Un tebeo escondido
La novela gr¨¢fica se afianza como una de las nuevas artes de narrar. Aunque sus or¨ªgenes se remontan al siglo XIX, el g¨¦nero empieza su andadura aut¨®noma en 1978 con la publicaci¨®n de Contrato con Dios, de Will Eisner. Al igual que el escritor de narrativa, el autor de novela gr¨¢fica -guionista y dibujante a un tiempo- controla todos los aspectos de la creaci¨®n de unas obras de largo aliento que trascienden la brevedad y los contenidos tradicionales de la historieta.
Qu¨¦ es una novela gr¨¢fica? Una pregunta en apariencia simple que deber¨ªa tener una respuesta f¨¢cil y escueta: es un tebeo. Sin embargo, el nacimiento del t¨¦rmino esconde un claro intento de huir de las ideas preconcebidas sobre la historieta para intentar abrazar el prestigio de la novela. Cuando el cr¨ªtico y editor Richard Kyle lo utiliza por primera vez en los a?os sesenta es para establecer diferencias entre el formato de edici¨®n tradicional existente hasta el momento para la historieta, el comic-book (cuadernillo de 24 o m¨¢s p¨¢ginas grapadas, de tama?o 17¡Á24 cent¨ªmetros) y nuevas publicaciones de tem¨¢tica m¨¢s alternativa, que se editaban en formato de libro tradicional. La intenci¨®n de Kyle era, en cierta medida, establecer las caracter¨ªsticas del contenido en funci¨®n del formato de publicaci¨®n: el comic-book, fundamentalmente de g¨¦nero superheroico en el comienzo de los sesenta, era dirigido a una audiencia infantil y juvenil, mientras que el formato de la novela de siempre se ligaba con un lector adulto, m¨¢s formado. Una identificaci¨®n simplista que, sorprendentemente, ha funcionado en el subconsciente colectivo de los aficionados a la hora de definir qu¨¦ es una novela gr¨¢fica, generando una controversia a¨²n viva.
Si nos atenemos a un recorrido estrictamente cronol¨®gico, ya las primeras manifestaciones del tebeo, seminales todav¨ªa, est¨¢n relacionadas con una publicaci¨®n en tama?o libro, como pueden ser las primeras obras del suizo Rodolphe T?pffer, pero la verdadera expansi¨®n de la historieta, tal y como la entendemos hoy, se da a partir de la popularizaci¨®n de tiras (comic-strips) en la prensa americana a finales del XIX y principios del XX. Unas tiras que ser¨ªan recopiladas en cuadernillos grapados, comic-books, aunque algunas de las m¨¢s famosas tendr¨ªan ediciones de m¨¢s calidad en forma de libro, generalmente remontando las vi?etas de la tira para adecuarse a la p¨¢gina y con una cubierta id¨¦ntica a cualquier novela.
En las d¨¦cadas siguientes, el c¨®mic se asienta como una expresi¨®n de cultura popular en Estados unidos a trav¨¦s del comic-book, que se expande con centenares de series que acaparan y dominan el mercado. S¨®lo a partir de finales de los sesenta encontraremos t¨ªmidas experiencias para apartarse de este formato mayoritario sacando vol¨²menes que en muchos casos todav¨ªa no se autorreferenciaban como novelas gr¨¢ficas.
El punto de inflexi¨®n en el uso de la denominaci¨®n de novela gr¨¢fica es la publicaci¨®n en 1978 de Contrato con Dios, de Will Eisner, que define por primera vez el t¨¦rmino, alej¨¢ndose de cuestiones formales y centr¨¢ndose en el control absoluto del artista en todos los aspectos de la creaci¨®n -acerc¨¢ndose de esta manera al del escritor de narrativa- y la orientaci¨®n adulta de la tem¨¢tica de la historieta. Esto ¨²ltimo se potenciaba adem¨¢s por un formato que intenta evitar los canales habituales de distribuci¨®n del comic-book (quioscos y supermercados), para entrar en las librer¨ªas generalistas y especializadas. Si bien es cierto que el libro pas¨® casi desapercibido en las librer¨ªas m¨¢s populares, arras¨® en las nacientes tiendas especializadas, impactando de forma indeleble en toda una generaci¨®n de creadores y editores, que vieron en la novela gr¨¢fica un camino hacia una interpretaci¨®n adulta de la historieta.
Durante los ochenta, la novela gr¨¢fica comenz¨® un lento pero progresivo afianzamiento, generalmente a trav¨¦s de la edici¨®n en este formato de obras prepublicadas en comic-book en circuitos alternativos o independientes, que aliment¨® en cierta medida la interpretaci¨®n elitista que contrapon¨ªa la novela gr¨¢fica frente al c¨®mic tradicional. Parad¨®jicamente, la espectacular bajada de ventas del comic-book durante los a?os noventa provoc¨® que los grandes sellos volcasen su atenci¨®n en este formato, editando recopilatorios de series que tuvieron un gran ¨¦xito comercial. De hecho, los grandes cambios que el mercado del tebeo sufri¨® durante esa d¨¦cada han llevado a la novela gr¨¢fica a un inusitado protagonismo, que ha conseguido romper la reclusi¨®n del c¨®mic en los circuitos de librer¨ªas especializadas, abri¨¦ndose a las generalistas e incorporando nuevos lectores, gracias sobre todo al tebeo japon¨¦s, el manga, de forma similar al libro de bolsillo. En los ¨²ltimos a?os, el p¨²blico americano ha visto c¨®mo las novelas gr¨¢ficas encabezaban las listas de best sellers, acaparando el inter¨¦s de editoriales que nunca se hab¨ªan ocupado de la historieta y proyectando esta tendencia incluso en otros mercados muy distintos, como el francobelga, donde el tradicional ¨¢lbum de 48 p¨¢ginas, de ventas millonarias que auguraban una salud a prueba de crisis, se pone en entredicho ante las posibilidades que ofrece la novela gr¨¢fica.
Pese a que existe tendencia a seguir identificando el concepto de novela gr¨¢fica con una obra de autor, cada vez m¨¢s su definici¨®n es simplemente la de un formato de afortunada elecci¨®n para la historieta, que tiene ventajas para el lector y el autor, pero que ha perdido sus connotaciones iniciales de tebeo para adultos. Hoy podemos encontrar en las librer¨ªas novelas gr¨¢ficas con comprometidas obras de creador, es cierto, pero tambi¨¦n leer aventuras infantiles, obras de g¨¦nero, recopilaciones de series de superh¨¦roes o de tiras de prensa, con la ¨²nica coincidencia de una hechura similar al de la novela.
Una consideraci¨®n que aumenta el debate del uso del t¨¦rmino como un simple eufemismo de tebeo, intentando evitar las preconcepciones peyorativas que tiene el medio. Pero como planteaba el dibujante de From Hell, Eddie Campbell, quiz¨¢s es el momento de aprovechar la sinergia. En un reciente Manifiesto de la novela gr¨¢fica, Campbell reclama que se use el nombre de novela gr¨¢fica como un movimiento art¨ªstico que tenga como finalidad hacer evolucionar el arte secuencial pese a que, como indica en su primer punto, "el t¨¦rmino es inapropiado, aunque se puede seguir utilizando entendiendo que ni gr¨¢fica tiene nada que ver con el arte gr¨¢fico ni novela con las novelas". Una ir¨®nica definici¨®n que, en el fondo, parece la m¨¢s adecuada.
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