"He nacido en Inglaterra, pero me enterrar¨¢n en Pakist¨¢n"
En Walthamstow, donde viv¨ªan nueve de los detenidos, la segunda generaci¨®n de inmigrantes reivindica sus ra¨ªces
Imran Khan no reniega de Inglaterra, donde naci¨® hace 24 a?os, pero quiere ser enterrado en Pakist¨¢n. Es casi unamet¨¢fora de los sentimientos que abrigan buena parte de los inmigrantes de segunda generaci¨®n que pueblan Walthamstow, un suburbio al noreste de Londres donde la polic¨ªa detuvo el jueves a nueve de los supuestos terroristas que pretend¨ªan hacer estallar varios aviones sobre el Atl¨¢ntico. Como ¨¦l, que acaba de traer a su esposa paquistan¨ª al Reino Unido, miles de j¨®venes brit¨¢nicos, hijos de inmigrantes asi¨¢ticos, reivindican con orgullo, y furia, las ra¨ªces de las que abjuraron sus padres.
Walthamstow, parte de un ayuntamiento donde viven unas 300.000 personas, tendr¨ªa el aspecto de una barriada de clase media baja, algo deprimido, similar a cientos de otras en ese Londres multirracial, si no fuera por el ruido de las sirenas de alg¨²n coche patrulla que atraviesa la calle principal. Pero la aparente tranquilidad de este s¨¢bado de agosto est¨¢ cargada de tensi¨®n. Basta girar en direcci¨®n a Albert Road, donde la polic¨ªa monta guardia desde el jueves, para percibir una sensaci¨®n inc¨®moda. Junto a unos bobbys -uno de ellos, con chaleco reflectante-, dos j¨®venes de piel oscura cambian la rueda pinchada. Ninguno quiere hablar. "Lo siento, estoy ocupado y, adem¨¢s, no tengo nada que decir", dice uno ense?ando las manos de grasa.
"La mayor¨ªa son gente tranquila, pero locos hay en todas partes", asegura Kat
"Los cristianos no somos capaces de reaccionar", se queja Michelle
De un coche aparcado unos metros m¨¢s lejos sale una m¨²sica atronadora. El tipo al volante es joven, moreno y atildado. Viste una camisa blanca con peque?as jaretas, y luce una discreta perilla. A ¨¦l no le importa hablar. Baja la ventanilla y el volumen de la radio. Dice que su nombre es Imran Khan. "S¨ª, s¨ª, me llamo igual que el pol¨ªtico paquistan¨ª y ex jugador de cr¨ªquet", gesticula con sus manos enjoyadas. En la izquierda lleva el anillo de compromiso, aunque ya est¨¢ casado, y en la derecha, una sortija gigantesca. "?sta es la bandera de Cachemir, y esta otra, la de Pakist¨¢n", explica. ?No se siente m¨¢s brit¨¢nico? "Las dos cosas, pero de Pakist¨¢n son mis padres, y mi mujer, y all¨ª volver¨¦, porque mi religi¨®n dice que hay que ser enterrado en el propio pa¨ªs. Por lo tanto, es all¨ª donde voy a pasar m¨¢s tiempo, cuando muera".
No es que tenga quejas del Reino Unido. Trabaja en las campa?as publicitarias de grandes supermercados y aqu¨ª est¨¢ su casa, en este barrio que empieza a volverse conflictivo. "No entiendo nada. No s¨¦ qu¨¦ es lo que hac¨ªan esos chicos ni de qu¨¦ se les acusa. Nadie explica qu¨¦ pruebas hay contra ellos. Tambi¨¦n soy asi¨¢tico y musulm¨¢n, pero en mi vida me he metido en problemas". Eran chicos normales, asegura, que frecuentaban la peque?a mezquita instalada en un piso a espaldas de esta calle, en Queen's Road. Ahora no lo recuerda, pero seguramente conoce de vista a Ibrahim (Oliver) Savant, de 25 a?os, detenido un poco m¨¢s abajo en Folkestone Road, junto a su mujer, embarazada de seis meses. Y a Wahid Zaman, de 22, futuro bioqu¨ªmico, que fue arrestado la misma noche en el domicilio familiar, unas manzanas m¨¢s lejos. Ambos eran amigos y hab¨ªan estudiado en Kelmscott, una escuela secundaria con un tercio de alumnos de origen paquistan¨ª. Nada extra?o en un ayuntamiento como ¨¦ste, que se ve obligado a utilizar traductores de turco, somal¨ª, franc¨¦s (por los norteafricanos) y, sobre todo, de urdu, la lengua de los paquistan¨ªes.
Aqu¨ª cerca, en esta misma zona del este de Londres famosa gracias a una serie de televisi¨®n -Eastender-, resid¨ªan otros tres de los 23 detenidos (uno de los 24 arrestados inicialmente fueron puestos en libertad ayer), los hermanos Nabil, Tanvir y Umair Hussain, los tres expertos en inform¨¢tica y devotos musulmanes. Su padre, nacido en Pakist¨¢n e incapaz de hablar otra cosa que urdu, defendi¨® su inocencia, con l¨¢grimas, al d¨ªa siguiente de las detenciones.
Pero no todos los eastenders pondr¨ªan la mano en el fuego por ellos. "La mayor¨ªa de los inmigrantes paquistan¨ªes son gente tranquila, pero locos hay en todas partes, y ya hemos visto que hay fan¨¢ticos entre los cristianos, no hay m¨¢s que ver a Bush, y entre los musulmanes", dice Kat, una chica morena que se refugia un momento de la lluvia. Kat es hija de irlandeses y aparenta 10 a?os menos de los 47 que confiesa haber cumplido. Representa al sector de blancos de cultura m¨¢s o menos anglosajona, que empieza a escasear en la zona.
