El miedo
El mismo d¨ªa en que ETA rompe su tregua voy a ver Babel, la ¨²ltima pel¨ªcula de Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu. Como llevo todo el d¨ªa encerrado en el despacho, a las siete de la tarde a¨²n no me he enterado del atentado, as¨ª que compro la entrada del cine y me voy a tomar un caf¨¦. Al salir de la cafeter¨ªa paso frente al escaparate de una tienda de electrodom¨¦sticos: una hilera de pantallas de televisor muestra la imagen repetida del presidente Zapatero compareciendo ante la prensa; debajo de la imagen, un r¨®tulo: "Atentado de ETA". Zapatero habla, pero no puedo o¨ªrlo: no s¨¦ d¨®nde ha sido el atentado, no s¨¦ c¨®mo ha sido el atentado, no s¨¦ si se han producido v¨ªctimas. Un poco nervioso, llamo a mi mujer, que se ha ido con mi hijo a pasar las vacaciones a otra ciudad; no contesta. En ese momento cazo al vuelo la conversaci¨®n de una pareja: el atentado ha ocurrido por la ma?ana, en Barajas; abordo a la pareja y les pregunto si ha habido v¨ªctimas: me dicen que no lo saben. Mientras me acerco al cine llamo a un amigo con quien cen¨¦ hace poco en Barcelona y que ese d¨ªa (o el d¨ªa anterior, o el siguiente) vuelve con su mujer y sus dos hijos a Madrid; no contesta. Faltan cinco minutos para que empiece la pel¨ªcula; por un momento me pregunto si debo entrar a verla o no; al momento siguiente decido comportarme de forma racional y no dejarme vencer por el miedo y tranquilizarme y entrar en el cine.
'Babel' es una pel¨ªcula de miedo: se empieza a verla temblando y se termina de verla temblando (entretanto no se ha dejado de temblar). El dispositivo armado por Gonz¨¢lez I?¨¢turri y su guionista de siempre, Guillermo Arriaga, es similar al de Amores perros y 21 gramos, sus dos anteriores pel¨ªculas: varias historias en apariencia dis¨ªmiles cosidas por un nexo profundo. Me imagino que no faltar¨¢ quien diga que Gonz¨¢lez I?¨¢turri y Arriaga se repiten; la objeci¨®n es irrelevante, cuando no est¨²pida: importa menos la evidencia de que el dispositivo es similar que la satisfacci¨®n que procura su patente eficacia. Satisfacci¨®n no es la palabra: el tema de la pel¨ªcula -el nexo que ata las cuatro historias convirti¨¦ndolas en una sola- es el miedo, o m¨¢s exactamente el p¨¢nico, o m¨¢s exactamente el peor p¨¢nico imaginable, el m¨¢s feroz, avasallador y anonadante, que es el p¨¢nico a perder a nuestros hijos. Una pareja de norteamericanos que viaja por Marruecos (o por alg¨²n lugar del Magreb) para tratar de curarse de la p¨¦rdida reciente de un hijo, hasta que una bala accidental hiere de gravedad a la mujer. Una ni?era mexicana que se ha quedado a cargo de los hijos de la pareja de norteamericanos, dos ni?os con quienes cruza la frontera de M¨¦xico para asistir a la boda de su hijo y a quienes pierde en el desierto durante un insensato viaje de vuelta a los Estados Unidos. Un padre marroqu¨ª (o de alg¨²n lugar del Magreb) que insensatamente entrega a sus dos hijos un arma de fuego con que abatir chacales y que los ni?os usan por juego para disparar al autob¨²s donde viaja la pareja de norteamericanos, hiriendo a la mujer. Un padre japon¨¦s cuya mujer acaba de volarse la tapa de los sesos y cuya hija, desarbolada por el suicidio de la madre, por el aislamiento de su mudez y por su efervescencia sexual, vive el descontrol temerario o suicida de la adolescencia. Con l¨®gica irreprochable, Babel est¨¢ dedicada a los dos hijos del director, "las dos estrellas m¨¢s brillantes en la noche m¨¢s oscura". Por lo dem¨¢s, la pel¨ªcula de Gonz¨¢lez I?¨¢rritu tiene el coraje y la elegancia de decir, sin el menor ¨¦nfasis ni el m¨¢s m¨ªnimo atisbo de demagogia o sentimentalismo, lo que todos sabemos y casi nadie dice sin sentimentalismo o ¨¦nfasis o demagogia: que los pobres pierden siempre, mientras los ricos s¨®lo pierden cuando ya est¨¢ todo perdido.
Al salir del cine llamo a mi mujer; hablo con ella y con mi hijo: todo en orden. Luego llamo a mi amigo madrile?o y tambi¨¦n hablo con ¨¦l; me dice que volvi¨® ayer a su casa con su mujer y sus dos hijos: todo en orden. Casi tranquilo, casi sin temblar, llego a casa de noche y pongo la radio y oigo que de momento las dos ¨²nicas v¨ªctimas del atentado de ETA son dos ecuatorianos desaparecidos mientras dorm¨ªan en el aparcamiento de Barajas, de lo que deduzco que las dos ¨²nicas v¨ªctimas de los heroicos luchadores por la libertad de la patria vasca son dos pobres de solemnidad o dos hijos de dos pobres de solemnidad que duermen en los aparcamientos porque no tienen donde caerse muertos; tambi¨¦n deduzco que los pobres pierden siempre. Y al d¨ªa siguiente me pongo a escribir este art¨ªculo mientras leo de reojo art¨ªculos y opiniones y an¨¢lisis sobre el atentado, hasta que de golpe me doy cuenta de que todo eso me importa un r¨¢bano. Me importa un r¨¢bano por qu¨¦ ETA ha roto su tregua. Me importa un r¨¢bano si el Gobierno ha hecho bien o mal negociando con ETA. Me importa un r¨¢bano si el proceso de paz debe continuar o no. Me importa un r¨¢bano lo que digan Zapatero y Rajoy y Otegi. Lo ¨²nico que me importa es el miedo que han vuelto a meternos dentro, el peor p¨¢nico imaginable, el m¨¢s feroz, avasallador y anonadante. Pero lo que sobre todo me importa es que esos cabrones se pudran para siempre en el infierno. Y que sean sus hijos, si es que alguna vez son capaces y la compasi¨®n y el miedo les alcanzan, quienes acaben por fin perdon¨¢ndoles.
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