqu¨¦ el budismo zen como un monje, bajo la gu¨ªa de mi maestro Kyozan Joshu Roshi, estudi¨¦ a diario los emocionantes sermones de Lin Chi (Rinzai). Supongo que resulta comprensible, querido lector, cu¨¢n privilegiado me sent¨ª de ser capaz de atisbar, aunque sea por un momento, y con tan magras credenciales, en las cercan¨ªas de su tradici¨®n.

(De 'Una nota al lector chino', en El libro de los anhelos).

P. ?Sent¨ªa m¨¢s deseos de escribir que de hacer m¨²sica durante el periodo que pas¨® en el monasterio?

R. Hab¨ªa poco tiempo para ninguna de las dos cosas. Yo era el cocinero. Me levantaba a las 2.30 de la madrugada. Lo que m¨¢s me apetec¨ªa era dormir.

P. D¨ªganos en qu¨¦ consiste ser Leonard Cohen, cantante de m¨²sica popular.

R. Miles

Entre los miles

que son conocidos,

o que quieren ser conocidos

como poetas,

quiz¨¢ uno o dos

sean aut¨¦nticos

y el resto son impostores,

rondando por los recintos sagra-

dos

tratando de parecer genuinos.

No hace falta decir

que yo soy uno de los impostores,

y ¨¦sta es mi historia.

(1999).

P. ?Ha tenido momentos en los que no ha vivido seg¨²n sus propias reglas musicales o morales? ?Cu¨¢ndo, por qu¨¦?

R. La misericordia me devuelve

Una mujer que deseo -

Un honor que codicio -

Un lugar donde quiero que viva

mi mente -

Entonces la Misericordia me

devuelve

A la tr¨ªada

Y la crisis de la canci¨®n.

P. ?C¨®mo reaccion¨® al horror del 11-S?

R. Parec¨ªa la mejor manera

Parec¨ªa la mejor manera

La primera vez que le o¨ª hablar

Pero ahora es demasiado tarde

Para poner la otra mejilla

Sonaba a la verdad

Parec¨ªa la mejor manera

Hoy tendr¨ªas que estar loco

Para escoger a los mansos

Me pregunto qu¨¦ era

Me pregunto qu¨¦ quer¨ªa decir

Parec¨ªa tocar el amor

Pero entonces toc¨® la muerte

Ser¨¢ mejor que me calle

Ser¨¢ mejor que conozca mi sitio

Levanto mi copa de sangre

Trato de bendecir la mesa

P. En 1992, cantaba usted sobre El Futuro. ?Est¨¢ dispuesto a actualizar su visi¨®n de entonces?

R. No.

He visto el futuro, hermano:

Es asesinato.

(De The Future, 1992).

P. Ha producido el ¨²ltimo ¨¢lbum de Anjani Thomas, Blue Alert, y escribi¨® todas las letras. Su hijo Adam admite c¨®mo le ha influido usted en su propia m¨²sica. ?Ve alg¨²n tipo de continuaci¨®n de su obra en la de ellos? ?En cualquier caso, le interesa a usted eso de la continuaci¨®n?

R. Las cartas

Nunca te gust¨® recibir

Las cartas que te enviaba.

Ahora tienes la clave

De lo que significaban.

Las vuelves a leer,

Las que no quemaste.

Las aprietas contra tus labios,

Mis p¨¢ginas inquietantes.

Te dec¨ªa que hubo un diluvio.

Que no hab¨ªa quedado nada.

Te di mis se?as.

Esper¨¦ tu llegada.

Tu historia era tan larga,

La trama tan intensa,

Tardaste a?os en cruzar

Las l¨ªneas de autodefensa.

Aparecen las formas heridas:

la p¨¦rdida, con toda su crudeza;

y aqu¨ª la sencilla bondad,

la soledad de la fuerza.

Entras en mi habitaci¨®n.

Te sientas a la mesa,

Empiezas la carta

Al siguiente que sea.

P. Usted tiene admiradores muy fieles en Espa?a. ?Se siente m¨¢s cercano a la m¨²sica o a la poes¨ªa espa?ola, dada su declarada admiraci¨®n por Garc¨ªa Lorca?

R. Lorca vive

Lorca vive en Nueva York

Nunca volvi¨® a Espa?a

Se fue un tiempo a Cuba

Pero ha vuelto a la ciudad

Est¨¢ cansado de los gitanos

Y est¨¢ cansado del mar

No soporta tocar su vieja guitarra

S¨®lo tiene un tono

Oy¨® que lo hab¨ªan matado

Pero no es verdad, mira

Vive en Nueva York

Aunque no le gusta

P. ?C¨®mo es su relaci¨®n actual con la industria musical?

R. Cordial.

P. ?Escucha usted m¨²sica contempor¨¢nea? ?Qu¨¦ prefiere?

R. A veces enciendo la radio

Y la escucho con gran placer

Sin reconocer a nadie.

Traducci¨®n de los poemas de Alberto Manzano, tal como aparecer¨¢n en Libro del anhelo (Lumen), en octubre.