El Artium relee las ¨²ltimas reflexiones de Alfonso Gort¨¢zar frente al vac¨ªo creativo
La muestra del museo vitoriano repasa la figuraci¨®n melanc¨®lica del pintor bilba¨ªno
Lleg¨® un d¨ªa en que Alfonso Gort¨¢zar (Bilbao, 1955) decidi¨® dejar de pintar. Sus lienzos repletos de personajes, en los que no faltaba el autorretrato o el cuadro en blanco, y el propio arte como instituci¨®n le hab¨ªan terminado por agotar. Cinco a?os m¨¢s tarde, hacia finales de los 90, empez¨® a regresar poco a poco, sin olvidar su impronta ya definida por "una figuraci¨®n de aire melanc¨®lico". El Artium revisa ahora hasta el 10 de junio la ¨²ltima obra del pintor vizca¨ªno bajo el t¨ªtulo In albis, todo un reconocimiento a las tensiones del artista ante el vac¨ªo creativo.
Gort¨¢zar se inici¨® en la pintura en los 80 en un panorama contradictorio: cierta tradici¨®n tr¨¢gica que le precede junto a un inter¨¦s por la reivindicaci¨®n de otras miradas m¨¢s orientadas al pop, la iron¨ªa, la figuraci¨®n colorista,... El pintor pronto defini¨® su lugar de trabajo: cierta narratividad colorista no exenta de gui?os al propio artista, a la tradici¨®n cercana o a la Historia del Arte. Sus cuadros presentan una caracter¨ªstica: la aparici¨®n de figurantes. La exposici¨®n del Artium se abre con una de estas primeras obras, de 1982, en la que se ve al pintor frente al cuadro en blanco, rodeado de personajes.
Desde mediados de los 80 mantiene una trayectoria claramente reconocible, en la que pueden encontrarse tanto referencias a la tradici¨®n vasca de Arteta y Zubiaurre como conexiones con nombres del impresionismo y las vanguardias como Matisse. Gort¨¢zar reivindica el color y la composici¨®n, sin olvidar "cierto aire melanc¨®lico y la iron¨ªa", apunt¨® ayer el director del Artium, Javier Gonz¨¢lez de Durana, durante la presentaci¨®n de la muestra.
Sin embargo, uno de los rasgos del pintor es su renuncia expl¨ªcita a cualquier interpretaci¨®n de las escenas que pinta. Galder Reguera relata en el cat¨¢logo de la exposici¨®n una an¨¦cdota contada por el propio Gort¨¢zar. En el proceso de pintar un cierto lienzo, una de las figuras extend¨ªa un brazo de manera un tanto artificial, como si sostuviese algo, aunque no llevaba nada en la mano. Durante varios d¨ªas busc¨® un objeto apropiado para el gesto y al final se decidi¨® por un martillo. Desde entonces, muchos cr¨ªticos y espectadores han interpretado en la obra un discurso pol¨ªtico de izquierdas, "cosa que no hubiese pasado si hubiera puesto en la mano del personaje un pepino", apuntilla el pintor.
Su carrera avanza al tiempo que comienza a impartir clases en la Facultad de Bellas Artes de la UPV, pero su descontento con la instituci¨®n del Arte, unido a la reflexi¨®n sobre la propia obra, le llevan a abandonar la vida p¨²blica de pintor.
A principios de los 90, deja de exponer y su trabajo se reduce al "retrato de amigos", seg¨²n sus palabras. Tras ese per¨ªodo de crisis creativa, asumido sin ning¨²n dramatismo, llega un cambio en sus intereses como creador: de la preocupaci¨®n por c¨®mo reflejar el mundo a trav¨¦s de la representaci¨®n de paisajes y personajes pasa a centrarse en la propia pintura: c¨®mo el pintor se enfrenta a su obra.
"Los personajes desaparecen", recordaba ayer Gonz¨¢lez de Durana, "pero no se han ido, se mantienen en el cuadro, aunque no aparezcan; se siente su presencia". Ahora ocupa un espacio destacado el lienzo en blanco, met¨¢fora de una duda sistem¨¢tica al enfrentarse al qu¨¦ y por qu¨¦ pintar. Progresivamente, los cuadros se comienzan a poblar de edificaciones humildes, de construcciones precarias, con las que Gort¨¢zar parece retomar la confianza en las posibilidades narrativas del lienzo en blanco.
Alfonso Gort¨¢zar. In albis presenta una treintena de obras realizadas en su mayor¨ªa en la ¨²ltima d¨¦cada, precisamente la que sigue a los cuatro a?os que dej¨® de pintar. En los extremos de la selecci¨®n se encuentran, por un lado, una pintura de 1982 (El estudio invadido), en la que quiz¨¢ anecd¨®ticamente surge por vez primera la imagen de un lienzo sin pintura, y, por otro, un cuadro completamente blanco, como si Gort¨¢zar anunciase que, pese a haber reunido tantos trabajos para esta muestra, al d¨ªa siguiente seguir¨¢ manteniendo la misma duda sistem¨¢tica sobre el trabajo del pintor.
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