Previsiones de consenso
Como comentaba hace dos domingos en esta columna, da la impresi¨®n de que estamos en uno de esos momentos de cambio de tendencia c¨ªclica, si bien, ello debe de decirse con toda la prudencia, pues los puntos de giro del ciclo no son perfectamente perceptibles hasta que no ha transcurrido suficiente tiempo. Pensemos que el NBER norteamericano, que es la instituci¨®n que tradicionalmente se encarga de fechar los puntos m¨¢ximos de las fases ascendentes y los m¨ªnimos de las descendentes de los ciclos econ¨®micos de EE UU, tarda casi un a?o en hacerlo, con el fin de estar seguros de que estos cambios de tendencia no sean simplemente peque?as pausas dentro de una tendencia general alcista o bajista. Adem¨¢s de esta prudencia, tambi¨¦n hay que decir que un cambio de tendencia c¨ªclica no significa obligatoriamente que las cosas entren en una din¨¢mica negativa m¨¢s o menos acelerada de forma inmediata, sino que generalmente, al igual que sucede en las fases ascendentes, en las descendentes lo que se produce es una gradual desaceleraci¨®n del ritmo de crecimiento, y adem¨¢s, estas no siempre acaban en una recesi¨®n, entendiendo por ello ca¨ªdas (tasas negativas) sostenidas del PIB durante un periodo determinado, que convencionalmente se ha establecido en dos trimestres consecutivos, aunque esto no debe entenderse como una regla fija, sino como una referencia, pues tambi¨¦n hay que tener en cuenta la intensidad de la ca¨ªda y no s¨®lo su duraci¨®n.
Los analistas anticipan una desaceleraci¨®n del PIB a partir de este mismo trimestre
Al margen del contexto internacional, que sigue siendo favorable, en Espa?a tenemos motivos propios para que se inicie un periodo de desaceleraci¨®n del crecimiento econ¨®mico, que vendr¨ªa provocado por la p¨¦rdida de fuerza de la demanda de los hogares, tanto de consumo como sobre todo de viviendas, que dif¨ªcilmente podr¨ªan compensar las exportaciones. El ciclo de la construcci¨®n residencial parece que no da m¨¢s de s¨ª. Los pedidos de viviendas nuevas se han reducido, no sabemos en cu¨¢nto, pero bastante, especialmente en las destinadas a segunda residencia (no ser¨ªa mala idea que el INE hiciera una encuesta mensual entre los promotores de viviendas similares a la que hace a las empresas industriales sobre la evoluci¨®n de los pedidos). Ello, con un cierto retardo, se traducir¨¢ en una disminuci¨®n de las viviendas iniciadas (tampoco sabemos con qu¨¦ retardo, pues el ¨²ltimo dato al respecto es de diciembre) y, con otro retardo, de las viviendas en construcci¨®n, es decir, de la actividad real del subsector de edificaci¨®n residencial. A ello debe unirse el efecto sobre la construcci¨®n no residencial del final de ciclo electoral en los municipios y comunidades aut¨®nomas. Por lo que respecta al consumo, el aumento de las cargas financieras, debido al creciente endeudamiento y a la subida de los tipos de inter¨¦s, ya debe estar mermando la capacidad de los hogares para mantener el ritmo de los ¨²ltimos a?os.
Estos argumentos son los que subyacen en las ¨²ltimas previsiones de los analistas de coyuntura que forman parte del Panel de FUNCAS (v¨¦anse los gr¨¢ficos adjuntos). El crecimiento del PIB esperado para 2007 (3,8%) no ha dejado de revisarse al alza desde hace un a?o, pero las previsiones trimestrales marcan una desaceleraci¨®n progresiva a partir del trimestre en curso, que contin¨²a en 2008. Es significativo que las perspectivas para la construcci¨®n, al alza hasta la encuesta de marzo, han empezado a rebajarse en la ¨²ltima de mayo, especialmente para 2008, aunque a¨²n se espera para ese a?o una tasa positiva del 3,3%.
?ngel Laborda es director de coyuntura de la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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