Los vecinos dudan de que ahora se cumpla una promesa de 2003
Los vecinos de Bat¨¢n y Aluche dudan de que el equipo de Gobierno del Ayuntamiento cumpla una promesa, la de cerrar al tr¨¢fico el mayor pulm¨®n de Madrid, que figur¨® en el programa de 2003.
La Casa de Campo, su protecci¨®n, sus usos por parte de los ciudadanos, las meretrices que la recorren infatigablemente y los humos que salen de los coches que la atraviesan cada d¨ªa son viejos asuntos de las reivindicaciones pol¨ªticas y vecinales. En 1978,
asociaciones ecologistas y partidos pol¨ªticos ya luchaban contra la degradaci¨®n de este espacio situado al noroeste de la capital. El 7 de mayo de ese a?o, EL PAIS denunciaba la desaparici¨®n de animales en las zonas m¨¢s frecuentadas por personas y coches y la invasi¨®n de estos ¨²ltimos en praderas y zonas verdes.
Once a?os despu¨¦s, todav¨ªa importaba m¨¢s "evitar cualquier intento de recalificaci¨®n de suelo no urbanizable de protecci¨®n ecol¨®gica". (7 de julio de 1989). El 19 de marzo de 1980 aparec¨ªa el siguiente titular: Hoy entran en vigor las restricciones de tr¨¢fico en la Casa de Campo. Entre otras medidas, se inclu¨ªan la prohibici¨®n de circular por viales no asfaltados y circular a velocidades superiores a los 40 kil¨®metros por hora. Las protestas para salvar el mayor parque de los humos que lo invaden se han repetido, con mayor o menor intensidad, hasta ahora.
Hoy la Casa de Campo sigue concitando satisfacciones y cr¨ªticas a mansalva. Pero el enfoque es bien diferente. Desde hace algunos a?os, cuando Madrid se convirti¨® en polo de atracci¨®n de inmigrantes, a principios y mediados de los noventa, la presencia de meretrices se ha convertido en usual. All¨ª est¨¢n ellas, junto al lago y cerca del parque de atracciones.
Los partidos tambi¨¦n se han hecho eco de estas reivindicaciones. El tres de septiembre de 2000, este peri¨®dico hizo una encuesta entre algunas de las meretrices del parque ante la idea de Mar¨ªa Tard¨®n, concejal de la Polic¨ªa Municipal, de restringir el acceso de veh¨ªculos en horas punta de la ma?ana y la tarde. "Si cortan el tr¨¢fico, nos morimos de hambre", apuntaba una de ellas.
Terreno abonado para el cruce de acusaciones. De 1998 a 2000, Madrid se sorprendi¨® al ver c¨®mo el Ayuntamiento pasaba de querer proteger a las prostitutas acondicionando un espacio en la Casa de Campo junto al cerro de las Garabitas a intentar eliminar los humos de los coches. IU y PSOE cargaron contra la gesti¨®n que el PP hac¨ªa de la prostituci¨®n.
El equipo de Gobierno del Ayuntamiento, al mando de Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, mostr¨® en 2001 sus miedos si se restring¨ªa de forma violenta el paso de coches. Eso podr¨ªa propiciar que las prostitutas y sus clientes se instalaran "de forma masiva en otra zona incontrolada de la ciudad". Y ese mismo d¨ªa, el 4 de agosto de 2001, Tard¨®n aseguraba ser consciente de que la ¨²nica medida para acabar con la prostituci¨®n era la eliminaci¨®n del tr¨¢nsito de veh¨ªculos. Felipe II no se lo hubiera imaginado cuando adquiri¨® la finca en 1560.
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