De la barbarie talib¨¢n a la banalidad
Hana Makhmalbaf presenta 'Buda explot¨® por verg¨¹enza', y Manuel Poirier, 'La maison'
El certamen inicia el inevitable punto de monta?a rusa de toda selecci¨®n: si con Cronenberg se alcanz¨®, de momento, la cota m¨¢s alta, dignamente arropada por Bolla¨ªn y Broomfield, con La maison, del franc¨¦s Manuel Poirier, el descenso a la banalidad alcanz¨® niveles que la paciencia del espectador espera resulten dif¨ªcilmente igualables. La tierna historia de Buda explot¨® por verg¨¹enza, de la iran¨ª Hana Makhmalbaf, permiti¨® al festival remontar el vuelo.
No se entiende qu¨¦ hace el estupendo actor Sergi L¨®pez en unos 95 minutos tan anodinos
La ventaja de leer los press-book antes de ver la pel¨ªcula es que el espectador puede hacerse una idea de lo que desea contar el realizador. La desventaja de leerlos despu¨¦s de ver la pel¨ªcula es que se comprueba la enorme distancia que hay en ocasiones entre los deseos y la realidad. Poirier presenta una historia tan anodina que cuesta creer que haya sido posible llevarla a la pantalla, contando adem¨¢s con un estupendo actor protagonista, Sergi L¨®pez, del que no se entiende qu¨¦ hace en esos 95 minutos tan insustanciales. El realizador explica que "ten¨ªa el deseo de hablar sobre la fragilidad de los encuentros, de los v¨ªnculos, de la existencia", desde la convicci¨®n de que "uno es el resultado de lo que ha sido su infancia, de lo que hacen nuestras debilidades, nuestros deseos, nuestras convicciones, nuestras emociones...". En resumen: La maison es un enorme deseo insatisfecho realizado por alguien que debi¨® de tener una infancia totalmente ins¨ªpida.
Buda explot¨® por verg¨¹enza, en cambio, es una encantadora pel¨ªcula de una directora de 18 a?os de edad, realizada con unos escas¨ªsimos medios y una delicada sensibilidad. El filme comienza con el documento cinematogr¨¢fico de la destrucci¨®n de las colosales estatuas de Buda en Bamiy¨¢n, en el centro de Afganist¨¢n, en febrero de 2001, y concluye con las mismas im¨¢genes de la barbarie talib¨¢n. Entre unas y otras se desarrolla una sencilla historia protagonizada por ni?os afganos, habitantes de las cuevas de sus alrededores: una ni?a (Nikbakht Noruz), estimulada por su vecino y amigo, emprende una larga epopeya para comprar un cuaderno con el que poder asistir a la escuela. La elemental crueldad de los ni?os y la insolidaria actitud de las ni?as permiten valorar el talento de la directora, al mismo tiempo que demuestra la enorme diferencia que debe de haber entre su infancia y la de Manuel Poirier.
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