'T¨² y yo'
EL PA?S presenta ma?ana, s¨¢bado, por 8,95 euros, una de las grandes interpretaciones de Cary Grant, dirigida por Leo McCarey
Un enorme rascacielos se convierte en un protagonista m¨¢s de una pel¨ªcula, sin que en ning¨²n momento aparezca rodeado de espectaculares medidas de seguridad, sin explosiones, sin miedo y casi sin efectos especiales. Eran otros tiempos, seguro. Porque en T¨² y yo (An affair to remember), el Empire State es el lugar m¨¢s rom¨¢ntico, y no por su car¨¢cter de m¨ªtico s¨ªmbolo de Nueva York, sino porque su piso 102 es "lo m¨¢s cerca del cielo" donde se puede concertar una cita amorosa.
Es el momento en torno al que gira una pel¨ªcula que, en principio, sigue el esquema cl¨¢sico, m¨¢s bien t¨®pico: hombre y mujer se encuentran, hombre y mujer se separan, hombre y mujer se reencuentran. ?Pero c¨®mo est¨¢ contado!
Leo McCarey recuper¨® en 1957 el mismo gui¨®n que ya hab¨ªa rodado casi 20 a?os antes, en 1939. Cary Grant es Nickie Ferrante, un playboy encantado de no haber trabajado en su vida porque "est¨¢ muy ocupado viviendo". Deborah Kerr es Terry Mckay, una cantante de cabar¨¦ retirada. Se conocen en un trasatl¨¢ntico y se enamoran, por supuesto. Pero a los dos les esperan a la vuelta a Norteam¨¦rica sus respectivos y multimillonarios novios. El amor, la infidelidad y el Empire State marcan a partir de entonces el rumbo de la pareja. Y en medio de todo, la demostraci¨®n de que las vidas no s¨®lo se rigen por los deseos de las personas sino que, en muchas ocasiones, las casualidades pueden ser fundamentales.
T¨² y yo es un melodrama, los amores contrariados son as¨ª, pero tratado en muchas ocasiones como una comedia. Sobre todo cuando la pareja protagonista intenta disimular su relaci¨®n en un barco en el que, en realidad, son el objetivo favorito de los cotilleos de todos los pasajeros.
La elecci¨®n de los protagonistas significa romper con m¨¢s de un arquetipo del cine, de los a?os cincuenta y de ahora. Los dos han dejado ya atr¨¢s la primera juventud. El f¨ªsico espectacular y la cara bonita no lo aporta la actriz protagonista, sino que el que arrastra todas las miradas e insinuaciones -de las mujeres- es ¨¦l. Para eso ¨¦l es Cary Grant. La belleza serena de Deborah Kerr no es, desde luego, espectacular, aunque cuatro a?os antes hab¨ªa mostrado su cuerpo y su capacidad para las escenas t¨®rridas en De aqu¨ª a la eternidad.
Por si fuera poco, T¨² y yo, hace casi medio siglo, ya apuntaba hasta d¨®nde pod¨ªan llegar los fot¨®grafos y los programas de televisi¨®n que viven de los famosos.
El tri¨¢ngulo que forman ella, ¨¦l y el Empire State todav¨ªa dio una vuelta de tuerca m¨¢s cuando Nora Ephron lo recuper¨® d¨¦cadas despu¨¦s en Algo para recordar, con Tom Hanks y Meg Ryan. Una prueba m¨¢s de la influencia y de la capacidad de hacer buenas pel¨ªculas del director Leo McCarey, habitualmente considerado como uno de los "olvidados" de cine. A pesar de que su filmograf¨ªa incluye los primeros largometrajes del Gordo y el Flaco, la Sopa de ganso de los Hermanos Marx y t¨ªtulos de la categor¨ªa de Siguiendo mi camino -que obtuvo siete oscars- o Las campanas de Santa Mar¨ªa.
Pero si algo queda siempre despu¨¦s de ver y disfrutar de Tu y yo es, seguro, una sensaci¨®n agradable, un buen recuerdo porque, como dice Deborah Kerr: "El invierno debe ser muy fr¨ªo para los que no tienen c¨¢lidos recuerdos".
![Cary Grant y Deborah Kerr, en una imagen de <i>T¨² y yo.</i>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7UXUQUCVJHTC7XFTNSWBMAGHBQ.jpg?auth=60a8bcef32e323137dbf6dc46c0f8687d348da4e1edb7d818a4fa7d95d3f0075&width=414)
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