"Mi madre hac¨ªa felices a los dem¨¢s"
El pr¨ªncipe Enrique califica a Diana en un acto religioso de mujer "generosa, normal y genuina"
El carisma de la princesa Diana en su vida p¨²blica y privada fue celebrado ayer en un emotivo servicio religioso que marc¨® la conmemoraci¨®n oficial del d¨¦cimo aniversario de su muerte. El tono lo impuso el pr¨ªncipe Enrique, rindiendo tributo a la "mejor madre del mundo" y pidiendo a los congregados que la recordaran como una mujer "generosa, normal, genuina" que "hac¨ªa felices" a los dem¨¢s. A los 10 a?os del tr¨¢gico accidente, la Casa Real brit¨¢nica quiere poner fin a las divisiones que todav¨ªa provoca la memoria de la princesa de Gales. En la homil¨ªa, el obispo de Londres pronunci¨® un discurso en el que hizo un llamamiento a que terminen las disputas en torno a Diana. "Dejemos descansar en paz a la princesa", manifest¨®.
El pr¨ªncipe Enrique intervino con su propio gui¨®n en el servicio religioso que organiz¨® junto con su hermano, Guillermo, para rememorar el aniversario del fallecimiento de la princesa de Gales. Con ambas familias reunidas en la Capilla de los Guardias Reales, en el cuartel vecino al palacio de Buckingham, en el centro de Londres, el pr¨ªncipe describi¨® a Diana como "nuestra guardiana, amiga y protectora", que detr¨¢s de los focos de los medios de comunicaci¨®n "era simplemente la mejor madre del mundo". Y en un velado gui?o a la imagen estirada y parca en expresiones emotivas de la casa Windsor, el hijo menor de los pr¨ªncipes de Gales record¨® que su madre siempre demostr¨® con actos y palabras "su inquebrantable amor por nosotros".
Era la primera vez que Enrique hablaba en p¨²blico y oficialmente del "indescriptible susto y tristeza" que sinti¨® al perder a su madre, con 12 a?os, en el accidente de tr¨¢fico en Par¨ªs. "Fue un acontecimiento que cambi¨® nuestras vidas para siempre", confes¨® refiri¨¦ndose tambi¨¦n a su hermano. "Pero lo que m¨¢s nos importa ahora, con vistas al futuro, es que recordemos a nuestra madre como a ella le hubiera gustado y como era realmente: divertida, generosa, normal y corriente, completamente genuina", dijo.
Enrique creci¨® ayer en estatura. De pie en el p¨²lpito de la capilla, frente a unos 500 invitados, entre ellos la reina Isabel, y con miles de personas atentas a los micr¨®fonos de la calle o a los televisores de sus casas, contuvo la emoci¨®n y se mostr¨® firme en su resoluci¨®n. Comparti¨® su experiencia del fatal accidente que conmovi¨® a medio mundo y que hundi¨® la popularidad de la familia real dada su visible frialdad ante la desaparici¨®n de la "princesa del pueblo", como la describi¨® el entonces primer ministro, Tony Blair. Pero, sobre todo, el pr¨ªncipe transmiti¨® la imagen espec¨ªfica que ambos hermanos desean ver clavada en la memoria de brit¨¢nicos y extranjeros: el don de Diana para "hacer feliz a tanta gente".
En vida y muerte, la princesa de Gales suscita emociones excesivas. Un amplio sector del p¨²blico sigue culpando a Camila Parker Bowles del fracaso de su matrimonio con el pr¨ªncipe Carlos. Una d¨¦cada despu¨¦s, la herida del adulterio del pr¨ªncipe de Gales a¨²n no ha sanado. Por presi¨®n popular, la Casa Real se vio forzada a cancelar la prevista asistencia al servicio religioso de Camila, duquesa de Cornualles desde su matrimonio, hace ya un par de a?os, con el heredero. Con expresi¨®n sombr¨ªa, y absorto en sus pensamientos, Carlos comparti¨® ayer banquillo con la reina y el pr¨ªncipe de Edimburgo. A su lado, quedaba un gran vac¨ªo que su mujer no pudo ocupar dada la revuelta p¨²blica.
El obispo de Londres hizo ayer una punzante referencia a las posiciones encontradas que Diana provoca en los brit¨¢nicos. "Todav¨ªa, a los 10 a?os de su tr¨¢gica muerte, se producen habitualmente expresiones de furia sobre ¨¦ste u otro incidente, y la memoria de la princesa se utiliza para ganar puntos", lament¨® el obispo Richard Chartres. "Pongamos fin a todo esto", urgi¨® el reverendo. "Permitamos que este servicio marque el punto en el que dejamos descansar en paz a la princesa y meditemos sobre su memoria con compasi¨®n y agradecimiento", concluy¨® el obispo de Londres en un mensaje dirigido, no s¨®lo a los 500 convidados a la ceremonia, sino tambi¨¦n al p¨²blico y a la prensa.
Silencio de los Spencer
La ceremonia reuni¨® bajo el mismo techo a ambas ramas de las familias de los pr¨ªncipes Guillermo y Enrique. En esta ocasi¨®n, y a diferencia del funeral de Diana, el 6 de septiembre de 1997, su hermano Charles Spencer mantuvo un estricto silencio. Diez a?os atr¨¢s, las emociones estaban a flor de piel, y el benjam¨ªn de los Spencer carg¨® contra los medios de comunicaci¨®n, a los que culp¨® de la muerte de la princesa. Tambi¨¦n amonest¨® a la Casa Real.
Tambi¨¦n Guillermo intervino en la ceremonia, a la que asistieron amigos de su madre, como los cantantes Elton John y Cliff Richards, y su fot¨®grafo favorito, Mario Testino. Pero, a diferencia de Enrique, el hijo mayor de los pr¨ªncipes de Gales se mantuvo en las formalidades y escogi¨® unos p¨¢rrafos de san Pablo sobre el amor y el compromiso.
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