"El fuego lo llen¨® todo"
El choque contra una gasolinera y un almac¨¦n de carga junto al aeropuerto de Congonhas agrav¨® las consecuencias de la tragedia
Guido Reusch vio el accidente del aeropuerto de Congonhas, en S?o Paulo, desde el balc¨®n de la casa de un amigo. "[El avi¨®n] aterriz¨® frente a nosotros, sali¨® de la pista, se desliz¨® tras los edificios que hay al final y choc¨® contra ellos. Hubo una gran explosi¨®n y el fuego y el humo lo llenaron todo", cuenta. Pese a tener el panorama completo, ni Reusch ni su amigo eran conscientes de que estaban frente a la mayor tragedia a¨¦rea que se ha visto en Brasil.
Mientras Reusch ve¨ªa de lejos la tragedia, Douglas Ferrari, m¨¦dico, la ten¨ªa a sus pies. Fue uno de los primeros en comprobar la magnitud del accidente, pues acudi¨® con los bomberos a prestar los primeros auxilios a las v¨ªctimas del choque del Airbus A320 de la aerol¨ªnea TAM con un almac¨¦n de carga de la misma empresa. "Tardamos cuatro o cinco horas en alcanzar el avi¨®n", relat¨® Ferrari, por la virulencia de las llamas. "Cuando llegamos, como se esperaba, no quedaba ni rastro de vida, y s¨®lo algunos cad¨¢veres ten¨ªan posibilidad de ser identificados". "Vi una veintena de cuerpos carbonizados alrededor del avi¨®n y a una pareja muerta dentro de un autom¨®vil", describe.
El m¨¦dico pudo ver la parte delantera del avi¨®n. "Estaba completamente desintegrada", asegura. "Era dif¨ªcil trabajar por las altas temperaturas causadas por el incendio". En el edificio donde impact¨® el avi¨®n, tambi¨¦n se vivi¨® el drama. "Muchas personas saltaron por la ventana. Fue terrible", lamenta Ferrari.
Minutos despu¨¦s del choque, Reusch y sus amigos pudieron darse cuenta de lo sucedido en la pista de aterrizaje: "Olimos el humo que llenaba el aeropuerto. Hubo un momento de silencio y despu¨¦s escuchamos las sirenas. Vimos a los servicios de emergencia apresurarse hacia el lugar del choque".
Mientras, en la avenida de Washington Luiz, donde se encuentra el edificio de TAM Express, filial de carga de la aerol¨ªnea TAM, una pareja de vendedores ambulantes pudo correr y salvar la vida. "El edificio estaba lleno de gente. Muchas personas entraban y sal¨ªan del lugar cuando ocurri¨® todo".
El comercial Adolpho Bianchi, de 25 a?os, estaba en la cola para embarcar en su vuelo cuando se produjo el accidente: "Repentinamente o¨ª un derrape muy fuerte y vi al avi¨®n cruzar un carril r¨¢pidamente... Luego desapareci¨® y unos instantes despu¨¦s sent¨ª el calor de una bola de fuego en mi cara... El incendio cubri¨® todo el gran edificio frente a la pista", relata.
Nick Pawley, de 40 a?os, estaba a bordo de un avi¨®n a punto de salir a Paraguay, pero el vuelo fue cancelado por el accidente. "No vi ni escuch¨¦ el choque, pero cuando mi avi¨®n volvi¨® a la terminal, pude ver humo al final de la pista. Hab¨ªa mujeres llorando en todo al aeropuerto. Otros estaban de pie, horrorizados por lo sucedido", relata. "Hab¨ªa un aire de incredulidad y tristeza por todos lados. La gente caminaba en un estado de confusi¨®n. Como zombies". Pawley asegura que, pese a no haber estado en peligro, no se siente afortunado. "S¨®lo puedo sentirme triste".
"El avi¨®n aceler¨® al llegar al final de la pista e intent¨® volver a despegar para evitar la avenida, pero entr¨® en el edificio y explot¨®", se?al¨® Ialmo Junios Matos.
Dicen que despu¨¦s de la tragedia llega la calma, pero en S?o Paulo no parece ser as¨ª. "La gente est¨¢ muy enojada. Ha habido muchos problemas en el aeropuerto de Congonhas y los brasile?os querr¨¢n saber qu¨¦ sucedi¨®", estima Reusch.
De momento, el presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva ha cancelado sus viajes a varios Estados de Brasil para "seguir de cerca" la investigaci¨®n sobre el accidente.
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