Aterciopelados, el reverso de Shakira
La banda liderada por Andrea Echeverri triunfa ante mil personas en Madrid
Colombia es el pa¨ªs de los contrastes. Paisajes como Leticia, el principio colombiano del Amazonas, la capital Santa Fe de Bogot¨¢ o Cartagena de Indias, delimitan una naci¨®n que es como una compilaci¨®n de relatos de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez o alguno de aquellos primigenios culebrones pre-Cristal, donde pasiones y magia ancestral se dan la mano en una ins¨®lita combinaci¨®n. Como prueba de tanta variaci¨®n est¨¢ el hecho de que la m¨²sica de este pa¨ªs admite extremos que rara vez parecen juntarse. Es el caso de Aterciopelados, que nada tiene que ver con su paisana Shakira, o Carlos Vives, o con el vallenato. El grupo, cuya bicefalia est¨¢ representada por la vocalista Andrea Echeverri y el bajista H¨¦ctor Buitrago, aspira a capitalizar las influencias m¨¢s anglo, sin por ello abandonar del todo un modo colombiano de entender la m¨²sica -sobre todo los ritmos- que les ha llevado a aspirar a un Grammy Latino por su disco Gozo poderoso.
Los grandes momentos de la noche correspondieron a temas nuevos
A Madrid han acudido a presentar su ¨²ltima obra, Oye, en la que, adem¨¢s de las influencias citadas, se une un tono decididamente m¨¢s combativo y reivindicativo y m¨¢s guerrero que en sus anteriores discos. A verlos acudi¨® en masa una amplia representaci¨®n de la colonia colombiana joven que habita en la capital de Espa?a, am¨¦n de otros curiosos y enterados que ven en este combo uno de los nuevos pedestales de lo cool en tiempos en lo que parece m¨¢s necesario que nunca bandas que vayan marcando el camino. El quinteto Aterciopelados, desde luego, ofreci¨® un variado abanico de posibilidades musicales, todas ellas en un nivel de modernidad apabullante. Una descarga inicial de tres temas de su ¨²ltimo disco - Complemento, Que te beses y Don dinero- dieron el pistoletazo de salida para que los asistentes comenzaran a contonearse r¨ªtmicamente, lo cual resultaba curioso, porque lo que estaban escuchando ten¨ªa mucho m¨¢s de rock que de m¨²sica tropical.
Llamaba la atenci¨®n el atuendo colorista de la cantante, quien llevaba un traje imposible con unos pantalones de enormes cartucheras. Alguien record¨® que parec¨ªa como si Andrea quisiese emular al David Byrne de la pel¨ªcula Stop making sense, s¨®lo que, en lugar de hombreras, llevaba unos enormes forros salientes a la altura de los muslos; y, lo cierto, es que en lo musical no se desde?an algunas similitudes entre ambas formaciones. Pese a tanto exotismo indumentario, o tal vez por eso, la cantante se meti¨® en un periquete al p¨²blico en los bolsillos con su pose carism¨¢tica y con su forma personal de cantar. Qu¨¦ pena que en directo se la entienda much¨ªsimo peor que en sus discos, porque eso resta inter¨¦s a unos temas que beben de la m¨²sica desva¨ªda, que es marca de f¨¢brica del mejor rock indie.
Los grandes momentos de la noche correspondieron a temas nuevos, en¨¦rgicos y m¨¢s roqueros y menos tecnol¨®gicos que lo que indicaba su evoluci¨®n est¨¦tica. Rompecabezas y Paces pertenec¨ªan a ese ¨¢mbito moderno, en el que las guitarras combinaban a la perfecci¨®n con los esfuerzos de un brillante percusionista. Alrededor de dos horas estuvo el grupo sobre el escenario, sin que la cosa decayera un instante. Con una cantante plet¨®rica, que supo celebrar su visi¨®n colorista del rock contempor¨¢neo en los temas finales Candela, La pipa de la paz o Flor. Para entonces los entregados espectadores estaban ya sumidos en un ¨¦xtasis rese?able. Euforia incontenible con la que se iban marchando a sus casas, movi¨¦ndose al ritmo de alguno de los temas de Aterciopelados. Gran m¨¦rito, si se tiene en cuenta que esta banda, pese a la indudable aceptaci¨®n y ¨¦xito de ventas que ya tiene en Latinoam¨¦rica, a¨²n ha de labrarse aqu¨ª un hueco para el gran p¨²blico. De momento van en buena direcci¨®n.
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