Israel intenta arrastrar a los pa¨ªses ¨¢rabes a la cumbre de paz en EE UU

"?Por qu¨¦ no se han remitido a¨²n las invitaciones a los pa¨ªses participantes en la conferencia de Annapolis? Porque para las bodas se mandan meses antes de la celebraci¨®n, pero para un funeral se env¨ªan la v¨ªspera". El chiste lo cuentan dirigentes pol¨ªticos de la extrema derecha israel¨ª, que han impuesto al primer ministro la agenda para las negociaciones que Ehud Olmert pretende entablar con la Autoridad Nacional Palestina, una vez concluya la cita en la ciudad estadounidense la pr¨®xima semana. El jefe del Gobierno ya ha advertido de que la reuni¨®n de Maryland s¨®lo ser¨¢ el punto de partida, y que ning¨²n fruto se cosechar¨¢ en Annapolis. No obstante, para esa ceremonia necesita a su lado a dirigentes ¨¢rabes de post¨ªn. Sin la presencia del ministro de Exteriores saud¨ª, y de alg¨²n representante sirio, la fotograf¨ªa saldr¨¢ borrosa.

"La conferencia crea trampas en vez de eliminar trabas", dice un experto

Con la vista puesta en las capitales ¨¢rabes, el jefe del Gobierno hebreo anunci¨® ayer, pese al rechazo declarado del jefe del Ej¨¦rcito, la liberaci¨®n de 441 prisioneros palestinos no implicados en delitos de sangre -s¨®lo en el mes de octubre fueron encarcelados 350-. Tambi¨¦n prometi¨® que no se construir¨¢n nuevos asentamientos en Cisjordania, y que se desmantelar¨¢n las colonias salvajes, ilegales para el propio Tribunal Supremo israel¨ª. "Es imposible repetir que la Hoja de Ruta es un logro estrat¨¦gico para Israel y al tiempo ignorar nuestras obligaciones. Admit¨¢moslo: nos comprometimos a no construir nuevos asentamientos. No los construiremos. Prometimos no confiscar m¨¢s tierras. No las confiscaremos. Prometimos arrasar las colonias al margen de la ley israel¨ª, y lo haremos", afirm¨® Olmert antes de la reuni¨®n de su Gabinete.

Ambas iniciativas son se?uelos para arrastrar a Annapolis, probablemente en vano, a Arabia Saud¨ª y Siria. Damasco exige que la devoluci¨®n del Gol¨¢n, invadida hace 40 a?os, sea materia de negociaci¨®n. Riad pretende que su plan de paz -retirada completa de los territorios ocupados en 1967 a cambio del reconocimiento de Israel por los 22 pa¨ªses de la Liga ?rabe- figure en lugar destacado. Hasta el viernes, cuando en El Cairo se celebre la cumbre de la Liga ?rabe, no habr¨¢ respuesta. "Si no acude Saud al Faisal, jefe de la diplomacia saud¨ª, no ser¨¢ lo mismo", dice un diplom¨¢tico occidental.

Las declaraciones de Olmert decepcionaron a la Autoridad Nacional Palestina, escamada porque nada dijo del crecimiento de los asentamientos ya existentes, en los que residen 120.000 personas. Adem¨¢s de que es una medida reversible en cualquier instante, Israel no ha alzado ninguna colonia en la ¨²ltima d¨¦cada. Y en cuanto a los reclusos -todos de Al Fatah, el partido de Abbas-, la cifra de 441 no s¨®lo ha frustrado a los mandamases de Ramala, que reclamaban la liberaci¨®n de 2.000, sino tambi¨¦n a Washington. Algunos negociadores palestinos aseguran que es mejor no acudir a Annapolis que viajar en las actuales circunstancias.

Y es que el equilibrismo pol¨ªtico de Olmert, que hoy viaja a Egipto para entrevistarse con el presidente Hosni Mubarak, parece abocado al descalabro. Forzado por la derecha radical integrada en su Ejecutivo -impulsora de una ley para que cualquier concesi¨®n sobre Jerusal¨¦n requiera dos tercios de los votos del Parlamento, en lugar de la mitad m¨¢s uno- y por ministros de su propio partido, el primer ministro ha advertido de que el reconocimiento de Israel como Estado jud¨ªo es un requisito sine qua non para iniciar la negociaci¨®n. A sabiendas de que aceptar esta condici¨®n implica el suicidio pol¨ªtico para cualquier dirigente palestino.

"La conferencia crea m¨¢s trampas en lugar de eliminar obst¨¢culos. La conferencia ya ha logrado un objetivo: Olmert alaba a Abbas y proclama que hay un socio palestino para la paz. Pero no hay un socio israel¨ª", sentencia Zvi Bar'el, analista pol¨ªtico de Haaretz.