Control sorpresa
Mira que no me gusta a m¨ª hablar de la UCI (Uni¨®n Ciclista Internacional), de los controles antidoping y de los -bien llamados- vampiros, pero es que al final no hay a?o en el que no salgan a colaci¨®n. A mi pesar, por cierto. Pero es que ayer los mandamases del ciclismo mundial se han lucido, al menos en lo que respecta a nuestro equipo. Y si es l¨ªcito aplaudir a alguien cuando hace algo bien, no lo es menos recriminar al mismo cuando se equivoca, que es precisamente lo que hizo ayer la UCI con nosotros, aunque seguramente ellos no compartir¨¢n mi opini¨®n.
Explicar¨¦ que los vampiros son un analista y un inspector de la UCI que aparecen por sorpresa y lo hacen bien temprano por la ma?ana en los hoteles donde nos alojamos -los corredores-. Vienen a robarnos sangre fresca del caudal de la vena. Se la llevan y no volvemos a saber nada m¨¢s de ella (por cierto, si tienes alguna noticia posterior, nunca ser¨¢ buena, as¨ª que casi mejor as¨ª). El fondo de todo el asunto es nuestra salud, que es lo que les importa. Hay que asegurar que no corramos ning¨²n riesgo, que nuestro cuerpo est¨¦ en unos par¨¢metros normales. Vale. Yo creo que lo que de verdad les importa es que no hagamos trampas, y me parece bien, pero a ellos se les llena la boca con lo de la salud. Les debe gustar esa palabra.
Por otra parte, en esta Vuelta estamos sufriendo unos horarios inhabituales en las etapas que se disputan los fines de semana. Por ejemplo ayer, domingo, salimos a las 10.00. Debe ser por alguna cuesti¨®n de audiencias televisivas o algo as¨ª, tampoco lo tengo muy claro. El caso es que desayunamos siempre tres horas antes de la carrera, es decir que ayer, lo hicimos a las siete. Y como la salida no estaba cerca, salimos del hotel a las siete y media, o sea, a¨²n con el caf¨¦ en la boca.
Pues pas¨® que a las 7.25 se present¨® en el sal¨®n de desayunos un inspector de la UCI que despu¨¦s de darnos los buenos d¨ªas nos pregunt¨® que a ver d¨®nde estaba nuestro director. Nadie ten¨ªa ni idea -yo bastante ten¨ªa con tratar de meterme el arroz a esas horas-. Nos dijo que ten¨ªamos que pasar control sorpresa. No ser¨¢ posible, le dijimos, nos vamos dentro de cinco minutos. Ser¨¢, ser¨¢ posible, dijo ya no tan educadamente, ya ir¨¢n ustedes m¨¢s tarde. Y se fue. As¨ª que cinco minutos m¨¢s tarde, como estaba previsto, partimos hacia la etapa. Quince minutos despu¨¦s son¨® un tel¨¦fono, el de nuestro director. Le llamaba el inspector -es el primer paso del protocolo por cierto- muy cabreado, ten¨ªamos que pasar control y nos hab¨ªamos escapado del hotel, eso es algo muy grave.
En fin, que la cosa no fue a mayores y qued¨® como una an¨¦cdota, pero mis dotes de futur¨®logo me advierten de que hoy (ayer) me acueste pronto, porque aunque ma?ana (hoy) sea d¨ªa de descanso, me va a tocar despertarme a una hora intempestiva. Ser¨¢ por mi salud.
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