El c¨®ctel de la erecci¨®n
Noche loca, alcohol, drogas. Surge el ligue. Te invita a tener sexo. Pero, glups, algo no funciona. El abuso de sustancias pasa factura. Para evitarlo, para responder como 'supermanes', muchos j¨®venes se est¨¢n acostumbrando a a?adir alegremente -demasiado alegremente, imprudentemente- una pastilla m¨¢s al c¨®ctel: la azul.
R¨ªo de Janeiro. Carnavales. Y toda una noche de excesos a lomos. Dan las siete de la ma?ana. El MDMA, una droga sint¨¦tica, se les clava como un nudo en el est¨®mago a un grupo de amigos espa?oles que ronda los 30. Subid¨®n. Han pasado la noche de bailes, bebiendo. Tambi¨¦n han conocido a unas chicas, y es la hora de recogerse. "Lo t¨ªpico. Ya por la ma?ana nos ¨ªbamos a casa de alguien, con ellas. A poner m¨²sica? Y ya sabes". A lo que surja, se intuye. Javier, donostiarra de 32 a?os, cuenta que entonces uno de sus amigos extendi¨® la palma de la mano. "Mira lo que tengo", le dijo. Y all¨ª estaba, diminuta, la pastilla azul. Un oasis para el cuerpo castigado y el "baj¨®n de defensas" que provocan varios d¨ªas de juerga. Se hab¨ªan tra¨ªdo de su tierra un poquito de todo, Viagra comprada en una farmacia, entre otras cosas. Bueno, por probar? Se repartieron una pastilla entre dos. "No. Si yo estoy sano", cuenta Javier, "pero pens¨¦, yo qu¨¦ s¨¦, igual te tiras ah¨ª cinco horas seguidas. Me pic¨® la curiosidad, vaya". No llegaron a cinco horas de sexo, pero la experiencia "s¨ª estuvo bien", en sus palabras. Repiti¨® otra vez en R¨ªo. Y volvi¨® a funcionar el invento.
"Pas¨¦ una noche horrible. Por la ma?ana seguia el tema all¨ª. Incluso me dol¨ªa. Tuve que poner una excusa. No le iba adecir a mi novia que..."
La iniciaci¨®n brasile?a ocurri¨® hace a?o y medio. Har¨¢ cosa de dos meses, Javier tom¨® Viagra de nuevo. En esta ocasi¨®n, algo fall¨®. No hab¨ªa ni drogas ni alcohol de por medio. Fue una cena tranquila, casera, con una chica a la que quer¨ªa "dejar un buen recuerdo". Despu¨¦s, una pel¨ªcula, los dos tumbados en la cama. Y cuando la escena desembocaba en el final previsible, Javier se meti¨® un viagrazo de 100 miligramos. "Calcul¨¦ mal. Lo hicimos [el amor] antes de que la pastilla surtiera efecto. Y nos dormimos. A la hora, el Viagra empez¨® a funcionar. Y pas¨¦ una noche horrible. Por la ma?ana segu¨ªa el tema all¨ª [el pene erecto], ?sabes? Incluso me dol¨ªa. Tuve que poner alguna excusa para salir del paso. Porque no le iba a decir que?". Javier explica que hay que saber tomar Viagra. Que, por ejemplo, no se puede mezclar con ciertas sustancias, como la coca¨ªna; que hay que calcular mejor los tiempos. "Y si est¨¢s normal, con tu chica? la verdad, tampoco merece la pena".
Sexo y juventud, Viagra l¨²dico, por puro placer. Bautizado como sexo azul, en referencia al color de la pastilla. Como suele ocurrir con estas cosas, todo el mundo conoce a alguien que tiene "un amigo" que ha probado Viagra sin padecer disfunci¨®n er¨¦ctil, por el hecho de pasarlo bien, con una erecci¨®n que dure m¨¢s de lo habitual o para contrarrestar una noche de excesos. Prueben a hacer la pregunta entre los allegados. El asunto no ha llegado a convertirse en un fen¨®meno social, pero cada vez hay m¨¢s pistas de que algo est¨¢ pasando.
"Nosotros lo hemos detectado de forma muy puntual entre los j¨®venes. Lo prueban alguna vez por experimentar, como vigorizante. Aunque donde se suele ver es en locales de ambiente gay y algo m¨¢s adulto, de treinta y tantos", explica Nuria Calzada, coordinadora en Catalu?a de Energy Control. Esta asociaci¨®n lleva diez a?os trabajando en el meollo de la noche, en macrofiestas y discotecas, donde asesoran sobre el consumo de todo tipo de drogas. Las analizan de forma gratuita, para que los consumidores sean conscientes de qu¨¦ se est¨¢n metiendo en el cuerpo. Eduardo Hidalgo, coordinador de la asociaci¨®n en Madrid, a?ade un matiz sobre el Viagra l¨²dico: "Aunque es bastante minoritario, s¨ª hemos visto casos de gente joven que lo mezcla con ¨¦xtasis, MDMA o anfetaminas. Estas drogas potencian el deseo sexual, pero aparcan el lado fisiol¨®gico. A sus consumidores les resulta complicado tener una erecci¨®n. Por eso, despu¨¦s toman Viagra".
