Una larga noche sangrienta
Eduardo Jord¨¢ hace un viaje a la violencia en ?frica en una novela
Burundi, un peque?o pa¨ªs situado en el coraz¨®n de ?frica, se desangra en el verano de 1995. La guerra civil entre hutus y tutsis llena de muerte esta antigua colonia belga. El odio, la venganza y la sed de crimen se cruzan con la piedad, la generosidad y el ansia de supervivencia en medio de una regi¨®n donde la vida vale muy poco. ?ste es el escenario de la novela Preg¨²ntale a la noche, que acaba de publicar Eduardo Jord¨¢ (Palma de Mallorca, 1956) en la Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara. La obra ha sido galardonada con el III Premio M¨¢laga de Novela.
Jord¨¢, que reside en Sevilla, ha esperado a cumplir los 50 a?os para publicar la primera novela de la que realmente se siente satisfecho. Este escritor que ha realizado incursiones en la poes¨ªa, el libro de viajes, el diario y los relatos cumple, as¨ª, con el viejo adagio de la novela como g¨¦nero de madurez. "Tengo una novela publicada hace 20 a?os de la que es mejor no acordarse. A m¨ª me ha ido bien ir respetando cierto recorrido por etapas. Para escribir una novela necesitaba saber todo lo que ahora s¨¦ sobre narrativa. Hace 20 a?os era demasiado ingenuo sobre la vida y sobre m¨ª mismo", comenta Jord¨¢, que es autor del libro de viajes Norte Grande (2002) y el libro de relatos Playa de los Alemanes (2006), entre otras obras.
"El colonialismo belga agrav¨® el conflicto entre tutsis y hutus"
El v¨ªnculo del escritor mallorqu¨ªn con Burundi es biogr¨¢fico. "Mi padre fue m¨¦dico. Durante 12 a?os iba a Burundi todos los veranos a operar a ni?os poliomel¨ªticos. En 1982, me invit¨® a ir con ¨¦l. Conoc¨ª a los misioneros, a las monjas, que ten¨ªan sus hospitales... Y conoc¨ª el pa¨ªs bastante a fondo. Estuve dos meses. Cumpl¨ª 26 a?os all¨ª. Llegaba desde Palma, desde los ambientes de la movida, con dos pendientes", evoca. "Me llam¨® la atenci¨®n lo hermoso que es Burundi, la pobreza, el hospital de ni?os poliomel¨ªticos, el rastro que hab¨ªa dejado el exterminio de 1972 de todos los hutus instruidos a manos de la oligarqu¨ªa tutsi...", a?ade Jord¨¢.
Los conflictos entre tutsis y hutus han acabado con cientos de miles de personas en dos pa¨ªses tan diminutos y m¨ªseros como Ruanda y Burundi. "No hay ninguna clave ¨¦tnica en el conflicto. Los tutsis son pastores y han detentado el poder en Burundi desde el siglo XVI. Los hutus son los campesinos. Es un conflicto eterno que viene desde el G¨¦nesis. Es un conflicto agravado por el colonialismo belga, que entreg¨® los cargos de confianza de la administraci¨®n a los tutsis. En la independencia un grupo de militares tutsis se hizo con el poder en Burundi. En cambio, en Ruanda, el proceso fue inverso. En la independencia, los que se hicieron con el poder en Ruanda fueron los hutus. Y los autores del genocidio de 1994 en Ruanda fueron los hutus", relata. "Esto demuestra que bastan 15 kil¨®metros de distancia para diferenciar a una v¨ªctima de un verdugo", precisa.
Jord¨¢ atribuye al miedo las peri¨®dicas espirales de sangre. "Entre tutsis y hutus no hay odio realmente; hay desconfianza y recelo. Son pa¨ªses muy pobres, muy peque?os, en los que la convivencia es muy dif¨ªcil. Burundi tiene una de las densidades de poblaci¨®n m¨¢s altas de ?frica. Cualquier chispa puede convertirse en fuego. Basta que alguien mate a otro en una pelea para que se desencadene una reacci¨®n. Desde la independencia viven instalados en el miedo a lo que pueda hacer el otro. Cuando piensan que van a ser atacados, se adelantan y atacan", afirma el escritor.
En medio de este paisaje de sombras y llamaradas se mueve una rica galer¨ªa de personajes: el padre Andr¨¦ Gevaert, un misionero lleno de dudas; la bella y enigm¨¢tica sor Genevi¨¨ve; S¨¦raphine, una joven poliomel¨ªtica que busca sobrevivir entre matanzas; la vagabunda y mendiga Dieudonn¨¦e; el catequista Pascal; el forajido Lazare; y Gabrielle, la mujer que una vez confi¨® en el misionero, "un hombre contradictorio, un hombre que ha vivido mucho tiempo solo, que ya tiene 61 a?os y que un d¨ªa se pregunta si su vida ha valido la pena". Jord¨¢ define su novela como "un extra?o western protagonizado por un reverendo que no lleva armas y en el que hay m¨¢s mujeres de las que aparecen en los westerns".
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