Terenci y los tebeos
Terenci Moix fue sobre todo un volc¨¢n narrativo que durante poco m¨¢s de medio siglo (1942- 2003) surc¨® el horizonte de la literatura espa?ola dejando una huella a la vez ef¨ªmera y profunda, que vale m¨¢s por ser signo de los cambios que por su efectivas realizaciones.
De todo ello no hay que deducir que la obra en su conjunto de Terenci Moix carezca de inter¨¦s, ni mucho menos, pues aparte de lo que tenga como s¨ªntoma del cambio generacional, s¨ª lo tiene a la vez, como testimonio y como iniciador primero del mismo. Sus primeros libros son deslumbrantes: los cuentos de La Torre de los vicios capitales y la novela Olas sobre una roca desierta, ambos premiados pronto, por el Prudenci Bertrana y el segundo con el Josep Pla, o El d¨ªa en que muri¨® Marilyn, antes de que con el descubrimiento de Egipto y la obtenci¨®n del Premio Planeta con No digas que fue un sue?o, consiguiera ser uno de los primeros y prolongados ¨¦xitos de ventas de su tiempo, donde se mantuvo hasta el final, pues el Premio Fernando Lara obtenido por su ¨²ltima novela , El amargo don de la belleza, coincidi¨® casi con su fallecimiento. Algunos de sus t¨ªtulos, como los de sus memorias -El cine de los s¨¢bados, El beso de Meter Pan y Extra?o en el para¨ªso-, son excepcionales y hacen perdonar sus incursiones en otros territorios como los novelones hist¨®ricos (Venus Bonaparte) o los sat¨ªricos (Mujerc¨ªsimas) o egipciacos (Terenci del Nilo), mientras otros, como El sexo de los ¨¢ngeles, conservan su inter¨¦s testimonial.
HISTORIA SOCIAL DEL C?MIC
Terenci Moix
Bruguera. Barcelona, 2007
400 p¨¢ginas. 18 euros
En realidad la obra de Te
renci surge casi simult¨¢neamente a la de los "nov¨ªsimos" en la literatura castellana, y as¨ª vemos c¨®mo dedica este su tercer libro a uno de ellos, su amigo el poeta entonces surrealista Antonio Mart¨ªnez Sarri¨®n, en una primera edici¨®n de 1968, publicada bajo el t¨ªtulo de Los c¨®mics, arte para el consumo y formas pop (Llibres de Sinera), que es muy extra?o no haya sido republicada desde entonces, pese a los largos a?os en los que Terenci fue un best seller.
Pues la obra de nuestro escritor nace del cine, sus primeros escritos fueron cr¨ªticas de cine, y el cine y el c¨®mic (o "tebeo", como lo llam¨¢bamos entonces los aficionados, debilitando as¨ª el g¨¦nero) son de nacimiento casi simult¨¢neo. Nacer con el cine -como hab¨ªan anunciado medio siglo antes Ayala y Alberti pidiendo perd¨®n- es nacer a la vez con el c¨®mic, que quiere decir a la vez, sobre todo si es bajo la influencia americana, que es la m¨¢s potente, moderna y "rebajada" al nivel de la cultura popular.
Este gusto por la rebaja popular, inspirado por el cine y los c¨®mics americanos es precisamente lo que salva a este libro de su propia ¨¦poca -1968, no se olvide- de todo localismo provinciano, catal¨¢n o espa?ol, lo que hace que conserve hoy todos sus valores de entonces, que siguen vigentes o, pues esta reedici¨®n los sigue conservando, como lo asegura la relectura de Roman Gubert, que a?ade un buen pr¨®logo yuxtapuesto al primigenio de Joaqu¨ªn Marco, pero sin corregir nada, pues el cambio de t¨ªtulo tampoco es decisivo. As¨ª vemos que aquel texto corrige el provincianismo y localismo catal¨¢n, o el ideol¨®gico semifascista de los tebeos espa?oles de la ¨¦poca, a trav¨¦s de su fascinaci¨®n por el cine y los c¨®mics americanos, en los que Terenci Moix se mueve como el agua, y salva a este libro, que tambi¨¦n nos devuelve las ilustraciones originales, en toda su preciosa integridad. Una reedici¨®n tard¨ªa, pero evidentemente necesaria, que no devuelve al primer Terenci, en su valor de s¨ªntoma y de actualidad.
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