El botell¨®n o la infracci¨®n acumulativa
Lo primero que me viene a la mente cuando veo las desoladoras im¨¢genes de los vestigios del botell¨®n en las principales ciudades gallegas es un recuerdo de Brasil. En ese pa¨ªs la sensibilizaci¨®n ante los problemas medioambientales es tal que se ha llegado a condenar por delito ecol¨®gico a los denominados catadores do lixo, es decir, a aquellas personas que al ponerse el sol salen de las m¨ªseras favelas en las que habitan para buscar su sustento vital en la basura de los barrios opulentos de las ciudades.
No me cabe duda alguna de que entre la conducta de los catadores do lixo y los comportamientos asociados al botell¨®n hay una diferencia cualitativa, porque los responsables de estos ¨²ltimos no act¨²an en un estado de necesidad y porque a la afectaci¨®n al medio ambiente en su dimensi¨®n de inter¨¦s jur¨ªdico colectivo a?aden una repercusi¨®n nociva directa en individuos concretos, los cuales tienen que soportar los ruidos nocturnos y comprobar c¨®mo su salud ps¨ªquica queda gravemente alterada.
Evidentemente, comparto con uno de los alcaldes gallegos que no hay que criminalizar las conductas de quienes intervienen en el botell¨®n, criminalizaci¨®n que no ser¨ªa leg¨ªtima con arreglo a principios b¨¢sicos del Derecho Penal.
Pero conviene aclarar que la ilegitimidad no reside en que el fen¨®meno carezca de gravedad objetiva, sino en que la aportaci¨®n de cada uno de los intervinientes (su dosis individual de basura y de nivel de ruido) a los resultados nocivos globales para la salud de los vecinos y para el medio ambiente es una contribuci¨®n insignificante, que s¨®lo adquiere relevancia cuando se suma a la de otros cientos de personas que realizan id¨¦ntico comportamiento.
En el lenguaje jur¨ªdico calificamos esto como una infracci¨®n "acumulativa", que con car¨¢cter general no debe ser corregida a trav¨¦s del Derecho Penal, sino con arreglo a las normas del Derecho administrativo, que es el sector del ordenamiento jur¨ªdico encargado de resolver los problemas sist¨¦micos (los grandes riesgos) que no pueden ser contemplados como problemas de un actuar individual al no ser reconducibles equitativamente a acciones de personas.
Y, situados en el ¨¢mbito de lo jur¨ªdico-administrativo, parece claro que Administraci¨®n auton¨®mica y Administraci¨®n local deben actuar de forma coordinada, con firmeza y sin pensar en r¨¦ditos electorales, con el fin de adoptar las medidas oportunas, pensando qu¨¦ es lo que suceder¨ªa si a las mismas horas todos los habitantes de una ciudad optasen por aportar su parte al¨ªcuota de basura y de ruido, siguiendo la original forma de protesta iniciada por los vecinos de un barrio coru?¨¦s.
En contra de lo que en ocasiones err¨®neamente se sostiene, en el fen¨®meno del botell¨®n no hay realmente conflicto alguno de derechos que deban ponderarse. Lo ¨²nico que hay es una vulneraci¨®n de derechos constitucionales, como la salud de las personas y el medio ambiente. Frente a ellos cabe ciertamente situar la gen¨¦rica libertad de obrar que posee todo ciudadano (y en concreto la de recurrir a la forma de diversi¨®n que a cada uno le plazca), mas obviamente se trata de una libertad que tiene un l¨ªmite infranqueable all¨ª donde se injiere en una esfera de libertad ajena.
Finalmente, hay que convenir con otro de nuestros alcaldes en que profesores y padres tenemos tambi¨¦n una funci¨®n que cumplir, singularmente en la tarea de prevenci¨®n. Utilizando un razonamiento an¨¢logo al de la infracci¨®n acumulativa, cabr¨ªa decir que, aunque la contribuci¨®n aislada de cada profesor o padre a dicha tarea sea insignificante, adquirir¨ªa empero un efecto relevante si todos hici¨¦semos lo mismo.
Pero ?qu¨¦ es lo que habr¨ªa que hacer? Por de pronto, se me ocurren algunas medidas: los profesores podr¨ªan incluir el tema del botell¨®n como una lecci¨®n b¨¢sica de la nueva asignatura de Educaci¨®n para la ciudadan¨ªa; los padres podr¨ªan informar con claridad a sus hijos de que, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, el alcohol es una droga que causa grave da?o a la salud. Tambi¨¦n podr¨ªan relatarles el caso de los catadores do lixo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.