Un derroche de sensaciones para el cuerpo que los especialistas no ven con buenos ojos. "Un joven que mezcle en una noche alcohol, ¨¦xtasis y Viagra est¨¢ exponiendo su coraz¨®n a un bombardeo", sentencia, rotundo, el m¨¦dico y sex¨®logo Pedro Villegas. Como responsable del tel¨¦fono de informaci¨®n sexual de la Junta de Andaluc¨ªa se ha topado con un joven-tipo que le consulta sobre la pastilla azul: chico asustado que no ha logrado tener una erecci¨®n en su primera experiencia sexual. "Les entra miedo a un gatillazo en la siguiente relaci¨®n y quieren resolverlo con f¨¢rmacos: '?Y si me tomara Viagra?', preguntan".
Los j¨®venes de hoy, seg¨²n ¨¦l, "quieren ser como Superman". Se enfrentan a la sexualidad con demasiada ansiedad. Y cuando algo falla, enseguida se creen disfuncionales. Villegas acostumbra a preguntarles si hab¨ªan bebido la noche en cuesti¨®n. "Bastante", suele ser la respuesta de los j¨®venes. "Y esto, mezclado con los nervios de la primera vez? Vaya, que lo normal es que no tengan una erecci¨®n". Luego, a?ade, a modo de teor¨ªa: "En el fondo, no creo que haya tanta gente joven que la consuma. Entre otras cosas, porque es una erecci¨®n superchocante. Incluso la pareja lo nota y pregunta: 'T¨² te has tomado algo, ?verdad?'. Y le molesta, porque es una derrota de su capacidad seductora".
O puede que el sexo azul sea algo m¨¢s sutil, como se?ala su colega Jos¨¦ Luis S¨¢nchez de Cuesta, psic¨®logo sex¨®logo del Instituto Al Andalus: "No existen estad¨ªsticas, pero esto se sabe de lo que te cuentan. Son impresiones, cosas que ves y que se aprecian desde la pr¨¢ctica de la sexolog¨ªa".
Nico: 28 a?os y "sin problemas fisiol¨®gicos"; con 26, pasa una temporada en Inglaterra, donde se acerca a un fen¨®meno desconocido. All¨ª, cuenta, se hab¨ªa puesto de moda entre los j¨®venes mezclar alcohol, Viagra, coca¨ªna? A la vuelta le revuelve la curiosidad y comienza a bucear en Internet. Descubre, en la p¨¢gina de subastas online Ebay, un producto que le resulta m¨¢s fiable: el llamado viagra natural, un c¨®ctel de ginkgo biloba y otros muchos potenciadores de la libido de nombre impronunciable. "Lo bueno es que no necesitaba receta m¨¦dica. Y estaba homologado por las autoridades sanitarias de EE UU", dice.
Cuando le llega el producto a casa, abre el paquete y se encuentra unas c¨¢psulas en cuyo interior se esconde un polvo blanquecino. Glups. La relaci¨®n para esa noche la ten¨ªa asegurada. Quer¨ªa pasarla "en plan gladiador" con cierta chica. Salir, un par de copas. Luego, calcular el tiempo previo de ingesta del c¨®ctel, unos 45 minutos. "La verdad. Me fue muy bien. Cuando realmente notas estas cosas es cuando eres joven. Es f¨¢cil tener relaciones sexuales largas y repetidas. Acabas y contin¨²as con la erecci¨®n". Lo us¨® tres veces. Y volver¨ªa a probar. Quiz¨¢, esta vez, con Viagra de verdad: "Me han dicho que es todav¨ªa m¨¢s salvaje".
Y quiz¨¢, llegado el caso, la adquiera tambi¨¦n por Internet. Porque sobra gente que lo ofrezca. Y, al parecer, es un negocio rentable. "Viagra original desde 7,19 euros / 50 miligramos. Cialis original 100%", reza un anuncio en un foro de contactos en la Red. Reductil, Lamictal, Seroxat, Valtrex y Roname son otros de los f¨¢rmacos que ofrece el mismo vendedor. De forma an¨®nima y a trav¨¦s de correo electr¨®nico, accede a responder algunas preguntas sobre su actividad. Dice que su precio es el mismo que en farmacias, "m¨¢s un 10%"; que no vende drogas, "s¨®lo f¨¢rmacos". Y que comercializar Viagra le reporta en torno a 500 euros mensuales. "Es un negocio bueno, hay demanda. Aunque la gente desconf¨ªa un poco al principio. No vendo falso. La mercanc¨ªa me la pasa un amigo que trabaja en una cooperativa local farmac¨¦utica". Y a?ade que tampoco le supondr¨ªa ning¨²n problema adquirirla en una farmacia, sin receta. "Hay que tener un poco de cara. Explicar que es urgente, para una despedida de soltero de un amigo. Que otro d¨ªa le llevas la receta. Ser amable, sonre¨ªr. La compras seguro".
Sobre el perfil de su clientela, adelanta que nunca entra en detalle con ellos, pero que muchos son j¨®venes, a los que reconoce porque "escriben los e-mails con palabras sms". Algunos preguntan, pero no terminan de comprar por su bajo nivel adquisitivo. "De todas formas, te digo que la Viagra es, junto al ¨¦xtasis, la droga m¨¢s vendida entre los j¨®venes", asegura.
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