Acantilados de jazm¨ªn y menta
Un paseo por el refinado pueblo tunecino de Sidi Bou Said
Sidi Bou Said es, probablemente, el pueblo m¨¢s limpio del Magreb. Ocupa un acantilado sobre el mar, a 20 kil¨®metros al norte de T¨²nez capital. Su origen se pierde en los inicios del siglo XIII cuando un alauita, el se?or (sidi) Bou Said Halafa el Bedji se instal¨® en esta colina para encontrar a Dios en su propio interior. No lo consigui¨®. Al menos, a sus anchas, ya que por los contornos se extendi¨® su fama de santo milagrero y aquello deriv¨® en peregrinaci¨®n constante. Hoy se le recuerda en una mezquita en su honor.
A los turistas franceses, sin embargo, les encanta o¨ªr que el enterrado no fue un musulm¨¢n, sino uno de sus reyes cruzados, en concreto Luis IX. La historia dice que siti¨® la kasbah de T¨²nez, contrajo la peste y muri¨®. La leyenda asegura que se enamor¨® de una princesa bereber, se hizo suf¨ª y cambi¨® de identidad. Sea como fuere, Sidi Bou Said es un lugar santo, ya que contagia placidez y serenidad.
Arquitectura bereber
Por tanto, a Sidi hay que acudir con el esp¨ªritu abierto a la contemplaci¨®n. Lo primero que llama la atenci¨®n es su arquitectura: casas encaladas, inmaculadamente blancas, de una sola altura, con terrazas planas y patios interiores; callejones en cuesta, escalinatas, corredores. Un h¨¢bitat minimalista que recuerda de inmediato Santorini, Ibiza o Pe?¨ªscola en sus mejores tiempos. Pero sobre todo el azul. Todos los tonos del azul en dinteles, portones, rejas y cancelas. El hierro, amasado por el tiempo en puertas con aldabas, candados, cerraduras y clavos. Y el jazm¨ªn, presente en los c¨¢rmenes de las viviendas y ofrecido en ramilletes compactos por vendedores ambulantes para que el hombre se lo coloque tras la oreja y la mujer lo encierre en el bolso, donde perfumar¨¢ sus enseres durante d¨ªas.
Superado este choque inici¨¢tico, el viajero se pregunta de d¨®nde viene tanto gusto y refinamiento. Viene de 1912, cuando el bar¨®n de Erlanguer, un dandi brit¨¢nico, descubri¨® la villa, decidi¨® quedarse en ella y promulg¨® un decreto preservando la armon¨ªa de su urbanismo. El bar¨®n construy¨® una mansi¨®n a la que bautiz¨® La Estrella de Venus. Hoy es un centro de investigaci¨®n de m¨²sicas ¨¢rabes y mediterr¨¢neas. Pintores, poetas y m¨²sicos tunecinos se han establecido aqu¨ª en el ¨²ltimo siglo y mantienen aquel af¨¢n protector. El resto lo ha hecho la Unesco.
A esta altura de la visita, han quedado atr¨¢s varios talleres de artesan¨ªas repujadas, las inevitables tiendas de souvenirs y los primeros caf¨¦s: Caf¨¦ Amor, con su propietario tocado con la chech¨ªa granate; Sidi Chaba?ne, donde se dice que hay otro santo enterrado; pero sobre todo aparecen por delante los escalones que conducen al Caf¨¦ des Nattes, y los subes con la parsimonia que merecen los proleg¨®menos de toda iluminaci¨®n. Porque este Caf¨¦ de las Esteras, con fecha de construcci¨®n en el siglo XVI, ha sido, antes que bar, templo suf¨ª y todav¨ªa mantiene el h¨¢lito entre sus silenciosas partidas de domin¨®, sus aromatizados narguiles y sus infusiones de t¨¦ a la menta con pi?ones. Mesitas de madera tallada, discretas celos¨ªas y un aparato de radio de los a?os cuarenta del que todav¨ªa parece salir la voz de Om Kalsoum, la gran cantante egipcia adorada por todos los ¨¢rabes, confieren al lugar una escenograf¨ªa de pel¨ªcula. Un atrezzo que remite a otros encantos del imaginario norteafricano, como el Caf¨¦ Haffa del T¨¢nger de Paul Bowles, o la Pensi¨®n Miramar de la Alejandr¨ªa de Naguib Mahfuz. ?ste es el ambiente del Caf¨¦ des Nattes cuando te sorprende el atardecer con un t¨¦ en la mano mirando all¨¢ abajo las ruinas de la derrotada Cartago.
Y ahora es de noche. Entonces la cita en Aux Vieux Beaux Temps parece obligada. El restaurante preferido de los artistas. Un patio abierto al Mediterr¨¢neo donde degustar un loup de mer o un brique de thon con un tinto de Hammamet o de Bizerta. El mismo vino que probaron antes Flaubert, Maupassant o Andr¨¦ Gide.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo ir y dormir- Tunis Air (www.tunisair.com; 915 41 94 90) vuela a T¨²nez desde Madrid, a partir de 527,98 euros. Desde Barcelona, a partir de 426,98 euros.- Sidi Bou Said se encuentra a un cuarto de hora en coche del centro de T¨²nez capital.- Dar Said (www.darsaid.com.tn; 00 216 71 729 666). Rue Toumi. Sidi Bou Said. Villa con vistas al mar.La doble, 145 euros.Informaci¨®n- Oficina de turismo de T¨²nez en Madrid (915 48 14 35).- www.tourismtunisia.com.
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