El lado oculto del castillo de Montju?c
La fortaleza tiene una galer¨ªa de celdas que da al mar y dos grandes salas que acogieron a presos hasta finales de los cincuenta
Entre cachivaches, pal¨¦s, se?ales de tr¨¢fico, palas y todo tipo de utensilios de jardiner¨ªa se vislumbran trazos irregulares de escritura sobre paredes parcheadas, a trozos encaladas y a trozos descascarilladas por el efecto de la humedad. "Los soldados de caballer¨ªa arrestados por el sargento [ilegible] Ferr¨¦", firmado, el teniente coronel mayor Joaqu¨ªn Porres. Otra: "Al Morales de caballer¨ªa, 30 de mayo de 1958". A veces un nombre y fechas: "Alberto 24/5/55-10/9/55". Y muchas otras borrosas en las que aparecen un nombre y palotes al lado, como cuentas de d¨ªas. Son inscripciones de pu?o y letra en lo que fueron celdas en el castillo de Montju?c hasta que dej¨® de ser prisi¨®n militar, en 1960.
La torre que se alza en la azotea del castillo acogi¨® el sistema de se?ales navales
Inscripciones en las paredes de dos salas cerradas atestiguan que antes fueron celdas
Se trata de dos grandes salas a la entrada de la fortificaci¨®n que originariamente fueron utilizadas como cuerpo de guardia de las tropas de un castillo que se levant¨® tal como ha llegado hasta nuestros d¨ªas en 1751, aunque la primera planta del fort¨ªn data de 1640. Dos alas, aproximadamente, de entre 200 y 300 metros cada una de ellas, que ahora est¨¢n cerradas. En una hay bicicletas que el Ayuntamiento de Barcelona alquilaba en la monta?a hace unos a?os y unas oficinas municipales.
En la sala opuesta, al otro lado del puente levadizo del castillo y mirando hacia la ciudad, se amontonan enseres que utilizan los trabajadores de Parques y Jardines y mobiliario de ciudad. Entre cacharros se ven algunas inscripciones. Pero es en otra dependencia contigua, que comunica con los dep¨®sitos de agua del castillo, donde hay m¨¢s firmas y fechas. En el suelo se aprecia la separaci¨®n de las celdas. Todas de unos cinco metros de largo por otros tantos de ancho dejando un pasillo que da a las ventanas que se asoman al foso de acceso al castillo. Es una zona de paso para los empleados de Aguas de Barcelona que controlan el dep¨®sito. Nadie m¨¢s suele entrar en esa sala que guarda en esas inscripciones el amargo recuerdo de muchos prisioneros.
Esas salas son dos de los espacios ocultos del castillo de Montju?c. Tambi¨¦n son las dependencias mayores que, por ahora, tienen una utilidad residual y que en un futuro podr¨ªan convertirse en el centro de interpretaci¨®n de la monta?a. Oficinas y dependencias que faciliten informaci¨®n al visitante que llega a Montju?c. Al menos, ¨¦sa es la propuesta que hizo un estudio realizado por el ec¨®logo Ramon Folch por encargo del Ayuntamiento de Barcelona.
Esas dependencias no son los ¨²nicos espacios cerrados del castillo. En el lado de la muralla que mira al mar, entre la plaza fortificada y el s¨®tano que ocupa parte del Museo Militar, hay otra galer¨ªa de celdas que se asoman justo a la calzada adoquinada que rodea el castillo. Un pasillo largo hace de distribuidor de unas celdas de unos ocho metros por seis. Una ventana elevada con rejas es la ¨²nica entrada de luz del exterior. Estas celdas, a diferencia de las del cuerpo de guardia, est¨¢n sin trastos. Se suelen utilizar, previa autorizaci¨®n, para rodar cortos o anuncios. Como el que estaban filmando unos estudiantes el d¨ªa que EL PA?S visit¨® las desconocidas dependencias. El corto trataba de una supuesta c¨¢rcel en la que un guardia civil mataba a un preso. El decorado para el corto no pod¨ªa ser m¨¢s adecuado.
El castillo de Montju?c ha tenido y tiene diversos novios que lo quieren utilizar como escenario de anuncios publicitarios. Se interes¨®, por ejemplo, la firma de autom¨®viles Toyota. El patio de armas es escenario, en ocasiones, de algunas recepciones, fiestas, desfiles de modelos y de conciertos en verano. Uno de los tanteos m¨¢s curiosos, que no lleg¨® a cuajar, fue el de convertir las grandes salas en el escenario de una gran fiesta medieval que quer¨ªan organizar ciudadanos alemanes.
La parte m¨¢s espectacular del castillo es la torre vig¨ªa que se alza a un lado de la azotea de la fortificaci¨®n. Una torre que lleg¨® a ser la vivienda del vig¨ªa que se encargaba de controlar y ordenar el tr¨¢fico mar¨ªtimo de los barcos que arribaban a Barcelona. 59 escalones en una escalera de caracol que culmina en una plataforma con una vista espectacular de 360 grados a la ciudad.
Todos esos espacios ahora cerrados son a los que se quiere dar un uso nuevo, despu¨¦s de que el Ministerio de Hacienda cediera la fortaleza al Ayuntamiento por medio de una orden no exenta de pol¨¦mica a tres semanas de las elecciones municipales.
Una reorganizaci¨®n de espacios que deber¨¢ dar cabida al Centro por la Paz pactado por las administraciones y otras salas que explicar¨ªan la evoluci¨®n historica de un castillo del siglo XVII. Y resolver el futuro de las colecciones de armas que alberga el actual Museo Militar que se extiende en las salas que rodean el patio de armas y el subsuelo. De salida, el estudio realizado por el Folch situaba un auditorio de unos 100 metros y espacios para la restauraci¨®n y otros servicios.
Pero m¨¢s all¨¢ de la reordenaci¨®n de las dependencias y la apertura de espacios ahora cerrados para usos de ciudad, la asignatura pendiente del castillo es que se integre en la ciudad. Por los fosos de la fortaleza y por el paseo de las murallas que lo rodean, que supone una superficie de 11 hect¨¢reas, apenas se ve nunca a nadie.
Algunos corredores que siguen el circuito que va desde el frente de Barcelona hasta el de la Zona Franca -muy cerca de las instalaciones del sistema de antenas que controla el destacamento militar- y cuatro o cinco abuelos que utilizan la muralla como front¨®n. Cerca de donde una plaza recuerda el lugar donde fue fusilado el presidente Llu¨ªs Companys.
Mucho castillo para tan poca actividad.
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