Tr¨ªo de ases para Mantegna
Padua, Verona y Mantua se unen para homenajear al genio
Durante varios meses, tres ciudades de Italia tienen marcadas sus calles y plazas con la letra may¨²scula M e incluso, en el centro hist¨®rico de la m¨¢s peque?a, Mantua, hay una M roja cada diez pasos. Al empezar a recorrerla, no pod¨ªa sospechar que pudiera haber algo m¨¢s all¨¢ de este maquillaje, pero cuando me encontr¨¦ frente al edificio de la emblem¨¢tica M y vi que sus muros estaban enmarcados con los cuadros del pintor de la muestra, comprend¨ª que s¨®lo en Mantua era posible que McDonald's aceptara que la M may¨²scula roja fuera el s¨ªmbolo de Mantegna.
Andrea Mantegna muri¨® hace 500 a?os, en 1506, aqu¨ª, en Mantua, la ciudad de Virgilio. Para conmemorar este aniversario se ha organizado una triple exposici¨®n en las tres hermosas villas con las que tuvo mayor relaci¨®n: Padua, donde se supone que naci¨® en 1431 y donde vivi¨® hasta los 29 a?os; Verona, la ciudad para la que pint¨® uno de sus cuadros m¨¢s celebres, el Pol¨ªptico de san Zeno, y Mantua, donde vivi¨® los siguientes 46 a?os en una casa proyectada por ¨¦l mismo cuya planta muestra una articulaci¨®n perfecta entre el cuadrado y el c¨ªrculo: en un cubo, Mantegna inscribi¨® un cilindro -el patio interior- al cual dan las ventanas del edificio. Casi enfrente, Le¨®n Battista Alberti construy¨® el que quiz¨¢ podr¨ªa llamarse el templo del Quattrocento italiano, San Sebasti¨¢n.
En Padua est¨¢ la primera exposici¨®n. Refleja el trabajo de Mantegna definiendo su estilo durante los primeros 15 a?os de carrera: personajes monumentales, perfectamente dibujados, vistos desde abajo, proyectados contra la arquitectura o contra el cielo. La perspectiva cambia conforme se sit¨²a el ojo del espectador. El sistema tradicional es el de la perspectiva a vista de p¨¢jaro, lo que permite visualizar una amplia superficie del terreno. Adem¨¢s est¨¢ la perspectiva frontal, que facilita la vista digamos real. Pero a Mantegna le interesaba otro ¨¢ngulo, el del suelo, y pint¨® sus figuras para que se contemplaran, como dicen en Italia, sotto in s¨², de abajo arriba. De esta forma se acent¨²a la nobleza de lo representado y se consigue una visi¨®n en profundidad de las b¨®vedas y del paisaje. Si a eso a?adimos que utilizaba colores muy tenues, casi quemados, no debe extra?ar el aire final, solemne, escult¨®rico: las figuras de los cuadros de Mantegna parecen desplazarse hacia la infinitud del punto de fuga encerradas en un misterioso universo privado, insensibles al tiempo o al espacio. La exposici¨®n de Padua est¨¢ en el Museo C¨ªvico de los Eremitani, justo al lado de la iglesia del mismo nombre, en cuya Capilla Ovetari, Mantegna pint¨® en dos grandes muros la vida de san Jaime y san Crist¨®bal. Esta capilla fue destruida por un bombardeo de la aviaci¨®n aliada en 1944 y s¨®lo se pudieron recuperar min¨²sculos trozos del fresco original; ahora se ha reconstruido virtualmente el espacio y podemos imaginarnos c¨®mo era antes del desastre.
En Verona, la muestra de Mantegna se ha articulado en torno a la Sacra conversazione que pint¨® para el altar mayor de la bas¨ªlica de San Zeno Maggiore, la hermosa iglesia rom¨¢nica de dos pisos situada en su d¨ªa en las afueras de la ciudad. Verona es una de las ciudades medievales con mejores restos romanos de toda Italia, y resulta un especial placer pasearla desde las plazas concatenadas Delle Erbe y Dei Signori hasta la mole del Castellvecchio, entre el r¨ªo Adige y los puentes de piedra, bajo las copas de los pl¨¢tanos. Mirando en los cuadros las b¨®vedas de los edificios y los cielos rizados de nubes, se te ocurre que Andrea Mantegna hizo en pintura lo mismo que Orson Wells plantear¨ªa en el cine con Ciudadano Kane: la definici¨®n del marco dimensional de los personajes. La naturaleza no es una tabla de piedra sobre la que se inscriben los hechos de la historia, la naturaleza tiene una existencia propia en la que se imbrica la existencia humana.