Basta pasear un rato por la calle principal para comprobar la creciente implantaci¨®n de negocios que reflejan otras costumbres. Escaparates donde se anuncia lo ¨²ltimo en shalwar-kamaz duppatta, tejido t¨ªpico de Pakist¨¢n, tiendas que venden productos del este de Europa, caf¨¦s con sugerentes nombres en franc¨¦s donde se concentra la poblaci¨®n masculina de origen argelino. "Aqu¨ª hay gente de todas partes", dice Raschid, propietario de Le Palmier. "Muchos somos musulmanes, pero no asi¨¢ticos; por eso nos molesta que cuando hablan de los paquistan¨ªes detenidos, digan que son terroristas isl¨¢micos. Nosotros somos musulmanes, pero no tenemos nada que ver con ellos".
Raschid asegura que el barrio es tranquilo, pese a lo ocurrido, y la convivencia entre las distintas nacionalidades, razonablemente buena. "Cada uno est¨¢ en sus cosas", dice. El barrio, algo degradado, est¨¢ en fase de rehabilitaci¨®n; adem¨¢s, con una inversi¨®n prevista de unos 65 millones de euros. De momento, algo se nota en los precios de los alquileres en la zona. En el escaparate de la agencia inmobiliaria Abbey Move se ofrecen apartamentos de dos y tres habitaciones en dos de las calles marcadas por esta ¨²ltima operaci¨®n antiterrorista, Cazenove Road y Albert Road, ambas a un precio de 210 libras por semana (unos 330 euros). Y eso pese al efecto negativo de la anterior operaci¨®n antiterrorista en la zona, en Forest Road, hace un par de meses, cuando la polic¨ªa detuvo a tiros a dos j¨®venes musulmanes, y adonde regres¨® la madrugada del jueves.
"Los precios se han disparado el a?o pasado, por efecto de los Juegos Ol¨ªmpicos que se celebrar¨¢n muy cerca de aqu¨ª, en Stratford. Pero la verdad es que el barrio no es tranquilo", confiesa Michelle Volkovski, una surafricana de 38 a?os que lleg¨® hace dos a Inglaterra con su marido y su hijo de seis a?os. "Vivimos en permanente inquietud y ni siquiera somos conscientes de ello. Todo por culpa de un Gobierno que no tiene el coraje de tomar medidas y hacerle frente a la situaci¨®n. ?Por qu¨¦ s¨®lo parecen unidos los musulmanes? Nosotros los cristianos no somos capaces de reaccionar". Menos mal que el futuro le ofrece un peque?o escape. "Trabajo en un hotel de Essex organizando convenciones. Aquello s¨ª que es bonito y tranquilo. En cuanto pueda nos compraremos nuestra propia casa, y nos mudaremos all¨ª".
![Dos fieles entran en la mezquita Masjid E-Umer en Walthamstow, el barrio londinense donde viven varios de los supuestos terroristas.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WGFELRHLTFLMLUNTU6XYA2JOOI.jpg?auth=802d251834eafc7430e316612c32b19144cc14f960d6e9393523ed3e7233e260&width=414)
El vivero de Omar Bakri
Walthamstow est¨¢ lejos de ser una localidad nueva para los investigadores de las tramas del terror islamista en Reino Unido. En esta zona se hizo fuerte la organizaci¨®n Al Muhajirum, liderada por el extremista Omar Bakri Mohamed, y disuelta hace un a?o. Bakri reclutaba a los j¨®venes musulmanes en un puesto del mercado local. Uno de sus colaboradores, Abdul Muhid, fue detenido por reclamar en una de sus intervenciones el asesinato de los soldados brit¨¢nicos en Irak. Respecto a los homosexuales, Muhid opinaba que deb¨ªan ser arrojados desde lo alto de un acantilado.
Omar Bakri, expulsado a L¨ªbano tras los atentados del 7-J, no ha dejado de estar vinculado a los sucesivos grupos que sucedieron a Al Muhajirum hasta su reciente desaparici¨®n. Los sucesos del 10 de agosto vuelven a poner en entredicho a este suburbio, poblado por inmigrantes paquistan¨ªes a los que se han a?adido en los ¨²ltimos a?os magreb¨ªes, albaneses y otros del este de Europa.
A la entrada del mall (centro comercial), un grupo de militantes marxistas difund¨ªa ayer octavillas reclamando la retirada de Israel de L¨ªbano y solicitaba firmas de apoyo. Pocos vecinos se acercaban al puesto, m¨¢s interesados en las rebajas de las principales tiendas, pero los que lo hac¨ªan eran casi invariablemente j¨®venes de piel oscura; la mayor¨ªa, con una educaci¨®n brit¨¢nica y dominio de la lengua, pero un rechazo total a las costumbres de la sociedad de acogida.
El ayuntamiento de esta zona, que engloba a varios distritos del noreste londinense, est¨¢ liderado por un brit¨¢nico, aunque en las calles y en las tiendas de Walthamstow no se aprecia diferencia de clases entre la minor¨ªa anglosajona y los inmigrantes.
A partir de 2004, las autoridades han optado por una f¨®rmula de estilo estadounidense para acoger a los nuevos ciudadanos, una vez obtenida la nacionalidad. Se trata de una ceremonia civil con juramento de fidelidad al nuevo pa¨ªs que los reci¨¦n naturalizados celebran con entusiasmo. Un entusiasmo que se echa en falta entre los hijos de inmigrantes que han nacido en suelo brit¨¢nico y tienen por derecho propio esta nacionalidad.
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