El Beckham de la pelotita
Camilo Villegas, el soltero de oro de Medell¨ªn, cambia los h¨¢bitos de la afici¨®n colombiana
Todas las voces anglosajonas en la sala de prensa se hab¨ªan convertido en susurros, conmocionados por la terrible experiencia que estaba pasando Phil Mickelson -barriguita donde otros lucen m¨²sculo, cuerpo fond¨®n, mirada desorientada- en el duro campo de Augusta cuando una voz castellana, cantarina, vibrante, rompi¨® el encantamiento.
El primer hoyo de su primer Masters se sald¨® con doble 'bogey', lo que no enturbi¨® su confianza
La voz, inconfundible, de la radio colombiana. La misma voz que invadi¨® las llegadas del Tour en los a?os magn¨ªficos de Lucho Herrera y Fabio Parra; la misma que se traslad¨® d¨¦cadas despu¨¦s a los circuitos de f¨®rmula 1 tras los pasos de Juan Pablo Montoya, ha llegado al golf. Lo hace, v¨ªa Radio Caracol, v¨ªa su reportero C¨¦sar Augusto Londono, para cantar las alabanzas de Camilo Villegas, el poderoso jugador de Medell¨ªn, s¨ªmbolo del nuevo estilo de los golfistas del siglo XXI, m¨²sculo, aire metrosexual, adicto a la moda y a los ce?idos pantalones: algo as¨ª, salvando las distancias, como el Beckham de la pelotita. Su debut en el Masters confirma, en cierta manera, el ascenso de la nueva clase.
Si constatar que Phil Mickelson, que en el hoyo 16 iba con +4 directo, si sus hierros no lo remediaban, a un 76 espectacular, ten¨ªa m¨¢s probabilidades de no pasar el corte que de repetir victoria en Augusta -el tanteo m¨¢s alto que un ganador final ha lucido tras la primera jornada son los 75 golpes (+3) de Craig Stadler en 1982- no cost¨® m¨¢s que una r¨¢pida ojeada a una tabla, conocer el historial golf¨ªstico que subyace tras el fen¨®meno Villegas cost¨® menos trabajo a¨²n. Talento precoz, Villegas creci¨® como el mejor de la historia del golf colombiano en todos los tramos de edad y su destino inevitable fue, en 2001, una universidad norteamericana, la de Florida.
Su paso por los gators tuvo el mismo brillo que en sus a?os anteriores su paso por Colombia y ya se le esperaba con expectaci¨®n en el circuito profesional de la PGA norteamericana, cuya tarjeta consigui¨® en 2006. Y all¨ª, aunque a¨²n no ha conseguido ni una victoria -con lo que los malevolentes, m¨¢s que con los cracks, buscan en su caso similitudes con los de la tenista rusa Ana Kournikova o la golfista hawaiana Michelle Wie, m¨¢s conocidas por su palmito o elegancia que por sus ¨¦xitos-, su entrada fue abrumadora. De Villegas, a los norteamericanos les encantaron dos cosas principalmente: que declarara que no se arrugaba ante nada, que lo suyo era mandarla lo m¨¢s lejos posible, y que tuviera tanto gusto en el vestir, que fuera tan guapo, con cierto aire a Johnny Depp. Y si a eso le a?adimos un estilo de leer las ca¨ªdas de los greens que le transforma en una especie de reptil, tenemos ya el acontecimiento montado.
Claro que toda esa carga de personalidad le vali¨® de bien poco llegado al tee del 1 del Augusta National Golf Club, un territorio que no se deja conmover as¨ª como as¨ª. El primer hoyo de su primer Masters se sald¨® con doble bogey, lo que ni por un momento enturbi¨® la confianza de Londono.
Si los fracasos, aun temporales, en Augusta ayer -tiempo fresquito, t¨ªmido sol, ni una nube- del gordito Mickelson y del m¨²sculos Villegas pueden hacer llegar a la conclusi¨®n de que el talento no reside en el cuerpo sino en el alma del golfista, las actuaciones -a¨²n no terminadas- de los cuatro espa?oles permiten abundar en tal aserto. Mediada la segunda parte de la jornada, los mejores eran Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal y Sergio Garc¨ªa, con +3; con +5 estaba Jim¨¦nez y con +11, Severiano Ballesteros. Al cierre de esta edici¨®n hab¨ªan terminado el recorrido como l¨ªderes con -1: Tim Clark, Vaughan Taylor, Zach Johnson, Rich Beem y Jim Henry.
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