El Palacio del T¨¦
En Mantua, Mantegna dio brillo a la corte de los Gonzaga, al mismo tiempo que era requerido por otras ciudades italianas. La exposici¨®n est¨¢ en un edificio improbable y magn¨ªfico, el Palacio del T¨¦, entonces sobre una isla conectada a la ciudad por un puente (Mantua est¨¢ situada entre lagos). Hay que perderse en esta arquitectura manierista, m¨¢s all¨¢ de los moldes cl¨¢sicos, y dejar que la mirada vague por los enormes frescos de Giulio Romano mostrando escenas orgi¨¢sticas y er¨®ticas (como las de Venus y Psique), la destrucci¨®n del mundo (en la Sala de los Gigantes) o el retrato a tama?o natural de los mejores ejemplares de sementales de la cuadra de los Gonzaga (Sala dei Cavalli). Luego, en la exposici¨®n, contemplas los retratos, siempre de perfil, sobre fondos neutros, cortados por debajo de los hombros, con caras realistas, matizadas en planos para hacer resbalar la iluminaci¨®n, peinados primorosos y sonrisas tan expresivas como las de los retratos etruscos. Al lado, el Cristo muerto de Brera impresiona por su escorzo, pero cuando le miras de frente, comprendes que han sido los hilos de luz modulando la carne minuciosa, los plegados almidonados y el color neutro quienes te han hecho detenerte.
Falta lo mejor, tres exposiciones no bastan. Hay que finalizar en la C¨¢mara de los Esposos del Castello di San Giorgio, dentro del Palacio Ducal. Es una joya. Una peque?a estancia en la que Mantegna represent¨® al marqu¨¦s de Gonzaga, Ludovico, y a su mujer, B¨¢rbara, con varios cortesanos y miembros de su familia. Son seres reales, en tensi¨®n; los personajes de Mantegna ya no son aquellos rostros sin entorno, sino retratos colectivos que salen de la estancia para asociarse con un paisaje natural perfectamente reconocible. Est¨¢n representados de pie, ordenados en grupos, y sobre ellos hay medallones con bustos de los c¨¦sares para emparentarlos con el Imperio Romano. En la b¨®veda se recorta un trompe-l'oeil para ampliar el espacio del recinto: un balc¨®n lleno de peque?as cabezas de angelitos asom¨¢ndose desde la barandilla al suelo.
A la salida, en la misma calle de la M roja may¨²scula del McDonald's de la que Mantegna se ha apropiado en Mantua, acabamos perdi¨¦ndonos por el delicioso teatro Bibiena, una bombonera de paredes curvas, cubierta de palcos, de mediados del siglo XVIII, donde dio sus primeros conciertos un joven Mozart, con apenas 13 a?os cumplidos.
Pedro Jes¨²s Fern¨¢ndez es autor de las novelas Pe¨®n de rey y Tela de juicio (Alfaguara)
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos- Prefijo telef¨®nico: 00 39.C¨®mo ir- My Air (www.myair.com) vuela a Venecia desde Madrid y Barcelona, a partir de 40 euros, m¨¢s tasas. El aeropuerto Tessera de Venecia se encuentra a 40 kil¨®metros de Padua.- Padua, Verona y Mantua est¨¢n situadas a menos de 100 kil¨®metros entre s¨ª. En tren (www.treinitalia.it), los billetes rondan los 10 euros.Comer y dormir - Caff¨¨ Pedrocchi (049 878 12 31). Via VIII Febbraio, 15.Padua. Caf¨¦ neocl¨¢sico y neog¨®tico del siglo XIX.- Il Palazzetto (049 71 27 71). Via Guizza, 414. Padua. Bed and breakfast muy c¨®modo, aunque no c¨¦ntrico. Via Guizza, 414. La doble, 50 euros.- Al Bersagliere (045 800 48 24;www.trattorialbersagliere.it). Via Dietro Pallone, 1. Verona. A dos pasos de la Arena. Unos 30 euros.- Mastino (www.hotelmastino.it; 045 59 53 88; ). Corso Porta Nuova, 16. Verona. Hotel c¨¦ntrico. 69 euros.- Il Cigno (03 76 32 1 01). Piazza Carlo d'Arco. Mantua. Restaurante situado en una casa del siglo XV. Unos 45.- Corte Posta (03 76 37 04 22). Via Ostigliese, 1. Mantua. Casa de postas convertida en b&b. La doble, 80 euros.Exposiciones- www.andreamantegna2006.it.- Mantegna e Padova. 1445/1460. Padua, Musei Eremitani.- Mantegna e le Arti a Verona. Verona, Gran Guardia.- Mantegna a Mantova. 1460/1506. Mantova, Palazzo Te. Hasta el 14 de enero de 2007.
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