Maestro del tiempo y del pav¨¦s
Cancellara gana con un feroz ataque en el ¨²ltimo kil¨®metro la etapa m¨¢s larga y lenta, a 35 de media
Hay fuegos que se apagan con fuego, explican los bomberos. Incendios que alcanzan tal intensidad que el propio fuego consume el ox¨ªgeno que necesita para existir antes de acabar con el combustible. Se dan en ciclismo ataques virulentos que s¨®lo con la misma virulencia se pueden neutralizar. Fuego contra fuego hasta el agotamiento final. Impulso contra impulso. Pero algunas veces, muy pocas, ni el ataque es tremendo ni el contraataque lo es m¨¢s. Se establece entonces entre fugados y pelot¨®n, entre incendio y bomberos, un elegante juego de inteligencia en el que, como casi siempre, ayer tambi¨¦n, acaba triunfando la fuerza de la mayor¨ªa.
Otros prefieren hablar de nuevo ciclismo. De reservar antes de gastar.
Los dos fugados levantaron el pie y el pelot¨®n respondi¨® haciendo lo mismo
Como el general De Gaulle, que baj¨® a la cuneta al pelot¨®n del Tour de 1960 que pas¨® por su retiro temporal de Colombey-les-deux-?glises -y se hizo una foto hablando brevemente con el maillot amarillo, el muy fumador italiano Gastone Nencini-, el ex director del Tour, Jean Marie Leblanc, que ya ha pasado a la categor¨ªa de 'glorioso pasado de la grande boucle', estrech¨® la mano al suizo Fabian Cancellara, el l¨ªder, cuando el Tour le visit¨® en su pueblo, Fontenay-au-Bois. Leblanc, ciclista en el Bic en los a?os 70, periodista en L'?quipe despu¨¦s, lleg¨® a la direcci¨®n de la carrera cuando despidieron al anterior jefe por la historia del falso positivo de Delgado en el 88. Su mandato fue el de la globalizaci¨®n, el del gigantismo econ¨®mico, el del caso Festina, que empez¨® a poner en cuesti¨®n el ciclismo, y el de los coletazos de la Operaci¨®n Puerto, que a punto ha estado de rematarlo. Por tanto, no es exagerado decir que las ha visto de todos los colores. Pero seguramente, y tampoco es una exageraci¨®n, nunca en su vida habr¨ªa contemplado lo que vio ayer desde el sof¨¢ de su casa: c¨®mo dos ciclistas franceses, de nombre Vogondy y Ladagnous, inventaron la fuga retardada. Y c¨®mo el pelot¨®n respondi¨® con la caza ¨ªdem. Agua contra agua el d¨ªa m¨¢s largo del Tour 2007: 236 kil¨®metros, a 35 de media, de B¨¦lgica a las afueras de Par¨ªs, y con el viento de cara.
Se fugaron los dos en el kil¨®metro seis y el pelot¨®n dej¨® hacer. En estas situaciones la tradici¨®n dice que los escapados se vac¨ªan para establecer un colch¨®n de 10-15 minutos y que el gran grupo se despereza en los ¨²ltimos 100 kil¨®metros, caza en los ¨²ltimos 10 y a por el sprint. No as¨ª ayer. Los dos levantaron el pie cuando obtuvieron cuatro minutos de ventaja, metieron plato peque?o y a 30 por hora que se pusieron -razonamiento: si de todas maneras nos van a coger, y dado que ya han dicho que cuando llevemos 12 minutos van a matar, ?para qu¨¦ cansarnos al principio?, reservaremos fuerzas y ya veremos-, a lo que el pelot¨®n, que, por boca del equipo del l¨ªder anunci¨® que no habr¨ªa m¨¢s permisos de fuga, respondi¨® haciendo lo mismo, a 30 todos -razonamiento: si de todas maneras los vamos a coger, para qu¨¦ hacerlo pronto, reservemos fuerzas, que el Tour es muy largo y en los tiempos que corren no es tan f¨¢cil como antes recuperarse de un d¨ªa para otro- y a silbar. Si adelante se paraban para hacer sus necesidades, atr¨¢s lo mismo, y as¨ª. Un comportamiento tan extra?o que algunos se admiraban -como Valverde, que le preguntaba por el pinganillo a su director que qu¨¦ pasaba, que en su vida hab¨ªa ido tan despacio en una etapa llana- y otros, como Zandio, que se recupera de una casi rotura de escafoides, se re¨ªan.
La etapa entr¨® en comportamientos normales los ¨²ltimos 35 kil¨®metros, cuando una cota de cuarta provoc¨® que a la fuga se unieran otros dos y que el pelot¨®n se dispusiera en orden de caza. 35 kil¨®metros, cuatro minutos, rozando la l¨®gica matem¨¢tica que habla de una capacidad de caza de un minuto cada 10 kil¨®metros.
Y esa l¨®gica habr¨ªa sido derrotada si no hubiera intervenido en persona el l¨ªder, Cancellara, el maestro del tiempo y el pav¨¦s, quien en apenas 200 metros de adoquinado y una doble curva logr¨® una m¨ªnima ventaja, una rampa de lanzamiento para en el ¨²ltimo kil¨®metro, sus espaldas de Espartaco abrazando el manillar, guiado por un instinto m¨¢s fuerte que su raz¨®n, fuego sobre fuego, alcanzar a los pobres fugados, superarlos y resistir la feroz llegada de los sprinters. Con ello, el ganador del pr¨®logo logr¨® cerrar un c¨ªrculo ins¨®lito: hace a?o y medio gan¨® la Par¨ªs-Roubaix, la carrera del pav¨¦s, una prueba que sale, precisamente, de Compi¨¨gne, la meta de ayer.
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