Recordarlo en su integridad
En la Constituci¨®n se distinguen dos momentos en la fase inicial del ejercicio del derecho a la autonom¨ªa: la iniciativa del proceso auton¨®mico y la iniciativa para la elaboraci¨®n del estatuto de autonom¨ªa. El primero est¨¢ previsto para que se haga uso del mismo una sola vez. El precepto de la Constituci¨®n que lo contempla es ya historia del derecho. El segundo, por el contrario, est¨¢ previsto que se reitere cada vez que se considere que el estatuto debe ser reformado.
Llamo la atenci¨®n sobre este dato porque cuando reflexionamos sobre la inicial puesta en marcha de la autonom¨ªa andaluza nos acordamos casi exclusivamente del primer momento del ejercicio del derecho a la autonom¨ªa, de la iniciativa del proceso auton¨®mico, del que es exclusivamente historia, y nos olvidamos del segundo, de la elaboraci¨®n del Estatuto de autonom¨ªa que, adem¨¢s de historia, contin¨²a siendo derecho vigente. Nuestro recuerdo de los or¨ªgenes de la autonom¨ªa andaluza es, en consecuencia, parcial y me atrever¨ªa a decir que inexacto.
Pues solamente nos acordamos de la tremenda divisi¨®n pol¨ªtica que se produjo en el recorrido de la iniciativa del proceso auton¨®mico por la v¨ªa del art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n, que acab¨® conduciendo a un choque entre el centro-derecha y la derecha espa?olas y andaluzas, con el Gobierno de la naci¨®n al frente y el centro-izquierda y la izquierda, en este caso casi exclusivamente andaluzas, que se manifestar¨ªa con su m¨¢xima intensidad en el refer¨¦ndum del 28-F de 1980.
No nos acordamos, sin embargo, que una vez digerido el 28-F por el Gobierno de la naci¨®n y producida la rectificaci¨®n que hizo posible que Andaluc¨ªa se constituyera en comunidad aut¨®noma por la v¨ªa del art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n, el segundo momento del ejercicio del derecho a la autonom¨ªa, el de la elaboraci¨®n del Estatuto de autonom¨ªa, se llev¨® a cabo de una manera pac¨ªfica, con un consenso efectivo, en el que el centro-derecha particip¨® con lealtad.
No todo, pues, fue enfrentamiento en la inicial puesta en marcha de la autonom¨ªa andaluza. Hubo un enfrentamiento inicial muy fuerte, pero hubo, tras el enfrentamiento, una voluntad de acuerdo indiscutible. El Estatuto se elabor¨® y se discuti¨® en el clima en el que debe negociarse una norma de esa naturaleza.
Y sobre todo, y es lo que me interesa destacar, nadie, absolutamente nadie, se desmarc¨® en el refer¨¦ndum de ratificaci¨®n del Estatuto en octubre de 1981, es decir, en el refer¨¦ndum equivalente al pr¨®ximo del 18 de febrero. La participaci¨®n de todas las fuerzas pol¨ªticas andaluzas tanto en el debate estatutario desde el principio, no esperando para incorporarse al final, como en la campa?a del refer¨¦ndum, se produjo sin reservas de ning¨²n tipo, sin estar mirando con el rabillo del ojo a ver qui¨¦n sal¨ªa perjudicado o beneficiado por la mayor o menor participaci¨®n de los ciudadanos en la ratificaci¨®n del estatuto.
Me parece que esto debe ser recordado. Nadie, absolutamente nadie, entendi¨® en 1981 que la campa?a de ratificaci¨®n en refer¨¦ndum del Estatuto de autonom¨ªa para Andaluc¨ªa pod¨ªa ser una campa?a de confrontaci¨®n pol¨ªtica entre los partidos que lo hab¨ªan pactado, entre ellos en la Asamblea de Parlamentarios que elabor¨® la proposici¨®n de ley, y con la Comisi¨®n Constitucional del Congreso de los Diputados, para garantizar la presencia del Estado en el momento fundacional de la autonom¨ªa andaluza.
La campa?a del refer¨¦ndum de ratificaci¨®n del Estatuto fue una campa?a limpia, en la que no hubo desmarques y mucho menos ataques abiertos o solapados. Tanto UCD como PA, una vez que fracas¨® su ¨²ltimo intento de descafeinar lo que se hab¨ªa conseguido el 28-F, aceptaron participar de buena fe en ese proceso fundacional de la autonom¨ªa andaluza. En la iniciativa del proceso auton¨®mico hubo divisi¨®n. En la aprobaci¨®n definitiva del Estatuto hubo unidad. Es bueno que se recuerde. Por razones obvias.
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